lunes, 23 de abril de 2018

Lo rebuznante de los elefantes


Un hombre cualquiera se compra el primer fascículo de invasiones rusas para dummies antes de hacerse las américas.

La inteligencia post-sovietica de Vladimir Putin y la KGB barajaron la posibilidad de invadir al máximo enemigo montados en un burro, cuya máxima amenaza es soltar una coz; y, obviamente, decidieron tomar a su antagonista subidos en un impresionante elefante, cómo Aníbal entrando en Roma. Y así fue, a lomos del mastodóntico paquidermo y a pecho descubierto, como se encaminó en busca de las mieses de la victoria. El concentrado gesto del líder sólo se perturbó por el pegadizo canturreo popular - "un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña, cómo veía que no se caía..." -. La telaraña se tejió por millones de usuarios, desde la costa atlántica a la costa oeste, a base de los #MeGusta que perfilaron la llave para la Casa Blanca al patoso Donald. Mientras tanto, la bóveda del Capitolio acogió la atropellada estampida de elefantes para tomar sus escaños republicanos.

Y Hilary sigue horrorizada, leyendo los gubernamentales tweets del Presidente con el triste compás del saxofón de Bill de fondo. ¿Y si Putin me hubiera apoyado? se pregunta. Quizás se habría convertido en una matrioska al antojo del Kremlim o, incluso, Bill habría optado por la balalaika para animar las vacaciones en Moscú. Nadie se esperaba este espectáculo al abrirse el terciopelo del telón de acero.

Y así un hombre cualquiera le dibuja un shapka-ushanka al Tío Sam para convertirlo en un auténtico dummie made in Rusia.

domingo, 15 de abril de 2018

Lo romano de las locuras


Un hombre cualquiera busca una ruta sin peajes a la Galia, pero el GPS le acaba situando en plena provincia de Tarragona.

La Galia de Astérix y Obélix, como la Numancia de la victoria pirrica o la Asturias resistente de Pelayo, se basa en la defensa a ultranza de lo propio frente al imperialismo preponderante. Lo que ahora llama Trump las guerras comerciales y que toda la vida, sin eufemismos, se ha llamado invasión. Quizá sea un acérrimo seguidor de Celtas Cortos y su "haz turismo invadiendo un país".

Bien, pues de aquellos romanos, de los posteriores musulmanes o los más cercanos estadounidenses, ahora todas sus tácticas y experiencias se han concentrado en unos nuevos invasores con imagen corporativa y campañas de marketing; se hacen llamar multinacionales. La evolución del colonialismo decimonónico crea embajadas en cualquier esquina de ciudad, aldea de montaña o en un pueblo con mar una noche después de un concierto. Y en lugar de tu bar, al verano siguiente, construyen una sucursal del Banco Hispanoamericano (o insertar marca globalizada deseada). La aldea gala ahora es L'Ametlla, que manteniendo la aplicación del plan general urbano de 1992, impide la instalación de multinacionales como el BBVA, Sareb o Lidl en su territorio municipal.

Y así un hombre cualquiera, cuando le hablan de las maravillas de la globalización, grita aquello de ¡Están locos estos romanos!.

jueves, 5 de abril de 2018

Lo imperecedero de los dodos


Un hombre cualquiera se siente Charles Darwin al redescubrir varios ejemplares del extinto dodo.

Estas chordatas columbiformes columbidae se han avistado esporádicamente en el noroeste peninsular. Se han encontrado en playas paradisíacas al abrigo de cordilleras amuralladas contra invasiones. O en comarcas de tierras encarnadas con un corazón tallado en oro por los romanos. Su capacidad de adaptación viene determinada por una robustez digna de los mejores jugadores del seis naciones y de la firmeza del parche de un tambor de banda de gaitas. Nacen manumisos a la imagen y semejanza de sus progenitores, cómo clones imperecederos al paso del tiempo.

Nunca le miran los dientes al caballo regalado, pero serían capaces de datar la edad del equino y su relación de parentesco con Camila Parker Bowles. Además, están protegidos por los mejores miembros de las fuerzas armadas y de las asociaciones de amigos de la ornitología. Según cuenta la leyenda urbana era el ave favorita de Oscar Wilde, que inspiró su famoso personaje, el polifacético Dorian Gray; porque, como el dueño del cuadro, los dodos cuentan con un pacto con el diablo para no envejecer jamás.

 Y así un hombre cualquiera pide al Museo de Ciencias una ampliación del 'Origen de las especies ' para incluir la "desextincion" de los dodos.