lunes, 25 de abril de 2016

Lo caribeño del lago Ness




Un hombre cualquiera se encuentra con Nessie en una playa del Caribe entre cocoteros, aguas cristalinas y un pirata abrazado a su botella de ron.

El cambio climático, provocado o amenazado, está modificando las pautas y migraciones de una gran variedad de especies. Las cigüeñas celebran la víspera de San Blas cómodamente instaladas en sus residencias veraniegas, las oscuras golondrinas no volverán porque nunca se fueron y los osos veranean en plena hibernación. Y siguiendo las nuevas pautas climáticas, Nessie apareció en el Caribe por puro efecto óptico. El zumo de pomelo tuvo parte de culpa al verterse sobre el dominical. La imagen del monstruo, que ilustraba el artículo, se transparentaba sobre las paradisiacas playas caribeñas del anuncio de una conocida agencia de viajes.

De momento, el monstruo del lago no se ha visto afectado por el cambio climático. Pero si amenazado y encontrado por los curiosos científicos noruegos del Kongsberg Maritime. ¡Han encontrado a Nessie! anuncia un avispado vendedor de prensa en Picadilly Circus. Y no miente, porque los noruegos han cazado al monstruo. De hecho, el artículo titulaba "un submarino noruego caza al monstruo del lago Ness". Asombrado por la novelesca noticia, no acabo de creerlo. ¡Si no lo había conseguido ni Scooby Doo! y hasta lo había investigado el propio Sherlock Holmes. Y ahí estaba la explicación. Los científicos habían capturado al Nessie de la película de Billy Wilder, 'La vida secreta de Sherlock Holmes'. Una estructura de hierro y madera que había quedado sumergida tras el rodaje en el fondo del lago. Si, el monstruo sigue libre en busca y captura.

Y así un hombre cualquiera le pide unos caribeños mojitos a la soñadora en pijama para brindar por la larga vida del monstruo del lago Ness.

Basado en hechos reales:
http://www.abc.es/cultura/abci-encuentran-lago-ness-monstruo-billy-wilder-rodaje-vida-privada-sherlock-holmes-201604141546_noticia.html

lunes, 18 de abril de 2016

Lo feliz de los brindis




Un hombre cualquiera imagina a la trotamundos sureña, vestida con un lujoso sari, bajar de la bodega del Airbus500 a lomos de un paquidermo indio (Elephas maximus indicus)


La celebración del final del Viaje a Darjeeling se extendió más de siete leguas a la redonda. La alegría coloreaba a propios y extraños como el polvo del Holi  para recibir la primavera. Y el calor de la felicidad en ebullición parecía haber convertido los bancos en asientos de faquir, porque nadie quería sentarse. Y es que la felicidad es un mausoleo de recuerdos, blanco e impresionante como el Taj Mahal. Tan impresionante como nuestra celebración que se debió sentir hasta en la India, pacíficamente, eso sí como nos enseñó Ghandi.


Mientras esperamos a las copas de después, la trotamundos sureña nos explica que los británicos inventaron el gintonic contra la malaria, durante la decimonónica colonización. Los soldados de su graciosa majestad, destinados a las Indias orientales, caían como moscas ante dicha enfermedad. La quinina de la futura tónica ayudaba a curarles, pero el amargo sabor era todo un suplicio. Así que, bendecidos por Shiva, decidieron mezclarlo con ginebra. El final de la historia acabo con un brindis por la trotamundos sureña, contra la malaria y, cómo no, con un desbordante gintonic. Era el 9 de abril, el día internacional del gintonic. Eso si removido, no agitado; parafraseando al británico agente 007 al servicio de Helen Mirren (The Queen). La cuenta de los brindis fue creciendo inversamente proporcional a las monedas y billetes de las carteras. Nos quedamos sin una sola rupia en los bolsillos.


Y así un hombre cualquiera busca un hogar amplio, luminoso y sin ratones para un apacible elefante indio, sólo hasta su próxima aventura, bajo el sol de Algeciras, a finales de julio de 2017.

lunes, 11 de abril de 2016

Lo apropiado de lo común




Un hombre cualquiera, a su pesar, pone en duda la posibilidad de un gobierno nuevo, de cambio y progresista.

La cuadratura del triángulo se escurre entre la verticalidad de la hipotenusa y la estrechez de los catetos. La cuenta atrás se acelera y la premura despista la puntería. Donde dije digo, digo Diego. Las promesas e improperios gestadas en la lejana campaña electoral repercuten al intentar cuadrar las cuentas para el gobierno. Las sumas se complican cuando los bolillos se enredan sin encaje. Y, además, el parto tiene fecha límite. La tensión hace romper aguas, que acaban en un meandro sin cauce. Por si fuera poco, la criatura tiene el cordón enrollado al cuello. La asfixiante situación le enrojece el rostro, pasando a un peligroso Estado, si no se corta por lo sano. ¡Y encima viene de nalgas!.

Nunca se tardó tanto en formar un gobierno, ni el desgobierno funcionó tan bien. ¿Tendría razón Bakunin? Esto del desgobierno ya lo vivimos en Bélgica, quizá por aquello de que Flandes fue español. Y, a pesar de todo, nadie es capaz de poner la pica ni en Flandes, ni en la Moncloa. En los tiempos que corren es difícil mantener las posiciones, porque la incierta niebla borra las difusas fronteras entre el interés propio y el bien común. Lo que lleva al crecimiento del número de daltónicos, que se confunden al elegir los colores complementarios en la escala de Pantone de los escaños del hemiciclo. En fin, el luto de los leones de la Carrera de San Jerónimo auguran la tinta con la que se escribirá el futuro.

Y así un hombre cualquiera, pesimistamente hablando, se prepara para sufrir un gobierno usado, de continuidad y conservador.