lunes, 26 de agosto de 2013

Lo optimista de la tranquilidad



Un hombre cualquiera se despierta libre de cronómetros y responsabilidades en una silenciosa mañana de domingo.

La espiral de deseos que proyectaba junto a ella se contabilizaban con el número de estrellas fugaces que rasgaba el firmamento, mientras soñaba recuerdos a una almohada de distancia. Ciertamente, el colchón se convierte en un mar de tranquilidad, dónde los cuerpos navegan a una deriva controlada con la posibilidad de encallar en las caricias del otro en plena madrugada.

Las arrugas y pliegues de las sábanas son una fotografía eterna de las olas que humedecen la playa y dejan un salado aroma en el ambiente. El paralelo espejo de oleaje y perseidas, que surgen y desaparecen en una azarosa simetría, dejan la esperanza de un deseo que salpica de optimismo a las calurosas brasas de San Lorenzo.

Y así un hombre cualquiera recobra la fuerza de gravedad al aterrizar del colchón en la segunda mitad del partido dominical.

lunes, 12 de agosto de 2013

Lo perfecto de los abrazos



Un hombre cualquiera rememora la impaciencia de la espera a través de un amortizado billete de avión hacia una república ex-soviética .

Inalterable a las emociones o quizá pendiente de la desesperada impaciencia de los que esperaban al otro lado de la puerta automática, la máquina giratoria y dispensadora de ramos de flores  veía, con cada vuelta de tuerca, perdida su batalla en cada abrazo y en cada paso hacia la parada de taxis.

En ese momento cerró los ojos, el ralentizado parpadeo le hizo saborear un sueño hecho realidad del que acabó despertando con una fugaz lágrima de alegría por su rostro. Aún estaban humeantes las ruedas del tren de aterrizaje. El abrazo les fusionó en una aleación perfecta rodeados por el deslizante traqueteo de las maletas de fugitivos con billete de vuelta a la realidad.

Y así un hombre cualquiera se topa con hilvanados recuerdos, por el zurcir del tiempo, en el cajón de sastre de la memoria del mueble del salón.

Basado en la narración titulada 'Aeropuerto' del primer libro del periodista Carlos del Amor: 'La vida a veces'.