domingo, 7 de febrero de 2016

Lo criticado de lo cinematográfico



Un hombre cualquiera rellena la apuesta anual sobre los ganadores de los Premios Goya de la Academia de Cine, a pesar del gobierno en funciones de Antonio Resines.

El cine es una expresión artística de entretenimiento, ocio y diversión; pero, también, un modo de buscar respuestas sobre nuestras propias vidas y las de los otros y, además, es un instrumento pedagógico para entender situaciones y sentimientos que, en la gran mayoría de los espectadores, nunca vivirían de otra manera y que sin el cine ni siquiera llegarían a conocer. Sin embargo, la producción cinematográfica española esta estigmatizada por las críticas de sus detractores:


  • La escasez de la calidad y de las temáticas se apoya en la odiosa y desigual comparación con otras industrias cinematográficas. Pero, todas las industrias cuentan con películas que emocionan y sorprenden y, también, saben hacer explotar películas con el único motivo de convertir el maíz en palomitas. Y con independencia de la calidad y el presupuesto todos los géneros han tenido cabida: drama (La Novia), acción (Desconocido), comedia (Ocho apellidos catalanes), cine político (B, la película), documental (I am your father), cine social (Techo y comida), entre otros. De hecho, de las cinco nominadas a mejor película de los Goya ninguna trataba, ni de lejos, el tema de la guerra civil; que, por cierto, sólo se trató en el 2% de las producciones de 2015. 
  • El problema con los desnudos y el sexo radica en la moral, las creencias y la educación y debe criticarse cuando se utiliza sin motivo ni razón. En la gran mayoría de las películas el desnudo y el sexo se justifica por razones de guión (A cambio de nada) y, también, al césar lo que es del césar, hay casos que se utiliza de forma gratuita (Truman). El origen sobre la crítica de los desnudos y el sexo viene determinada por las "películas del destape" que utilizaban de forma gratuita y compulsiva el sexo y los desnudos femeninos; como reacción al encorsetado cine permitido y prohibitivo del franquismo.
  • La gran mayoría de directores y artistas manifiestan públicamente su afiliación política de izquierdas o de derechas (Javier Bardem o José Luis Garci). Pero esto es una opinión o forma de pensar propia y no determina que su creación artística tenga que gustar sólo al público de su afinidad política o molestar a los que piensen políticamente diferente. A pesar de que el gobierno de turno reduzca las ayudas al cine y, en general, a la cultura. Y, por otro lado, el cine político no busca ser propagandístico, en todo caso, trata de mostrar las diversas visiones o realidades sobre un conflicto (El Negociador o B, la película).


Y así un hombre cualquiera apuesta para que los tópicos y ataques acaben disipándose y, en todo caso, se convertirán en críticas constructivas para el futuro.

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