Un hombre cualquiera y la soñadora en pijma acuden a la
fiesta de navidad del Ministerio del Tiempo, celebrada en un piso franco
propiedad de Gunilla von Bismarck en Argüelles.
La invitación se produjo después de que el Ministerio
contactara con un hombre cualquiera para un caso de urgencia. Las casualidades
de la genética provocaron su singular parecido con un conocido notario gaditano
de 1812. El Ministerio del Tiempo le contrató para suplantarle, en la 'Tacita
de Plata', y dar fe notarial del primer sorteo de navidad de la historia, el 18
de diciembre de 1812. El caso surgía porque Lola Mendieta había acudido para
cambiar el número premiado del sorteo y que Darrow consiguiera dinero para su
causa. Por ello, una soñadora en pijma caracteriza a un hombre cualquiera de
notario decimonónico con unas prominentes patillas. Y la puerta del tiempo de la
sacristía del Oratorio de la Santa Cueva les acercó a Cádiz, para que el sorteo
se realizará sin intromisión de Darrow y que la historia no cambiara.
Lo extraordinario de los premios se encuentra en el azar que
convierte los sueños sin presupuesto en realidades financiadas. Así el número
ganador de 1812 volvió a recaer en el 03604 comprado en noviembre de ese mismo
año por Francisco Dalmau con el que ganó 8000 reales. Este premio del
empresario catalán revertiría en la historia de las comunicaciones del Estado.
Sus negocios posibilitarían, dos generaciones después, que su nieto iniciara la
construcción de la red telefónica y la primera conferencia entre la capital
condal y Girona, el 26 de noviembre de 1877. El abuelo Dalmau fomentaría el
origen de la futura Telefónica y, sin él saberlo, aportaría la red de cables para
que contactará con el enemigo el genial Miguel Gila. De hecho, a la vuelta del
Cádiz de la Pepa, una llamada de teléfono les indicó a un hombre cualquiera y a
la soñadora en pijama, tras llegar al Ministerio, el lugar de la fiesta y la
lista de invitados que incluía a: Felipe González, Isabel Preysler, el Greco,
Tita Cervera, Chimo Bayo, Leticia Sabater, el tataranieto del Rey Misterio y el
jovencito Valle Inclán.
Y así un hombre cualquiera, al llegar al edificio de la
fiesta, se encuentra en el ascensor con Chicho Ibañez Serrador que acude con un
nuevo caso para rescatar a dos conocidas azafatas del "1, 2, 3" que habían sido
secuestradas.