martes, 18 de octubre de 2016

Lo atrapado de la felicidad



Un hombre cualquiera pasea de la mano de la soñadora en pijama al ritmo de la sutil brisa que deshoja el décimo mes del calendario. 

Una tarde de un día cualquiera de mediados de octubre deciden cobijarse, en el parque, del mundanal ruido de la ciudad. La soñadora en pijama con sus leotardos color mostaza y su levita verde va acariciando cada adoquín del paseo, haciendo crujir las primeras hojas que han sucumbido a la gravedad del otoño. Parece la protagonista de un anuncio de la campaña otoñal de El Corte Inglés. Pocos pasos más adelante, se deja mimar por un mimo atrapado en una burbuja de aire. Un hombre cualquiera le sigue con la cámara captando sus sonrisas y sus miradas de complicidad.

Autumn in London, cedida por Ana Arias


Una parada obligada en el puesto del barquillero para un tentempié de media tarde. Y sin darnos cuenta agotamos rápido el dulce manjar, mientras nos acercamos al muelle. Le pedimos al barquero la número ocho, blanca y con una franja roja flanqueando su perímetro. En mitad del estanque dejamos de remar. Nos hacemos una foto para enmarcar lo atrapado de la felicidad de una tarde del mes de octubre. 


Y así un hombre cualquiera deshoja nuevas anécdotas y recuerdos para seguir rellenando su abultado álbum de fotografías junto a la soñadora en pijama.
 

domingo, 16 de octubre de 2016

Lo rocambolesco de las anécdotas




Un hombre cualquiera, sorprendido por el sabático revuelo, se acercó al número 70 de la calle Ferraz, el pasado 1 de octubre.

La calle parecía el escenario de una revuelta popular o una invasión extraterrestre: periodistas con sus unidades móviles, manifestantes con pancartas, curiosos desconcertados, avispados vendedores ambulantes, equipos antidisturbios con lecheras y hombres pálidos con traje y corbata. El motivo del revuelo se encontraba en la reunión extraordinaria del PSOE para purgar al elegido por los, en principio partidarios, que ahora se habían convertido en críticos de su propia elección. La idea parecía rocambolesca y arbitraria, pero escondía un estratégico drama fratricida que podría haber firmado el propio Shakespeare.

"Entrando al camarote" retitulado de la foto cedida por la alegría de la huerta 85


El sótano del edificio acogía el combate entre críticos y partidarios. La anárquica alma de Bakunin guionizaba los dimes y diretes de propios y extraños, mientras el mediático Larry de Twitter retransmitía en riguroso directo un contemporáneo apuñalamiento de Julio César. Extasiado en su butaca,  Josep Borrell sufría un déjà vu, más de una década después como espectador.  En la segunda planta, el fantasma de Felipe González dejaba ver su silueta en la ventana de la celebración de 1982, confundido por las masas. En la puerta principal un grupo de mariachis animaban la llegada de decenas de inesperados repartidores de pizzas para alimentar a los purpurados del cónclave socialista. A pocos metros, la agencia inmobiliaria vecina aprovechó la presencia de los medios para invitar a paella a los periodistas, convirtiendo su anécdota en publicidad gratuita. El presupuesto de la disparatada película de Berlanga acabó quemando hasta el celuloide y provocando una fumata negra que se asemejaba al desconcertante final de Lost.

Y así un hombre cualquiera busca ventanas para entrar en otros camarotes patrocinados por los hermanos Marx

lunes, 10 de octubre de 2016

Lo catártico de lo mediático




Un hombre cualquiera observa, como un espectáculo televisivo más, las noticias de última hora por su curiosa aparición en la franja televisiva de máxima audiencia.

El Vaticano, 2 de abril de 2005. La plaza de San Pedro acoge un ensayo cinematográfico de la futura escena de Ángeles y Demonios. Grupos de fanáticos católicos, regios guardias suizos, centenares de periodistas internacionales; todos apostados sobre los adoquines de la Santa Sede. Al otro lado de las cámaras, millones de espectadores, en pleno prime time, esperando la confirmación de la muerte de Juan Pablo II. La muerte del Papa y la destrucción del anillo del pescador por el camarlengo retransmitido a todo el planeta en horario de máxima audiencia.

Estambul, 15 de julio de 2016. El gobierno de Erdogan sufre un intento de golpe de estado por parte de su propio ejército. A las 23:00 horas los avances informativos y los teletipos anunciaban los movimientos contra el ejecutivo turco. El propio Erdogan, a través de un video grabado con el móvil, llamó a la población civil para que saliera a las calles a defender la tambaleante democracia del Bósforo. El insomnio internacional terminó cuando el gobierno reconquistó el poder, tras llamar la atención y fortalecer su imagen "democrática" internacional. Eso sí, una retransmisión a todo el planeta en horario de máxima audiencia.

Madrid, 1 de octubre de 2016. La sede del PSOE de la calle Ferraz acoge una junta extraordinaria de la Ejecutiva Federal para destituir al Secretario General. Frente a la sede, la prensa y los simpatizantes son contenidos por la policía. Tras casi medio día de reuniones y descansos, a las 21:00 horas, en pleno prime time, Pedro Sánchez anuncia su renuncia irrevocable al liderazgo de los socialistas. Las catarsis son necesarias para expiar los pecados y resetear los sistemas bloqueados, siempre con luz y taquígrafos para ser transparentes como el agua o, quizá, para teñir las aguas con el color del cristal con el que se quiere que se vea. Claro, la retransmisión a toda la península en horario de máxima audiencia.

Y así un hombre cualquiera disfruta del espectáculo de la vida en directo al más puro estilo de 1984 de George Orwell, aunque con un guión improvisadamente escrito.