domingo, 8 de enero de 2017

Lo prolífico de la ilusión

Una soñadora en pijama permanece dormitando a pierna suelta sobre la isla de Langeoog, mientras, a su lado, un hombre cualquiera se despierta temprano la mañana de reyes.

Desde la ventana de la cocina, el aroma del café templaba la vista al mar del Norte, condensando el vapor sobre la ventana. El silencio de la casa sólo se perturbaba por el avance del segundero. Aún eran las 8:00 de la mañana. Bajo el árbol esperaban el oro, el incienso y la mirra. Dado la temprana hora y la calma de la casa, se enfundó el anorak y la bufanda para pasear unos minutos a pie de playa. El temporal de los días previos había hecho impracticables los alrededores del mar, la belleza del caos.

"Desayuno infantil", un hombre cualquiera

Justo antes de pisar la arena paró en seco. Una invasión multicolor había colonizado la orilla de la playa. La curiosidad le hizo acercarse, lentamente, hasta descubrir miles de recipientes de plástico de colores, de esos que laten de ilusión en el interior de los huevos Kinder. La soledad de la playa le sirvió para fotografiar la involuntaria invasión y, después confesaría, que llenó los bolsillos del anorak de regalos para la soñadora en pijama. Tras dar la voz de alarma, la playa se llenó de niños, viviendo su más prolífica mañana de reyes. Un artículo del diario local dulcificó el accidente marítimo adjudicando a los reyes magos las sorpresas de la chocolatera Kinder Ferrero, que habían naufragado la madrugada del seis de enero camino de Bremen en pleno mar del Norte.

Y así una soñadora en pijama aparta el oro, el incienso y la mirra para descubrir los juguetes que atesoran los dulces del repostero Ferrero.

Hundimiento de Langeoog:

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