lunes, 14 de julio de 2014

Lo salomónico de las guillotinas



Un hombre cualquiera observa desde el balcón el pañuelo rojo anudado al cuello de Fermín, el dueño del estanco La Estafeta.

Hoy es 14 de julio, pero Fermín ya ha descolgado el cartel de 'cerrado por vacaciones'. Desde hace más de 26 años cuenta con un acuerdo cortado a guillotina conjunto a su mujer, Margot; una pizpireta francesa de aferrado acento y con una sonrisa que ilumina los Campos Elíseos a pesar de la distancia. El salomónico contrato conyugal reza que Fermín y Margot honrarán a la patria chica del primero y a la patria grande de la segunda cada año alterno sin intromisión bisiesta, es decir, que un año agotarán hasta la resaca las fiestas pamplonicas y que otro año honrarán a la quinta república de Saint Charles De Gaulle.

Fermín se acicala el chaqué, que permanecía colgado en la trastienda, y equilibra la pajarita de cuadros, que se almidonó sobre la mesa camilla; mientras el inmaculado atuendo del corredor evapora  la resaca sobre el tendal del patio de luces. ¡Vive Le France! apura su discurso el embajador, cuando Margot comienza a afinar 'Les enfants de la patrie...". Margot entona el himno y Fermin, a un lado del escenario, escucha emocionado, quitándose el pañuelo bajo el chaqué y susurrando "pobre de mí, pobre de mí que se han acabado las fiestas de San Fermín"

Y así un hombre cualquiera imagina la carmesí plañidera pamplonica en el interior del consumido Moët & Chandon sin mar que surcar.

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