Un hombre cualquiera hace balance, al más puro estilo de Informe Semanal, para
recordar las experiencias ficticias y las historias reales de 2015.
Una soñadora en pijama ha conseguido hacerme navegar, volar y conducir
contra viento y marea en estos 365 días; construyendo anécdotas, que dan para
escribir relatos en cadena y algunos relatos salvajes. E incluso, llegar a
apostatar por lo religioso y lo criminal. O por lo electoral con el
antropológico positivismo de Manuela Carmena y el incierto resultado del 20 de
diciembre. Mientras se deciden en Catalunya, "Deixarme botar uns grolos
polas esmorgas que comenzan nas termas e rematan en voda". Mientras, más
al norte, también reparten felicidad en las porciones de tarta que cortan con
una espada láser, al ritmo de la marcha imperial.
Ampliamos el árbol genealógico con ocho apellidos nuevos. Aunque algunas
hojas del árbol se marchitaron antes de tiempo; también, descubrimos que los
milagros existen a la sombra de la torre Eiffel. La isla de Elvis podrá
esperar, porque hay paraísos terrenales donde vivir ibicencas experiencias,
patrocinadas por Estrella Damm y por el Seat Panda. Lo mejor es contar con los que
siempre están a unas paradas de metro o a una llamada por skype o sentados en
una fila reservada; pero ellos no son gente cualquiera, ya que abrazan y
acompañan. Bien sea, viendo la religiosa llamada de Whitney Houston o, quizá,
removiendo conciencias de la mano del señor de las moscas. Y quedarían más momentos
inolvidables por contar, porque 30 años no son nada y febril la mirada (nada
errante) por todos los recuerdos que la retina archiva.