Un hombre cualquiera se pregunta sobre la capacidad de la
militancia frente a la selva mediática e interna.
1 de octubre de 2016, sede del PSOE de la Calle Ferraz,
Madrid. El comité federal del partido se reúne para solventar la crisis de
liderazgo del partido, tras la dimisión de parte del comité y por las dudas del
aparato del partido sobre las decisiones del liderazgo de Pedro Sánchez. La
reunión del comité federal supuso la
dimisión de Pedro Sánchez, como secretario general del partido, y el
nombramiento de una gestora para la dirección del partido hasta la elección de
un nuevo secretario general. El liderazgo está expuesto a una continua lucha
contra todo y contra todos. ¿Pero el aparato del partido puede derogar la
decisión de la militancia? ¿El líder debe enfrentarse contra su partido? ¿La
militancia es una justificación de las decisiones sobre el partido o un personaje
cuyas decisiones no son vinculantes sobre el destino del partido? Y, al final, sin
militancia no habría partidos y los partidos deben pensar sobre las ideas de
los militantes.
5 de marzo de 2017, Explanada de Trocadero, Paris. El
candidato conservador francés a la presidencia de la República, François
Fillon, reúne a 50.000 personas en París como símbolo de resistencia ante el
aparato del partido. Cuatro meses después de que Don Nadie ganara las primarias
con el 68% en la segunda vuelta a Alain Juppé, las publicaciones sobre la
malversación de fondos públicos y los tratos de favor a su familia hacen
tambalear su candidatura a dos meses de las elecciones. Contra ello, el
candidato se da un baño de masas para dejar a su partido contra las cuerdas
ante la posibilidad de sustituirle por el segundo en las primarias, Juppé. A
diferencia del caso socialista, el aparato del partido conservador francés tiene
razones de peso con las cuestiones de incongruencia entre el discurso político
y el pasado corrupto del líder que han salido a la luz. La cuenta atrás hacia
las presidenciales hace imposible una consulta a la militancia, pero el aparato
del partido tiene justificada la posible destitución al candidato elegido por
los militantes.
Y así un hombre cualquiera cree que los aparatos de partido deben
contar con un manual de instrucciones para distinguir las líneas rojas ante la
militancia.
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