lunes, 31 de diciembre de 2018

Lo impulsado de los viajes

Un hombre cualquiera se prepara para el nuevo movimiento de traslación que está a punto de impulsarlo.

Durante el despegue le coge la mano a la soñadora en pijama para aplacar los nervios. Más por la lista de propósitos por completar, que por el viaje. Los preparativos esperan entre la maleta atiborrada de costuras y el cuaderno de bitácora hambriento de tinta. Y en la mochila con la vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne para inspirar los días y soñar la noches. También, hay un mapa plegado para encontrar los lugares donde aguardan nuestras futuras anécdotas y los paisajes que colorearán nuestras pétreas instantáneas. Y sin olvidar la aguja y la brújula que hilan los puntos cardinales sin sutura.

Y sin darse cuenta habrá que dejarse llevar por la velocidad de crucero para volar en vagones fletados por Hogwarts. Sumergirse por las corrientes de asfalto de la ruta 66. E, incluso, navegar sin preocuparse por el reloj al timón del Delorean. Sin duda, viajar es utilizar el tiempo para encontrar la felicidad.

Y así un hombre cualquiera espera templar los engranajes de rotación y traslación para moverse en un ¡Feliz 2019!

domingo, 23 de diciembre de 2018

Lo lírico de Nerón


Un hombre cualquiera imagina a Nerón, lira en mano, ensimismado ante las dentelladas de las llamas.

24 de diciembre de 1734, Alcázar de Madrid. Un incendio asola el palacio y reduce a cenizas la residencia real. En el fragor de las llamas algunas obras de arte son salvadas de la furia del dragón. Las 'Meninas' o el 'La lucha con los mamelucos' corren por los pasillos hasta alcanzar una ventana para huir del fuego. Otros muchos objetos artísticos, pasto de las llamas, se esfumaron para rellenar la pinacoteca privada del Infierno.

24 de diciembre de 2018, Museo del Prado. El tintineo de copas, las conversaciones familiares y los villancicos ensordecen la urgencia de las sirenas. El calor de las luces navideñas se hiela ante las llamaradas que claman por entradas y ventanas. Los tres pintores, acostados a las puertas, permanecen de espaldas con los ojos cerrados, empapados por las lágrimas e incapaces de ahogar la pesadilla. Tras Velázquez unos cristales rotos y una columna de humo acompañan a tres guardas de seguridad que abrazan a las Majas, el 'Jardín de las Delicias' y 'Duelo a garrotazos'. Vuelven a desaparecer hasta que las 'Meninas' casi sin respiración salen al exterior. Cuando llegan los bomberos una inmensa colección de cuadros decoran el paseo. Los exhaustos guardas de seguridad siguen sacando cuadros. Sin ayuda de renos, ni de elfos el paseo de ha llenado, por amor al arte, en un salón con regalos la madrugada del 25 de diciembre...

Y así un hombre cualquiera afina la lira que le han dejado bajo el árbol de Navidad. 

lunes, 17 de diciembre de 2018

Lo simbiótico de los extremos



Un hombre cualquiera rechaza la iniciativa de la presidencia del Congreso para borrar los insultos del diario de sesiones.

¡Golpista! ¡Fascista! ¡Españolazo! ¡Comunista! Los insultos a pie de calle se han colado entre los escaños del hemiciclo. Algún eco lejano se había dejado escuchar por los pasillos, pero, poco a poco, se han ido colando en el diario de sesiones. Las taquígrafas y taquígrafos han textualizado las palabras de Rufián, Iglesias, Rivera o Hernando, entre otros. Cómo portadores de la palabra de los ciudadanos llevan sus ideas al Congreso, pero como políticos deben fomentar la moderación y no la agresión constante. La dificultad de su cargo se encuentra en defender sus ideas a través de la argumentación. La amenaza, el insulto y la agresión deben quedarse fuera.

Sin embargo, la polarización es una estrategia política, que invisibiliza la escala de grises y retroalimenta a los enemigos. Estás prácticas ya fueron utilizadas antes; como heredero del terror de Robespierre, la actual estrategia del miedo contabiliza votos. Los beneficiados son los extremos como el Partido Popular con la izquierda abertzale o el Partido Popular con la izquierda bolivariana y viceversa. También se ha repetido entre el partido de Ciudadanos y los independentistas catalanes. O, como en las elecciones andaluzas, entre el PSOE y Vox. Los resultados son desiguales y las variables dependen de cada caso. Pero cada vez más se busca una polarización, que es incompatible con la base propia de la política.

Y así un hombre cualquiera piensa que borrar la realidad del diario de sesiones es construir un pasado imperfecto e incompleto.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Lo versado de los pasos



Un hombre cualquiera tropieza con un verso suelto en su safari por el paso de cebra.

Por fin, la literatura toma las calles. Las bibliotecas, las escuelas y las librerías dejan de tener puertas para que las letras vivan en libertad. Sin imposiciones, ni candados que encarcelen a las obras en estanterías polvorientas e inmovilicen a los lectores atados por los grilletes de la obligación. En la mayoría de estos casos los lectores se alejan de los libros por leyes y sistemas educativos, que se imponen a través de textos infumables o clásicos imposibles.  

Y por fin, los versos toman las calles. Los textos se escriben sobre la pizarra del asfalto para mostrarlos con la pedagogía con la que nos enseñaron de niños. Cuando los conocimientos se iluminaban sobre la oscuridad de la ignorancia. Estás nuevas señales sobre el suelo no tienen una función vial, pero guían hacia uno mismo y, en muchos casos, hacia los demás.

Y así un hombre cualquiera se echa a las calles para cazar el poema compuesto a pedazos entre la almendra central y la M40.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Lo humanizado del arte


Un hombre cualquiera entiende el museo del Prado cómo un espejo de los sentimientos que construyeron su alma.

La riqueza pictórica, arquitectónica y escultórica del interior del Prado está a la altura de las grandes pinacotecas europeas. El infinito Pantone de sus lienzos, las historias que narran cada una de sus pinceladas y la humanización del arte diseñado por sus pintores es, simplemente, envidiable. Su arte decora, inspira, emociona y, también, viste las salas y los pasillos. Y, obviamente, amuebla la mente de sus millones de visitantes cada año.

Alzado de Juan de Villanueva


Pero el síndrome de Stendhal surge antes de entrar al museo. Por ejemplo con la pirámide del Louvre, con las columnas neoclásicas del British o con el estilo 'vassariano' de los Uffizi, que complementan la grandeza de lo que estos museos atesoran en su interior. Así, el continente y el contenido se pueden entender cómo un todo, pero pueden funcionar, igualmente, como partes aisladas. Quizá para mimetizar el todo o, sobre todo, para ocultar su proceso de restauración; el Prado va a convertirse en un palacio de cristal. Se filtrará el reflejo artístico de Velázquez, Goya y Murillo para vestir los muros del museo, junto con los grandes pintores que también han enmarcado sus obras entre el Retiro y Neptuno. Porque todos, tanto aquellos que custodian desde el puesto de cancerberos como aquellos que vigilan en su interior, aportarán luz para asombrar a propios y extraños, también, de puertas hacia fuera. Las lonas mutarán en lienzos para cubrir las fachadas, replicando las obras resguardadas intramuros. Y así las aceras del paseo enmarcarán el lienzo plantado a pinceladas sobre el prado.

Y así un hombre cualquiera, en la próxima visita, agudizará los sentidos para descubrir a los que dibujaron el alma del museo.


Bicentenario del Prado: 1819 - 2019

domingo, 4 de noviembre de 2018

Lo enmarcado de las anécdotas

Un hombre cualquiera se muda a un nuevo piso cuya ventana del salón da a una pared enladrillada.

La falta de vistas se resuelve a golpe de taladro con marcos pintados y fotografiados de lugares ajenos al tiempo. Las instantáneas y los óleos habitan en la memoria que los han vivido y en las anécdotas contadas una y otra vez. Allí vuelven los rostros imberbes y las melenas morenas; carnes de cañón de álbumes apilados, ahora, en las estanterías. Hasta la invención del espejo solo los demás tomaban nota del paso del tiempo; por eso, más de uno habrá querido convertirse en vampiro para obviar el reflejo de la realidad. Así, estos marcos delimitan los recuerdos y los compilan para detener el movimiento de las agujas.

Ahí sigue la brillante concha que marca el camino entre las piedras y la incesante lluvia. Aquellos chubascos que nos hacían guarecernos en acolchados sofás al abrigo del aroma del café. Donde las literarias plumas hacían diana entre cada sístole y diástole. A borbotones, como la rojiza tierra sobre la que el cartógrafo dibujaba la grandeza de las patrias chicas. Aquellas que se pasean en bicicleta y que pueden acabar en una vuelta al mundo en 80 días. 

Y así un hombre cualquiera disfruta de las vistas al ladrillo que evitan la decoración con banderas, la protocolaria simpatía vecinal y, sobre todo, protagonizar la ventana indiscreta.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Lo versado de la eternidad



Un hombre cualquiera siente el latir de Lorca al leer sus escritos, que palpitan a cuneta abierta.

La obra del poeta granadino sigue resucitándole cada vez que alguien se emociona con sus versos y su historia. Así ha alcanzado la eternidad, que se aloja en la memoria de los que recuerdan el pasado. En el caso de Lorca, los pulsos que se convertían en versos reviven en cada clase de secundaria, en cada lector de biblioteca y en cada escritor que se inspira en su obra. Incluso le han propuesto como candidatura póstuma al Nobel de Literatura. Sin embargo, aún nadie le puede rendir homenaje ante una tumba, un nicho o un monumento funerario. La sinrazón fascista lo mató y lo enterró para que lo olvidaran. Y los que gobernaron después se olvidaron de darle sentido a su injusta muerte.

Allá en tierra extraña al norte de la Gran Manzana, Federico García sí está enterrado. Una lápida, fechada en 1945, le recuerda y una parte del poeta se encuentra enterrado con honores en suelo americano. Muerto de pena por un exilio forzado Federico García Rodríguez, el padre de Lorca, buscó en las orillas del Hudson al hijo que perdió, al poeta que callaron y a la grandeza del hombre que se asomaba sobre las azoteas de los rascacielos. Y allí sigue habitando aquel poeta en Nueva York. Al menos al otro lado del charco, intentan mantener su memoria. Como el alcalde de Nueva Jersey, que ha decidido conmemorar al autor estableciendo el 5 de junio como el día de Federico García Lorca.

Y así un hombre cualquiera envidia a los escritores, músicos y artistas que habitan eternamente en el recuerdo, a través de sus obras.

lunes, 20 de agosto de 2018

Lo laureado de la eternidad

Un hombre cualquiera consigue la eternidad al convertirse en César de la antigua Roma.

El sol del mediodía iluminaba las sienes. Las que atesoran las instantáneas de cuando sólo eran aspirantes al coro del Gaudeamus Igitur. Hoy, aquellas sienes son abrigadas con los laureles de otra victoriosa batalla. Todo un honor. El honor de la laureada corona que reside, no en su valor, sino, en las manos que la imponen. Las manos de un ejército de élite forjado en la atlántica Gallaecia, donde se encuentra el fin del mundo...

O, quizá donde se encontrar la gloria de Roma. Aquella que se paladea en el vino de Baco y se vitorea desde las gradas del Coliseum. Y, sobre todo, la que se enmarca en las viñetas épicas, que se firman con la tinta que escribe nuestra Historia.Los que lo recordarán, te saludan.

Y así un hombre cualquiera vuelve de madrugada, dibujando con la sombra de su toga los pasos que marcan el camino para regresar al Finis Terrae.

jueves, 9 de agosto de 2018

Lo reflejado de lo cinematográfico

Un hombre cualquiera revisa el libro de 1000 películas que ver antes de morir y... le faltan títulos.


El cine es un instrumento que refleja nuestros miedos, nuestros avances y, al mismo tiempo, es un medio de divertimento y un pasatiempo con moraleja. Los trabajadores saliendo de la fábrica, que grabó Lumière, nos enseñaron la alienación social; Hitchcock nos mostró la importancia del suspense; y Tarantino que las historias se pueden contar desde diferentes puntos de vista. Así, el cine progresó de la imagen al sonido, de la escala de grises al Technicolor, de la cámara fija a los planos imposibles y de la pura realidad a los efectos especiales. Y cuando todo estaba inventado recuperó sus inicios sin sonido y sin color, The Artist, para demostrar la necesidad de adaptarse a los tiempos modernos; siempre hay que progresar.


Lo que los sueños alcanzan solo lo puede proyectar el cine. Una guerra intergaláctica, regresar al futuro, rescatar a gladiadores antes de acariciar el trigo y así todas las historias que el haz de luz ha grabado en tu memoria. Unas historias que te sorprenden con amanece que no es poco o que te llevan a descubrir una isla mínima. Pero toda historia, absolutamente todas, se narra con un único y complejo material: los sentimientos. Un espejo sobre nosotros mismos. Desde la más tecnológica obra cinematográfica hasta el segundo peor corto amateur, cómo el síndrome de Estocolmo, se basan en el amor, el odio, la alegría o la tristeza. Y solo los espectadores saben discernir lo que el proyector remueve en las entrañas. Quizá por eso en Hollywood han decidido que los premios Oscar cuenten a partir de ahora con la categoría a la película más popular. Que no será la mejor, pero sí la que ha gustado a más gente.


Y así un hombre cualquiera imagina la eternidad como una sala de cine donde revivir, paradójicamente, cada película.

domingo, 22 de julio de 2018

Lo irrenunciable de la paz

Un hombre cualquiera imagina la conversación de Felipe VI y Barack Obama, cara a cara, con el Guernica.

La iconografía de Pablo Picasso es imposible explicarla obviando la representación del horror bélico, de la vida desangrándose por la irracionalidad y de la imposición frente a la democracia; es decir, en síntesis el Guernica. El simbolismo del cuadro expresa el concepto de la muerte de un tiempo, de las vidas arrasadas y la construcción del futuro a partir de unas cenizas movedizas. Lo que supuso una posguerra coloreada a base de una infinita escala de grises para definir la vida bajo las tinieblas, que aún asombran más de ochenta años después.

Así, estos 21 metros cuadrados imaginados por Picasso se han convertido en un icono pictórico de lo irrenunciable de la paz frente a la barbarie. Esta explicación debió exponerle el Borbón a Mr. Obama el pasado viernes, 6 de julio de 2018, en la tercera planta del Reina Sofía. Sin embargo, ¿cómo maquillaría el monarca los cuestionamientos que transpira la pintura al adentrarse en el contexto de la obra y el paralelismo con la Historia reciente?. ¿Cómo le explicaría el actual Jefe del Estado que su legitimidad política comenzó con un conflicto bélico que destruyó la democracia previa?. ¿Cómo le explicaría que los tachones siguen emborronando el paisaje con los fuegos fatuos del Valle de los Caídos?. ¿Cómo le explicaría que los herederos de los que ordenaron aquella masacre siguen considerándose unos, grandes y libres de España?. ¿Cómo le explicaría que la gracia de Dios era la tristeza de un pueblo eternizado en las cunetas, con remites sellados en calles que nombran a la deshonra y atados y bien atados a la sombra de los brazos alzados del cara al sol?. Seguramente la diplomacia engulliría las críticas y acallaría lo políticamente incorrecto, pero y si le preguntó por todo esto...

Y así un hombre cualquiera habría entendido a Obama encaramado al mástil de Colón con una blandiente tricolor al entender las pinceladas de Picasso.

miércoles, 11 de julio de 2018

Lo abanderado del foie


Un hombre cualquiera nota la suave brisa que hace vibrar a la tricolor francesa, instalada por el 14 de julio en el estanco de La Estafeta.

La familia política francesa acudía a sus primeros sanfermines. Margot y Fermín les habían enviado meses atrás un paquete que les anunciaba el viaje a Pamplona. El pack se llamaba Franceses Osados por Invadir España (FOIE) e incluía: un despertador para los madrugones de los encierros, una pequeña colección de conservas navarras, los billetes de avión y, por su puesto, un pañuelo rojo para cada uno.

Sin darse cuenta la semana voló hasta convertirse en recuerdos. Después de varios brindis con sangría, alguna siesta viendo el Tour y con algunas agujetas de tanto baile. Y así la semana tocó a su fin el 14 de julio. Toda la familia ataviada con sus pañuelos y sus velas acudieron a la Plaza del Ayuntamiento para entonar el "Pobre de mi". Además, los turistas galos pusieron el toque de color con los colores de su bandera pintándoles las mejillas; en vísperas de la final del Mundial de fútbol.

Y así un hombre cualquiera pierde la referencia de la brisa cuando arrían la bandera y el cartel de las fiestas de San Fermín.


¿Y qué ocurrió otros 14 de julio? 
Lo tratado del corazón
Lo embarazoso de la frontera

domingo, 24 de junio de 2018

Lo honrado de los caídos

Un hombre cualquiera lee atónito la noticia de la exhumación de los restos de Francisco Franco.

La Mandrágora compuso "Adivina, adivinanza" para narrar el esperado entierro del dictador. Aquella canción enumeraba una infinita lista de asistentes a las exequias fúnebres desde la primera fila del cortejo a los que acudieron del más allá. En la seriedad de los rostros se intuía el final. No se enterraba a un hombre, con independencia de sus inhumanos actos, sino que se acompañaba a un régimen camino del infierno.

Los simbólicos monumentos, que los dictadores consagraron a perpetuar en la historia su imagen de inhumanos, no deben caer en el olvido. Así, el Valle de los Caídos representa la monstruosidad del franquismo. Un osario de héroes y de enemigos que proyectan el mortifico vacío de una guerra fratricida, amparada por la unción católica, la inversión comercial y el paso marcial. 

Y así un hombre cualquiera espera que el Valle de los Caídos se reconvierta para el honor de todos los que cayeron, incluso a los que tiraron a las cunetas.

domingo, 17 de junio de 2018

Lo reflejado de los espejos

Un hombre cualquiera se despierta en una barcaza en mitad del mar con una extraña sensación de vacío.

Alicante, un marzo de 1939. Ya no quedaban balas cuando embarcaron a tierra extraña. El puerto se alejaba borroso entre lágrimas y el azul del Mediterráneo esperaba a Serrat para componer las largas noches de invierno. El incierto futuro se velaba oscuro como las profundidades del mar que les hacía naufragar su presente cara al exilio. Y así, el Stanbrook desembarcaba su caminito a ultramar, en Orán, por debajo de la línea de flotación con 3.000 almas a bordo.

Valencia, un junio de 2018. Tras navegar a la deriva sin puerto ni meta, la tenue luz de un faro esgrimió la línea del horizonte. El nimio esbozo de la tierra prometida fue tomando las formas de sueños, esperanzas y, sobre todo, de futuro. El primer mundo hace aguas sobre tierra firme, cuando la conciencia encalla sobre el vil metal. El Aquarius toma puerto con 600 almas que han sobrevivido a una nueva Odisea.

Y así un hombre cualquiera observa una amplia llanura de lo que fue un mar; ahora, repleto de cadáveres, de naves naufragadas y, sobre todo, de vergüenza.

martes, 12 de junio de 2018

Lo mediático de los diagnósticos



Un hombre cualquiera aprende la nueva lista de reinas y reyes godos que compondrán el estrenado Gobierno.

Hasta los leones del Congreso se dieron la vuelta para curiosear lo que ocurría en el hemiciclo el pasado 1 de junio. La cara de absoluta incredulidad que se les puso ha durado hasta el nombramiento del nuevo Consejo de Gobierno. Una nueva nomenclatura que debería aplicarse para adaptarse a su nueva composición y a sus características de género. Una sociedad que ha clamado como si todos los días fueran ocho de marzo, que debe luchar contra la homofobia, que necesita patentar la laicidad sin biblias ni crucifijos; y, en consecuencia, que necesita un gobierno ejemplar y ejemplarizante, como el diseñado por el superviviente, Pedro Sánchez

El carácter mediático de los acontecimientos ha colocado un listón muy elevado y un punto de crítica que no perderá detalle. La luz y los taquígrafos servirán para mostrar y determinar los grandes retos: recomposición de los recortes sociales; medirá milimétricamente la vara de la corrupción; proclamará la independencia periodística de Torrespaña; redefinirá la concepción del diálogo; formulará la conjugación de la inversión en un futuro condicional; y la lista se irá ampliando a cada minuto. La complicada vida política escuchará cada latido para conocer su estado cardíaco, eso sí, desde su insuficiencia parlamentaria. Los fármacos deberán ajustarse al presupuesto heredado y a los sobresaltos que puedan echar por tierra el diagnóstico.

Y así un hombre cualquiera espera que la hemofilia no haga de las suyas, como diría Nieves Concostrina, que con las monarquías ya se sabe...

sábado, 2 de junio de 2018

Lo encerado de las mociones


Un hombre cualquiera se queda estupefacto ante la primera moción de censura de la historia que ha desalojado a un presidente, Mariano Rajoy.

Al superviviente inesperado de la política ibérica del siglo XXI le han dado la extrema unción en un perfecto euskera. Este superviviente ha permanecido impune a los envites de Esperanza Aguirre, a varias derrotas electorales, a los dimes y diretes del fantasma de Aznar, a la guillotina de la corrupción y hasta a los desprestigiados hilillos de plastilina que se escondían debajo del mar. De todo se ha salvado y todo le ha ido hiriendo, poco a poco, hasta que Marco Junio Bruto Sánchez le ha acuchillado y a la sombra de una chapela le han ungido con los santos óleos. La mecha se le ha ido quemando, mientras se deshacia la cera del palo que aguantaba su vela.

La estrategia de Don Tancredo falló a la enésima embestida y este Matusalén, contra los sagrados mitos bíblicos, se apagó en mitad de la última tormenta. Murió sobre el escaño que veló a Adolfo Suárez durante las balas de  fogueo de Tejero, dónde Leopoldo Calvo Sotelo casi ni llegó a calentar con su luz y dónde José María Aznar se convirtió en humo como las almas que viajaban aquel 11 de marzo. Al final, la oscuridad de la muerte política deja ese regusto a quemado, como cuando las velas se apagan, y todo acaba lleno de un humo que no deja ver la realidad, hasta que se disipa.

Y así un hombre cualquiera se queda, como una estatua, ante la premura del comunicado del Museo de Cera con el cambio de la figura del nuevo presidente, Pedro Sánchez.

domingo, 20 de mayo de 2018

Lo televisivo de las cabinas


Un hombre cualquiera esquiva trincheras y zanjas en plena Gran Vía por la reforma de la centenaria selva de asfalto.

Las crónicas de un pueblo hablarán del proyecto municipal para aportar a los bípedos viandantes más cancha que a los contaminantes motores del dióxido de carbono. Por ello, la lucha contra el cambio climático se vislumbra en los apeaderos de las futuras bicicletas eléctricas, que son para los veranos azules más allá de la sombra de La Dorada. El sonido de un timbre de bicicleta me alerta de un inesperado mensaje, que hace vibrar el teléfono con la nefasta necrológica: "El director de cine, Antonio Mercero, ha muerto en Madrid". Al levantar la vista de la pantalla me topo con dos operarios, que retiran la última cabina telefónica de la calle. Los botones de los números del teléfono caen desgajados al suelo y, también, el auricular incomunicado se precipita tras soltarse del cable.

El sincronismo entre la noticia y el desmontaje supuso una poética y simbólica despedida, como si fuera un casual plano secuencia. Quizá fue su última genialidad cinematográfica sentado en la grúa de la cámara, mientras ascendía de Madrid al cielo. Y allí en lo alto entonando “Algo se muere en el alma cuando un amigo se va...” El reencuentro con Chanquete me humedeció el lacrimal ante el ataque de tristeza. Desconsolado, busqué un reconfortante antidepresivo en la farmacia de guardia.

Y así un hombre cualquiera se apropia del auricular, antes que quede enterrado bajo los adoquines, para llamar a las musas en caso de urgencia. 

domingo, 13 de mayo de 2018

Lo festivo de los carteles


Un hombre cualquiera se encamina con chaleco, gorra y clavel ajado en la solapa a la pradera de San Isidro de la mano de la chulapa en pijama.

El autobús urbano parece una lata de sardinas, pero lo paradójico de la estampa son todos los gatos que se encuentran dentro. Y todos desembarcan en la plaza del Marqués de Vadillo, que parece un hormiguero con el rumor del organillo, los furtivos vendedores de cerveza y los castizos de origen y de importación. Como la risueña Lili con su mantón de Manila, que le otorga un aire exótico al paso de cebra en la confluencia con Antonio de Leyva. El rasgado de sus ojos delata que conoce las guaridas de los dragones que se guarecen en el corazón de Usera. Pierdo su sonrisa entre la multitud hasta alcanzar la mirada cansada de Almudena, abrazada a una boquiabierta Victoria entre sus brazos. Ambas escalan los peldaños del metro, desde los desbordados vagones de la línea 5. Almudena ha madrugado para llevar a Victoria por primera vez a la pradera. El turno de noche no sabe de festivos, ni los ilusionados hijos de promesas incumplidas.

A medida que la afluencia del suburbano toma los escasos metros libres de la plaza, la marabunta va empujando a cada una de las almas hacia los últimos resquicios de la pradera. Las calles que separan la plaza de la pradera son un herbidero entre colmados, bares y locales de asociaciones sociales. En el local de Izquierda Unida, las britanicas pecas de Gloria abrazan a María, envueltas ambas en una bandera multicolor. Y así por la inercia del caminar se alcanzan los primeros puestos de rosquillas. En el segundo puesto, Manuela, cuyas canas son un lienzo para dibujar las estampas de sus setenta primaveras acudiendo a la pradera, atiende a propios y extraños. A voz en grito bocifera los precios de las listas y las tontas bajo unos frondosos madroños.

Y así un hombre cualquiera atisba un rincón de pradera donde acampar, con su emperatriz berciana, un reino para todos aquellos que protagonizan los carteles de su álbum de recuerdos, a la sombra del pirulí.

Inspiración castiza con Mercedes deBellard

lunes, 23 de abril de 2018

Lo rebuznante de los elefantes


Un hombre cualquiera se compra el primer fascículo de invasiones rusas para dummies antes de hacerse las américas.

La inteligencia post-sovietica de Vladimir Putin y la KGB barajaron la posibilidad de invadir al máximo enemigo montados en un burro, cuya máxima amenaza es soltar una coz; y, obviamente, decidieron tomar a su antagonista subidos en un impresionante elefante, cómo Aníbal entrando en Roma. Y así fue, a lomos del mastodóntico paquidermo y a pecho descubierto, como se encaminó en busca de las mieses de la victoria. El concentrado gesto del líder sólo se perturbó por el pegadizo canturreo popular - "un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña, cómo veía que no se caía..." -. La telaraña se tejió por millones de usuarios, desde la costa atlántica a la costa oeste, a base de los #MeGusta que perfilaron la llave para la Casa Blanca al patoso Donald. Mientras tanto, la bóveda del Capitolio acogió la atropellada estampida de elefantes para tomar sus escaños republicanos.

Y Hilary sigue horrorizada, leyendo los gubernamentales tweets del Presidente con el triste compás del saxofón de Bill de fondo. ¿Y si Putin me hubiera apoyado? se pregunta. Quizás se habría convertido en una matrioska al antojo del Kremlim o, incluso, Bill habría optado por la balalaika para animar las vacaciones en Moscú. Nadie se esperaba este espectáculo al abrirse el terciopelo del telón de acero.

Y así un hombre cualquiera le dibuja un shapka-ushanka al Tío Sam para convertirlo en un auténtico dummie made in Rusia.

domingo, 15 de abril de 2018

Lo romano de las locuras


Un hombre cualquiera busca una ruta sin peajes a la Galia, pero el GPS le acaba situando en plena provincia de Tarragona.

La Galia de Astérix y Obélix, como la Numancia de la victoria pirrica o la Asturias resistente de Pelayo, se basa en la defensa a ultranza de lo propio frente al imperialismo preponderante. Lo que ahora llama Trump las guerras comerciales y que toda la vida, sin eufemismos, se ha llamado invasión. Quizá sea un acérrimo seguidor de Celtas Cortos y su "haz turismo invadiendo un país".

Bien, pues de aquellos romanos, de los posteriores musulmanes o los más cercanos estadounidenses, ahora todas sus tácticas y experiencias se han concentrado en unos nuevos invasores con imagen corporativa y campañas de marketing; se hacen llamar multinacionales. La evolución del colonialismo decimonónico crea embajadas en cualquier esquina de ciudad, aldea de montaña o en un pueblo con mar una noche después de un concierto. Y en lugar de tu bar, al verano siguiente, construyen una sucursal del Banco Hispanoamericano (o insertar marca globalizada deseada). La aldea gala ahora es L'Ametlla, que manteniendo la aplicación del plan general urbano de 1992, impide la instalación de multinacionales como el BBVA, Sareb o Lidl en su territorio municipal.

Y así un hombre cualquiera, cuando le hablan de las maravillas de la globalización, grita aquello de ¡Están locos estos romanos!.

jueves, 5 de abril de 2018

Lo imperecedero de los dodos


Un hombre cualquiera se siente Charles Darwin al redescubrir varios ejemplares del extinto dodo.

Estas chordatas columbiformes columbidae se han avistado esporádicamente en el noroeste peninsular. Se han encontrado en playas paradisíacas al abrigo de cordilleras amuralladas contra invasiones. O en comarcas de tierras encarnadas con un corazón tallado en oro por los romanos. Su capacidad de adaptación viene determinada por una robustez digna de los mejores jugadores del seis naciones y de la firmeza del parche de un tambor de banda de gaitas. Nacen manumisos a la imagen y semejanza de sus progenitores, cómo clones imperecederos al paso del tiempo.

Nunca le miran los dientes al caballo regalado, pero serían capaces de datar la edad del equino y su relación de parentesco con Camila Parker Bowles. Además, están protegidos por los mejores miembros de las fuerzas armadas y de las asociaciones de amigos de la ornitología. Según cuenta la leyenda urbana era el ave favorita de Oscar Wilde, que inspiró su famoso personaje, el polifacético Dorian Gray; porque, como el dueño del cuadro, los dodos cuentan con un pacto con el diablo para no envejecer jamás.

 Y así un hombre cualquiera pide al Museo de Ciencias una ampliación del 'Origen de las especies ' para incluir la "desextincion" de los dodos.

miércoles, 21 de marzo de 2018

Lo traficado de las injusticias


Un hombre cualquiera busca inspiración entre el amasijo de letras y papel de una oscura librería del centro.

El establecimiento no estaba muy concurrido. El librero con un aspecto ochentero despachaba con fruición, mientras recolocaba ejemplares por la tienda. Varios de los clientes, después de dar varias vueltas, se acercaban al dependiente al que le pedían sigilosamente - tabaco de batea -. Él les entregaba un paquete envuelto y ellos, tras pagar, se despedían, con un - Gracias, Sito -. Sorprendido levemente, pensé que eran conocidos o que les guardaba algún pedido. Sin más, salí de la librería y seguí paseando calle abajo.

Dos manzanas más cerca del mar, encontré otra librería. Me adentré por su portezuela de madera roja. Saludé a la dependienta y me quedé  frente al mostrador olisqueando una mesa con portadas de diversos ejemplares. Una pizpireta clienta se acercó con las manos vacías a la librera y, para mi asombro, le pidió - ¿tabaco de batea? -. Dejé que marchara y me acerqué sediento de curiosidad a la joven que atendía. - Perdone, quería tabaco de batea -. Se agachó y sacó un paquete envuelto en papel de estraza y con la cifra del precio a lápiz en el dorso. Pregunté - ¿Aceptan tarjeta? -. Ella hizo una mueca al decir - Para este producto no, sólo efectivo -. Rebusqué en el bolsillo y le aboné, torpemente, la pingüe cantidad. Cómo vio mi ansiedad por abrirlo, me alertó. - Aquí no lo abra, por favor -. Me despedí con un involuntario, - Gracias, Sito -. Ella me sonrió. Rápidamente me metí en el primer bar que encontré y me pedí, atropelladamente, un café con leche, mientras abría mi producto de estraperlo.

Y así un hombre cualquiera ayudó a liberar un ejemplar más de “Fariña” de Nacho Carretero del injusto secuestro judicial.

miércoles, 7 de marzo de 2018

Lo femenino de la huelga

Una mujer cualquiera podría explicar el feminismo a través de los libros y las películas que alfabeticen a la caverna machista.

La fiesta del chivo (Mario Vargas Llosa, 2000). El asesinato del dictador Trujillo en la República Dominicana y de su clientelar régimen político es el escenario para narrar el drama de la mujer en un mundo hecho por y para el hombre. Las mujeres son figurantes de la Historia, casi objetos que se utilizan a antojo y gusto del ser que se cree supremo. El libro narra la práctica de abusos sexuales, la educación servicial al hombre y, sobre todo, la inferioridad política y social de la mujer. Dentro de la narración se incluye el hecho histórico que dio origen al Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, a través del asesinato de las hermanas Mirabal. Las tres hermanas fueron a asesinadas por su cercanía y acción para acabar con la dictadura. Ellas nos enseñaron que la Historia se escribe en femenino singular, como la Revolución o la Libertad.

Las Horas (Stephen Ladry, 2002). Se narra lo femenino en tres tiempos (1923, 1951 y 2001) a través del convulso siglo XX. Se describe la figura poliédrica de la mujer: la sexualidad, la posición social, el desarrollo artístico, la estigmatización ante la enfermedad, el papel secundario y la eterna sombra tras el hombre. Los problemas, las dificultades y las luchas contra la desigualdad de la mujer se protagonizan por Nicole Kidman, Julianne Moore y Meryl Streep, apoyadas en la inspiradora pluma de Virgina Wolf.


Y así una mujer cualquiera humanizaría con sus argumentos a los duros de mollera que siguen sin entender las razones de la huelga del 8 de marzo de 2018.

¡Feliz día de la mujer!

martes, 27 de febrero de 2018

Lo paradisíaco del sur

Un hombre cualquiera honra el 28 de febrero escuchando la "Andalucía" versada por un Kanka a corazón abierto.

El lejano oriente no se antoja tan distante como mienten los mapas; porque, más allá de Despeñaperros, hay un paraíso por descubrir entre la enarbolada Sierra de Cazorla y la colonial Gibraltar del "God Save the Queen!". Incluso su envergadura cabe, de punta a punta, entre los gitanos lunares del pañuelo que unen la salada Isla Cristina y la arenosa ensenada de Taray. Una geografía salpicada por el salitre de sus marismas donde se asentó la soñada Atlántida y los altos vuelos sobre las columnas de Hércules para abrir el mundo al occidente desconocido. Un mundo repleto de míticas leyendas que siguen narrándose en los patios cordobeses, entre el aroma a geranio y jazmín, por la morena Fuensanta de Julio Romero de Torres. Cuyas historias relatan la vida desde el 'alhambrado' andar de los tristes a las galácticas incursiones de los 'jedis' asombrados por la Giralda, al ritmo de los universales quejidos de la tacita de plata.

Sus poetas se inspiraron entre los rascacielos de la 'Fifth Avenue' de Nueva York. Sus pintores retrataron la humanidad frente a los bombardeos fascistas de Guernica. Y sus cantantes entonaron sus letras "desde Algeciras a Estambul para pintar de azul las largas noches de invierno". Y cuando despunta la primavera, una saeta rompe al cantar el silencio de la madrugada entre los aplausos del Falla y el jolgorio de las casetas del real de la feria. Hasta que los romeros toman el amanecer con el rumor del vareo del mar y el oleaje de los olivos. Justo en la hora a la que parten las tres carabelas rumbo a ultramar hacia los mundos sutiles del pausado exilio de Alberti.


Y así un hombre cualquiera siente en el viento del sur los susurrados versos de Blas Infante y de Mariana Zambrano para seguir haciendo camino al andar...

lunes, 12 de febrero de 2018

Lo radiado de las palabras

Un hombre cualquiera imagina las ondas radiofónicas trotando en pleno vuelo hasta alcanzar cada transistor.

Quien dijo que una imagen vale más que mil palabras no había escuchado jamás la radio, o no le había prestado la atención que requiere. Esas mil palabras pueden detallar hasta la extenuación el matiz del color, el ángulo de cada forma y hasta el volumen cúbico que a simple vista pasarían totalmente desapercibidos. Además, la narración del locutor evoca la imaginación dormida, alimenta la capacidad reflexiva y humaniza lo contado sin lo prejuicioso de la mirada y lo desapegado de la lejanía. Lo contado, más que lo leído o lo visto, profundiza en la conciencia, por la íntima relación invisible entre el locutor y el oyente. 

Y, con todo y con eso, la radio se basa en la característica fundamental del ser humano, la comunicación. Son las ganas de contar con la necesidad de saber. Incluso, en ocasiones, se invierten los papeles cuando el locutor abre los micrófonos a los oyentes y ellos se convierten en protagonistas. Ambos amarran los micrófonos para que los mástiles permitan ondear las palabras a pesar de la fuerza del viento.


Y así un hombre cualquiera seguirá creyendo en las narraciones radiofónicas que alimenten el mito de Pegaso

domingo, 4 de febrero de 2018

Lo filosófico de las experiencias

Un hombre cualquiera reflexiona ante las tesis de Nietzsche sobre la muerte de Dios.

1981, Nerja. La infancia y la adolescencia cuentan con la necesidad de referentes para influir y construir el desarrollo hacia la persona adulta. La ayuda de estos faros para no salirse del camino son difíciles de seguir, cuando el barco está encallado tierra adentro. Sin embargo, la imaginación infantil puede navegar, desde tierra firme, si se deja guiar por la experiencia del capitán. Llegado el momento la tripulación se irá apeando en cada puerto y parte del patrón seguirá dirigiendo a pesar de que éste haya iniciado rumbo hacia la laguna Estigia.

2018, Barcelona. Alcanzar la vida adulta supone un salto al vacío, que intenta amortiguarse con la formación académica y, sobre todo, las experiencias personales. Este proceso de aprendizaje pasa del surrealismo, incluso daliniano, de las expectativas futuras, hasta los realistas jarros de agua fría del presente impensable. En esta tesitura, ni el mago Merlín nos aportará un truco maestro, ni el filósofo peripatético nos aportará una explicación mágica para solucionar la complejidad de  la vida. Llegado cada momento el vuelo de la lechuza calmara el miedo para conseguir una porción de felicidad y, por ello, el filósofo formará parte de ella a pesar de incumplir la máxima de Descartes. (Pienso, luego existo)


Y así un hombre cualquiera mata a Dios, cuando la filosofía, que no evita la muerte, sirve para entender la vida.

domingo, 28 de enero de 2018

Capítulo VII: Lo inconfundible de las extraordinarias

Un hombre cualquiera tiene la innata capacidad de toparse con humanas extraordinarias y mujeres inconfundibles entre lo universitario de los campus y el vuelo del botafumeiro.

Las ciudades son escenarios que se añoran por las vidas que las ocuparon y no por las piedras que las construyen. De hecho, al revisitar los lugares en los que fuimos felices, rescatamos los recuerdos compartidos que, con el tiempo, aprendimos a degustar en lo inmortalizado de los viejos álbumes de fotos. Y, con ellos, la vida se construye por lo que hicimos, lo que reímos y lo que brindamos. Todo protagonizado por las personas que siguen estando a una llamada de teléfono, a una postal de correo, o a un viaje de distancia.

Y en ese álbum está inmortalizada la irónica politóloga, que fue capaz de imprimir su esencia entre los pupitres, como la luz lo hace sobre el celuloide. Pero ella no es un personaje, sino una protagonista. Y ha sido capaz de huir a la ciudad tras la 'Rebelión en la granja' lo que le aportó la libertad para volar. También, fundar una compañía solvente a lo 'Bonnie and Clyde' que le aseguró vivir sin miedo. Y, además, conseguir ser una 'Rebelde sin causa' que le definió como poseedora de la reconfortante felicidad.


Y así un hombre cualquiera espera seguir disfrutando de la esencia que caracteriza a a lo inconfundible de las extraordinarias.


¿Recuerda más extraordinarias inconfundibles?

miércoles, 17 de enero de 2018

Lo desafinado de la corrupción

Un hombre cualquiera teme que la mente se le corrompa perdiendo los recuerdos y la cordura por el silencio implacable del Alzheimer

Cuchara, Bicicleta, Manzana (2010). El President, Pasqual Maragall, protagonizó este documental sobre el tratamiento que comenzó, cuando en 2007, le diagnosticaron Alzheimer. Su figura pública ayudó para la visibilidad social de una enfermedad que afecta a millones de personas y, también, la creación de su fundación ha posibilitado fondos para el estudio de la prevención y análisis de la enfermedad. Indiscutiblemente, el carácter neurodegenerativo de la enfermedad hará que los recuerdos y conocimientos del alcalde de las Olimpiadas, del President del Estatut y del político socialista se vayan olvidando en su memoria. Pero, lo que quedará intacto serán la implementación de sus políticas, la tinta de los periódicos que contaron su vida y las palabras grabadas, como las que destaparon el caso de corrupción del 3% del puyolismo en el Palau de la Música.

El Príncipe (1513). Nicolás Maquiavelo escribió “Nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado por la mentira”. El estadista italiano fue mentor de líderes políticos para que no olvidaran buscar el propio interés para conseguir y mantener el gobierno. Incluso la corrupción podría ser facilitada con los maquiavélicos modos, consejos y estrategias que recoge en su obra. Sin embargo, aplicar estas prácticas tienen una cadencia desacompasada, como la desafinada música que rompió los cristales del palacio para propagar, por calles y plazas, el melodioso tintineo de las monedas robadas en los bolsillos ajenos. El director dejó caer la batuta y los violines comenzaron a desafinar, a medida que la brisa arrastraba por los suelos todas las partituras. Pero el espectáculo continuó y lo hizo con unos músicos que olvidaron las notas, mientras los pentagramas viraron en curvas sinuosas, que se acaban perdiendo entre los garabatos de la firma del juez.


Y así un hombre cualquiera tacha la notas discordantes del pentagrama para no corromper la armonía de cada recuerdo.