viernes, 30 de diciembre de 2016

Lo celebrado de los solsticios


Un hombre cualquiera le gusta celebrar los solsticios como mitades de un todo que cierra el círculo.

Veintitrés de junio. El solsticio de verano se celebra con la noche más corta del año. Curiosamente una fiesta relacionada con el sol que se celebra sin alevosía, pero con nocturnidad. El calor del sol muta en la incandescencia de las hogueras y la celebración sirve para redimir los pecados y ahuyentar los malos augurios. Cuando comienza a amanecer, los fastos se agotan y los sueños comienzan a gestarse.

Treinta y uno de diciembre. El solsticio de invierno, en rigor, se produce una semana antes, pero la celebración aguarda al cambio de año. Curiosamente la fiesta comienza en la Puerta del Sol con nocturnidad y alevosía,  extendiéndose en todas direcciones varias leguas a la redonda. El calor del sol se materializa en las burbujas de las bebidas espirituosas que encauzan los deseos y los propósitos para el nuevo año. 

Y así un hombre cualquiera se compra un compás para redondear los planes para el nuevo año. ¡Feliz 2017! 

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