martes, 27 de enero de 2015

Lo avisado de los navegantes

Un hombre cualquiera compra el periódico dominical, al que acompaña un platónico y filosófico tomo escrito desde la misma caverna.

Ni el oráculo, ni el Olimpo supieron leer el interior de unas urnas emborronadas de intereses bancarios y riesgos primados. Las ruinas de Grecia son el escenario de un naufragio, donde los últimos supervivientes navegan contra el temporal en un barquito de papel, bajo el nombre de Syriza, para intentar devolver las aguas a su cauce.  

Un Mediterráneo, salpicado de los restos flotantes de las últimas batallas, sirve de purgatorio para oligarcas varados y eurodiputados con el agua al cuello. La papiroflexia sobre las acartonadas hojas de los diarios, con sus aristas y sus pliegues, construyen la nave contra el temporal. Por su parte, la tinta del periódico deja la celulosa de un blanco esperanzador, mientras  tiñe el tridente de Poseidón con titulares imposibles, "Los locos se han sublevado y han tomado el manicomio". En fin, la cordura es una brújula que no siempre apunta al norte.


Y así un hombre cualquiera escucha el ruido de platos rompiéndose para ahuyentar los malos augurios que se esconden en las sombras de la caverna.

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