Un hombre cualquiera compra el periódico dominical, al que
acompaña un platónico y filosófico tomo escrito desde la misma caverna.
Ni el oráculo, ni el Olimpo supieron leer el interior de
unas urnas emborronadas de intereses bancarios y riesgos primados. Las ruinas
de Grecia son el escenario de un naufragio, donde los últimos supervivientes navegan
contra el temporal en un barquito de papel, bajo el nombre de Syriza, para intentar
devolver las aguas a su cauce.
Un Mediterráneo, salpicado de los restos flotantes de las últimas
batallas, sirve de purgatorio para oligarcas varados y eurodiputados con el
agua al cuello. La papiroflexia sobre las acartonadas hojas de los diarios, con
sus aristas y sus pliegues, construyen la nave contra el temporal. Por su
parte, la tinta del periódico deja la celulosa de un blanco esperanzador, mientras
tiñe el tridente de Poseidón con
titulares imposibles, "Los locos se han sublevado y han tomado el
manicomio". En fin, la cordura es una brújula que no siempre apunta al
norte.
Y así un hombre cualquiera escucha el ruido de platos
rompiéndose para ahuyentar los malos augurios que se esconden en las sombras de
la caverna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario