domingo, 20 de noviembre de 2016

Lo significativo de las fechas




Un hombre cualquiera se levanta con la sensación de omitir algún recuerdo del vigésimo día de noviembre y pone la radio en busca de respuestas. 

Sobre la mesa de la cocina el calendario zaragozano estima que el día de San Benigno y San Félix de Valois será lluvioso, pero sin festividad o aniversario reseñable a la postre. En la radio, un analista político compara a la futura administración Trump con un Moby Dick, que va a tragarse todo sin pensar en las consecuencias de la digestión. Como el cachalote que, tal día como el 20 de noviembre de 1820, provocó el hundimiento del barco que inspiró la novela de Herman Melville. En mitad de otro mar (el Caribe), otro 20 de noviembre (de 1962), otro monstruo (el de la guerra) fue apaciguado por  sus administradores de adrenalina (Kennedy y Jrushchov) ante el inminente conflicto de los misiles. La alargada penumbra del miedo refleja las sombras chinescas con la que se divierten los monstruos. 

Por el patio de luces, un improvisado hilo musical resuena con la cascada voz de Sabina,  "que sufran por amores los dictadores y los notarios". Una justicia poética en el mismo día que comenzaban, en 1945, los juicios de Nuremberg. Las condenas incumplidas y las celdas inhabitadas son el resultado de la languidez de la justicia. Al final, el paso del tiempo entierra lo significativo de las fechas en la cara oculta de los recuerdos.

Y así un hombre cualquiera recobra la memoria histórica para valorar, en su justa medida, las muertes de los dictadores y los revolucionarios para explicar de dónde venimos.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Lo huracanado de las mariposas



Un hombre cualquiera se despierta cada 13 de noviembre con un intenso y molesto olor a petróleo, que le impregna de tristeza.


Costa da Morte, 13 de noviembre de 2002. La oscura sombra de la parca, una vez más, mancha con su pena una costa harta de hundimientos, que le han acabado otorgando su mortífero nombre. En esta ocasión la expiración fue de un petrolero monocasco que se desangró durante una semana, litro a litro en pleno Atlántico, salpicándolo todo desde el norte de Portugal hasta el sur de Francia. Los viscosos hilillos de plastilina, que salían del corazón del barco, se escurrían entre las irresponsables soluciones del gobierno de Aznar y, hoy en día, siguen inundando de petróleo las sábanas de los fantasmas que deambulan en las estancias del Palacio de la Moncloa. De entonces sólo queda el "prestigio" de los miles de voluntarios que escribieron, blanco sobre negro, solidaridad para aminorar la tragedia sobre playas, rocas y rías. ¡Nunca Máis!


Londres, 23 de junio de 2016. David Cameron anuncia la victoria del referéndum para la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Las consecuencias del resultado pondrán en práctica el efecto mariposa de Edward Lorenz y la moraleja de Babel de González Iñarritu: "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". El barco Prestige, inscrito en el registro naval griego, fue botado en el mar de Japón por un dueño oriundo de Liberia. Las bodegas del petrolero se cargaron por una compañía rusa, que navegaba, camino de Singapur, bajo los colores de la bandera de Bahamas. Todo ello asegurado por una empresa londinense. Años después, el aleteo del Brexit convierte en papel mojado las directrices medioambientales de la Unión Europea y la aseguradora puede eludir del pago de la indemnización por los daños (4.328 millones de euros) sobre las playas y rías gallegas. 

Y así un hombre cualquiera siente como el peso del  petróleo desequilibra  la balanza de una invidente  justicia.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Lo deshumanizado de las bestias



Un hombre cualquiera no usa cascos de música por la calle para reconocer el sonido que envuelve los lugares por los que pasa.

"Aún quedan levísimos atisbos de civilización en este brutal matadero, que en su día fue conocido como humanidad", M. Gustave, recepcionista del Gran Hotel Budapest. La humanidad es difícil de encontrar en la oscuridad de las cloacas, ya sea en la ferocidad de la guerra o en el más cotidiano egoísmo del día a día. Lo deshumanizado de las bestias obedece a la ausencia de los sentimientos, que se esconden tras los avivados instintos. ¡Sólo queda encomendarse a Santa Bárbara! Más allá de la música, que amansa a las fieras; el resto de artes tienen la misma capacidad para apaciguarlas. A través de los sentimientos, la materia prima de los artistas, se muestra la esencia de la humanidad.

'Lonely bird', cedida por Alicia Rey

Un afinado violín resuena por los pasillos subterráneos. El sonido emana de una anciana pareja de músicos callejeros. Él toca el violín y ella, a su lado, le va pasando, calladamente, las hojas de la partitura que descansan sobre el atril. Cuando alguna moneda alcanza el estuche del prototipo de Antonio Stradivari, ella asiente con una sonrisa y él, si la concentración sobre el pentagrama lo permite, le acompaña con el mismo gesto. La escena sorprende al paso despistado de los transeúntes aminorando su estrés, relajando su cabreo y rescatando su humanidad. Así, el rítmico rasgado de la cinta sobre las cuerdas resucita un levísimo atisbo de civilización.

Y así un hombre cualquiera se crea un mapa de los sonidos de la ciudad para componer sus recuerdos con una banda sonora.