jueves, 31 de diciembre de 2015

Lo archivado de las anécdotas




Un hombre cualquiera hace balance, al más puro estilo de Informe Semanal, para recordar las experiencias ficticias y las historias reales de 2015.


Una soñadora en pijama ha conseguido hacerme navegar, volar y conducir contra viento y marea en estos 365 días; construyendo anécdotas, que dan para escribir relatos en cadena y algunos relatos salvajes. E incluso, llegar a apostatar por lo religioso y lo criminal. O por lo electoral con el antropológico positivismo de Manuela Carmena y el incierto resultado del 20 de diciembre. Mientras se deciden en Catalunya, "Deixarme botar uns grolos polas esmorgas que comenzan nas termas e rematan en voda". Mientras, más al norte, también reparten felicidad en las porciones de tarta que cortan con una espada láser, al ritmo de la marcha imperial.


Ampliamos el árbol genealógico con ocho apellidos nuevos. Aunque algunas hojas del árbol se marchitaron antes de tiempo; también, descubrimos que los milagros existen a la sombra de la torre Eiffel. La isla de Elvis podrá esperar, porque hay paraísos terrenales donde vivir ibicencas experiencias, patrocinadas por Estrella Damm y por el Seat Panda. Lo mejor es contar con los que siempre están a unas paradas de metro o a una llamada por skype o sentados en una fila reservada; pero ellos no son gente cualquiera, ya que abrazan y acompañan. Bien sea, viendo la religiosa llamada de Whitney Houston o, quizá, removiendo conciencias de la mano del señor de las moscas. Y quedarían más momentos inolvidables por contar, porque 30 años no son nada y febril la mirada (nada errante) por todos los recuerdos que la retina archiva.

Y así un hombre cualquiera se propone rellenar el anecdotario del nuevo año sobre el que diseñar un ¡Feliz 2016!

jueves, 24 de diciembre de 2015

Capítulo VI: Lo inconfundible de las extraordinarias

Un hombre cualquiera tiene la innata capacidad de toparse con humanas extraordinarias y mujeres inconfundibles entre los caminos de baldosas amarillas y las callejuelas del Húmedo.

Se establece una fórmula de seis grados entre uno mismo y cualquier otra persona desconocida del planeta. Sin duda, la aventurera de las siestas intenta disminuir los grados de la ecuación a fuerza de viajar y conocer nuevas gentes. Su espíritu aventurero lo invierte en billetes de bus, tren, avión y, si me apuran, triciclo para que, cada día, más disfruten de sus contagiosas ganas de vivir. Siempre tiene el petate preparado para el próximo festival, la siguiente visita o por si surge algún bombardeo al que apuntarse. La maleta la llena de "porsiacasos", nunca falta el recolector de eternas instantáneas y siempre deja espacio para los recuerdos, que llenan sin ocupar lugar, en la maleta y en la memoria. Siempre le acompaña un navideño carmín que invade sus besos, como consecuencia directa e innata de cumplir años un 25 de diciembre (fun, fun, fun). 

¿Qué es lo que se ve desde la torre más alta de Toronto?: #Torontoentero


Después de vivir a la sombra del Pirulí y pasar varias temporadas tomando el té en Buckingham Palace, decidió que quería conocer a la policía montada. Al llegar, lo primero que hizo fue subirse a la torre más alta y enviar una fotografía de Torontoentero. Desde allí arriba casi pudo tocar el cielo, pero no tienen vistas a la catedral de León y la morriña se acaba apoderando de uno. Como, también, se apodera de los que notamos su ausencia cada día, porque nos hacemos un poco más huérfanos de ella. Al fin, acabamos rezando a Genarin con una "copian" de orujo en la mano, deseando ver sus paseos por la calle Ancha contando tus anécdotas y andanzas.

Y así un hombre cualquiera desea que la felicidad siga brotando con cada sonrisa que caracterizan a a lo inconfundible de las extraordinarias.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Lo granado de la democracia



Un hombre cualquiera descubre que los concursantes de Gran Hermano tienen derecho al voto y hasta lo ejercen.


Mientras una realidad paralela se desarrolla en un sexto con ascensor. Una selecta muestra de la sociedad se reúne para realizar una prueba electoral a una semana del 20D. Los organizadores (Pablo Iglesias y la hipster de Rajoy) tiraron de agenda para preparar y pronosticar el resultado de las elecciones. El evento reunió a lo más granado: "podemitas", naranjitos, feminazis, voxtantes, mayúsculas vocales, niñas de Rajoy, sindicalistas y hasta Monedero, en modo postureo. Para revisar el proceso un equipo de observadores internacionales, sin mancha ni pelos en la lengua, formada por Bill Clinton y su becaria Mónica Lewinsky.



Albert Rivera, como ganador de la Liga de Debate Universitario, protagonizó una serie de concienzudos debates: ¿Beatles o Rolling?, ¿Apple o Windows?, ¿Nesquick o Cola Cao?, ¿ Y la española?, ¿Y la europea? ¡Campana y se acabó! Ramón García y Ana Obregón, desde la memoria de youtube, nos explican el mecanismo de las campanadas. ¡Feliz 1996! Mientras, los asistentes del evento van votando el mejor candidato a la Presidente del Gobierno. El dueño de la urna realiza el escrutinio y, al más puro estilo de Lluvia de Estrellas, los votos se convierten en el "campechano y ranchero", Bertín Osborne.



Y así un hombre cualquiera disfruta de la "fiesta de la democracia" sin la incertidumbre del recuento de una verdadera noche electoral.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Lo ojiplático de los estorninos



Un  hombre cualquiera relee el artículo 'Los estorninos" de Manuel Vicent entre tanta carta electoral que habla sobre el futuro y olvida el pasado.

Estas elecciones son atípicas por muchas razones, un rara avis que puede convertirse en un gorrión común, según evolucione la ornitologia en la próxima legislatura. A lo que iba, que me entre tengo con el vuelo de una gaviota sobre el Manzanares. Estas elecciones han roto la baraja, que diseñó Fournier en la década de los 70's. En primer lugar, la fecha elegida es la víspera del solsticio de invierno, lejos de la alterada sangre primaveral. En segundo lugar, el bipartidismo se doblega por agotamiento. La nueva clase política irrumpe utilizando tradicionales instrumentos, pero regenerando discursos y prácticas. Y, en tercer lugar, la crisis se convierte en un crónico estado de supervivencia. ¿Cuánto puedes prometer si el presupuesto esta diezmado por el hambre de las vacas flacas? Y, todo esto, a las puertas de la navidad proporcionando más madera (de la habitual) a cuñados y primos segundos para calentar la sobremesa de las comidas y cenas de estas entrañables fechas.

Pero hay más, la incertidumbre de las encuestas salpica las conversaciones de los votantes, que se encuentran ojipláticos frente a los contendientes: candidatos que ni vienen ni se les espera, marcas blancas que se destiñen con cada propuesta, globos que se desinflan en pleno vuelo por el camino recorrido, los candidatos perfectos diseñados en cartón pluma no aptos para huracanes, Hamelín sin flauta y con una plaga de ratas en casa y las bisagras de siempre que no encuentran anti-oxidante para abrir las puertas. Y esto es España, ¿en serio? La italianización del Congreso convertirá a los leones en dos gatos pardos. Todo cambiará para que todo quede igual, como decía Giuseppe di Lampedusa. Y, a partir del día siguiente, nos preocuparemos sobre la elasticidad de la cuerda. La flexibilidad de las negociaciones acabará con el tradicional y torpe tira y afloja y, finalmente, como cantaba Lluis Llach, ¡i ens podrem alliberar!

Y así un hombre cualquiera espera expectante a la resaca del 21 de diciembre de 2015 para construir soluciones de futuro aprendiendo de los errores del pasado.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Lo otoñal de Pushkin



Un hombre cualquiera patea las hojas secas, que alfombran los caminos, para rebuscar la realidad que esconden bajo su trampantojo. 

Un señor con levita que se parece a Pushkin escribe en un bloc de notas sobre un banco del parque. El otoño se desoja en marrones y ocres. Una hoja impulsada por la gravedad cae sobre sus notas. Cuidadosamente escribe sobre ella. La coge por el tallo y una ráfaga de viento la pierde sobre la hierba. Las palabras se las lleva el viento, piensa abstraído. La hoja recorre el césped hasta chocar contra el talón de una joven que mordisquea un cucurucho de castañas asadas. Sus miradas se cruzan, pero ella acaba marchándose sin miramientos. Las señoritas estrechas no creen en los versos de los poetas.

¿Quién coño me ha robado los meses de otoño? A veintinueve grados centígrados, una extraordinaria fiebre extiende la agonía veraniega. El veranillo de San Martín impide a los poetas escribir sobre la decadencia y lo arrugado del tiempo. Hoja a hoja el otoño vaciará el bloc de notas del parque para que las cercanas fechas de consumismo financien nuevos cheques en blanco para firmar. ¡Fomenten la escritura como terapia para vivir y que los cuadernos llenen las alforjas de los camellos y el maletero del trineo!.

Y así un hombre cualquiera recuerda el agónico verano cuando los meteorólogos fulminan la fiebre de los termómetros con un gélido viento siberiano.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Lo narrado de los sueños



Una soñadora en pijama despierta a un hombre cualquiera, en mitad de la noche, para contarle una pesadilla antes de la campaña electoral.
 
El reflejo de la luz del teléfono móvil le aporta la típica luz para contar historias para no dormir, a pesar de que mañana es día de escuela. Tras apoyarnos sobre el cabecero, la soñadora en pijama comienza a contarme su sueño: "Hemos cometido un atraco del 'copón' en el Hotel Belaggio de Las Vegas" Nerviosa me lo comenta como si la habitación estuviera intervenida por micrófonos. Pero, en voz baja, ella sigue contando. "Nosotros formábamos parte de la banda de atracadores  y nos acompañaban Albert Rivera y Pablo Iglesias. Salimos corriendo y cogíamos una furgoneta Volskwagen, para que no nos dieran alcance el equipo de seguridad de Ed Deline". Ojiplático sigo cada una de las palabras de su narración. "En el camino de huída vemos un enorme cartelón anunciando un concierto-tributo a Michael Jackson, buscamos aparcamiento en un apartado callejón, y nos adentramos en el local para celebrar con Rivera e Iglesias el botín del robo".

Mientras me pregunto que habíamos cenado la noche anterior y como había llegado a unir todos los conceptos del sueño, la soñadora en pijama continúa la narración "Los recepcionistas del local nos dieron un disfraz de plátano y otro de azafata de aviación de los años 50". Al escuchar esto le digo que yo me dedicaría a a cantar 'Peanut Butter Jelly Time', emulando a Brian en Padre de Familia. Ella me mira mal y me dice, "No, quien canto soy yo". Y sigue contándome. "Tras ponerme el disfraz de azafata me pongo a cantar 'Soldados del Amor'. Y, de ahí, el sueño continúa a la mañana siguiente. Nosotros huíamos junto con Albert Rivera, que no paraba de reírse a carcajadas, mientras el resto de la banda con Pablo Iglesias habían excavado un túnel de huída desde la chimenea de nuestra casa. Y yo lo único que pensaba era que la policía iba a sospechar de nosotros, porque el túnel partía de nuestra casa y que el resto se iban a ir de rositas".

Y así una soñadora en pijama y un hombre cualquiera, ayudados por el insomnio provocado por la pesadilla, se ponen a rellenar la solicitud del voto por correo.