lunes, 23 de noviembre de 2015

Lo narrado de los sueños



Una soñadora en pijama despierta a un hombre cualquiera, en mitad de la noche, para contarle una pesadilla antes de la campaña electoral.
 
El reflejo de la luz del teléfono móvil le aporta la típica luz para contar historias para no dormir, a pesar de que mañana es día de escuela. Tras apoyarnos sobre el cabecero, la soñadora en pijama comienza a contarme su sueño: "Hemos cometido un atraco del 'copón' en el Hotel Belaggio de Las Vegas" Nerviosa me lo comenta como si la habitación estuviera intervenida por micrófonos. Pero, en voz baja, ella sigue contando. "Nosotros formábamos parte de la banda de atracadores  y nos acompañaban Albert Rivera y Pablo Iglesias. Salimos corriendo y cogíamos una furgoneta Volskwagen, para que no nos dieran alcance el equipo de seguridad de Ed Deline". Ojiplático sigo cada una de las palabras de su narración. "En el camino de huída vemos un enorme cartelón anunciando un concierto-tributo a Michael Jackson, buscamos aparcamiento en un apartado callejón, y nos adentramos en el local para celebrar con Rivera e Iglesias el botín del robo".

Mientras me pregunto que habíamos cenado la noche anterior y como había llegado a unir todos los conceptos del sueño, la soñadora en pijama continúa la narración "Los recepcionistas del local nos dieron un disfraz de plátano y otro de azafata de aviación de los años 50". Al escuchar esto le digo que yo me dedicaría a a cantar 'Peanut Butter Jelly Time', emulando a Brian en Padre de Familia. Ella me mira mal y me dice, "No, quien canto soy yo". Y sigue contándome. "Tras ponerme el disfraz de azafata me pongo a cantar 'Soldados del Amor'. Y, de ahí, el sueño continúa a la mañana siguiente. Nosotros huíamos junto con Albert Rivera, que no paraba de reírse a carcajadas, mientras el resto de la banda con Pablo Iglesias habían excavado un túnel de huída desde la chimenea de nuestra casa. Y yo lo único que pensaba era que la policía iba a sospechar de nosotros, porque el túnel partía de nuestra casa y que el resto se iban a ir de rositas".

Y así una soñadora en pijama y un hombre cualquiera, ayudados por el insomnio provocado por la pesadilla, se ponen a rellenar la solicitud del voto por correo.

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