lunes, 9 de mayo de 2016

Lo unido de la izquierda



Un hombre cualquiera lee un artículo sobre el cuarenta aniversario de la legalización del PCE y de las pelucas de Santiago Carrillo.

Madrid, 3 de marzo de 1996. Ministerio de justicia e interior. Juan Alberto Belloch lee los resultados electorales de la jornada electoral. Izquierda Unida (IU) alcanza los 21 diputados en el Congreso de los Diputados. La derecha de bigote y gomina formará gobierno con la derecha nacionalista de senyera; pero, además, el equipo del califa, Julio Anguita, consigue el mejor resultado de la historia de la coalición. Diez años después del movimiento político contra la OTAN. Todo ello a pesar del destrozado comunismo soviético y de la desteñida tricolor republicana. Pero, las hombreras y las "Mama Chicho" exaltan el estado físico y anímico a españolas y españoles contra la crisis económica y el miedo al efecto 2000.

Madrid, 5 de mayo de 2016. Un tercio de la militancia de IU apoya la confluencia con Podemos para la segunda vuelta de las generales. ¡Y otra vez a votar!. Los incapaces [los partidos políticos] no están a la altura de la esencia democrática: la negociación. Los partidos llaman inexorablemente al cautivo y desanimado ejército de votantes a las urnas. Y encima, la izquierda experimenta combinaciones a dos meses de la nueva cita electoral. A saber: el cóctel de siglas y agrupaciones deben encajar en el puzle de las papeletas. Las identidades se pueden difuminar. Los liderazgos se pueden desgastar. Y las ideas se pueden relativizar. Al final, la noche electoral de junio escrutará si la confluencia del equipo de Alberto Garzón acertó en su estrategia de unirse al tocado proyecto de Pablo Iglesias.  Hasta Anguita es favorable, pero los críticos temen que sea un error, avisa el barbudo Pelayo Llamazares. Los frentes y las fragmentaciones han impedido, históricamente, el equilibrio de la izquierda en el heredado Reino de los Borbones.

Y así un hombre cualquiera teme que las predicciones acierten un probable y desolador resultado en la noche del 26 de junio de 2016 (el efecto Gatopardo).

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