lunes, 4 de agosto de 2014

Lo inspirado del smog



Un hombre cualquiera imagina que, tras las brumas del smog londinense, el alma de las historias inspiradas a las orillas del Támesis reaparecen en las calles de la ciudad.  

El tintineo de tazas y cucharillas disipan la niebla con el cálido silbido de miles de teteras que imitan a las locomotoras de vapor de Kings Cross, frenando para que los viajeros se apeen en la plataforma 9 ¾. A la misma hora, la Galeria Christie's subasta la hoja policial de un depravado homicida que está especializado en endocrinología victoriana. Sus operaciones provocaron regueros de sangre que salpicaron las fachadas de toda la ciudad. Combinando a la perfección con la sanguinolenta mancha de frambuesa que un curioso niño investiga con la amplificada visión de su lupa, mientras, elementalmente, merienda sentado sobre el primer peldaño del 221B de Baker Street.

"LONDON", cedida por https://www.flickr.com/photos/athelass85/

A la puntual hora del té, una sonriente máscara conspira contra el sistema impuesto por los parlamentarios del Big Ben, desde un turístico kiosco aledaño. Justo frente a las puertas de la cámara británica, dónde cada decisión lucha contra la crónica bipolaridad del doctor Jekyll y Mr. Hyde, se ubica la inmobiliaria de los chupasangres sin escrúpulos que heredaron, a golpe de talonario, las decimonónicas propiedades de un extravagante noble centroeuropeo; quién en busca de la inmortalidad encontró la belleza del amor eterno, aunque sin retratar su hedonismo en caducables lienzos al óleo. La efervescencia de los mitos se extiende con la velocidad de la pólvora, dando la vuelta al mundo en tan solo ochenta días, quemando los apostados ahorros de los miembros del Reform Club

Y así un hombre cualquiera observa la esencia de las historias sobre el reflejo de los charcos que empapan de tinta los adoquines londinenses con las huellas de sus personajes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario