Un hombre cualquiera sentado frente al televisor escucha de
boca de Ana Blanco, en referencia a la situación económica, la descripción de
'crecimiento negativo'.
Las facultades de letras deberían crear, ya mismo, el Bloque
de Alfabetizados Filólogos y Lingüistas Especializados. Sí, ¡BAFLE!, a voz en
grito como si saliera de su homónima caja acústica. Y el motivo debe ser radicar
esa manipulación absurda y egocéntrica de quiénes quieren modificar la realidad
a su antojo y necesidades. Obviamente, estos sinuosos usos del idioma no son más
que verdades alteradas o, diría más, falsedades agazapadas frente a la
parcialidad de la sordera ideológica, que influye a un lado u otro según las mayorías
de escaños.
Siendo sincero, siempre me ha resultado curioso que el
sistema de comunicación verbal de una comunidad sea homónimo al órgano corporal
que lo vocaliza sonoramente. Curioso y lógico, ciertamente. La lengua de forma simbiótica articula lo que
la lengua le ha enseñado a decir, así, incluso el sistema secuestra al órgano a
través de las lecturas automatizadas, como les ocurre a los bustos parlantes
frente al teleprompter
del informativo.
Y así un hombre cualquiera le gusta jugar con la lengua
siempre que el objetivo sea didáctico y constructivo.
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