domingo, 22 de julio de 2018

Lo irrenunciable de la paz

Un hombre cualquiera imagina la conversación de Felipe VI y Barack Obama, cara a cara, con el Guernica.

La iconografía de Pablo Picasso es imposible explicarla obviando la representación del horror bélico, de la vida desangrándose por la irracionalidad y de la imposición frente a la democracia; es decir, en síntesis el Guernica. El simbolismo del cuadro expresa el concepto de la muerte de un tiempo, de las vidas arrasadas y la construcción del futuro a partir de unas cenizas movedizas. Lo que supuso una posguerra coloreada a base de una infinita escala de grises para definir la vida bajo las tinieblas, que aún asombran más de ochenta años después.

Así, estos 21 metros cuadrados imaginados por Picasso se han convertido en un icono pictórico de lo irrenunciable de la paz frente a la barbarie. Esta explicación debió exponerle el Borbón a Mr. Obama el pasado viernes, 6 de julio de 2018, en la tercera planta del Reina Sofía. Sin embargo, ¿cómo maquillaría el monarca los cuestionamientos que transpira la pintura al adentrarse en el contexto de la obra y el paralelismo con la Historia reciente?. ¿Cómo le explicaría el actual Jefe del Estado que su legitimidad política comenzó con un conflicto bélico que destruyó la democracia previa?. ¿Cómo le explicaría que los tachones siguen emborronando el paisaje con los fuegos fatuos del Valle de los Caídos?. ¿Cómo le explicaría que los herederos de los que ordenaron aquella masacre siguen considerándose unos, grandes y libres de España?. ¿Cómo le explicaría que la gracia de Dios era la tristeza de un pueblo eternizado en las cunetas, con remites sellados en calles que nombran a la deshonra y atados y bien atados a la sombra de los brazos alzados del cara al sol?. Seguramente la diplomacia engulliría las críticas y acallaría lo políticamente incorrecto, pero y si le preguntó por todo esto...

Y así un hombre cualquiera habría entendido a Obama encaramado al mástil de Colón con una blandiente tricolor al entender las pinceladas de Picasso.

miércoles, 11 de julio de 2018

Lo abanderado del foie


Un hombre cualquiera nota la suave brisa que hace vibrar a la tricolor francesa, instalada por el 14 de julio en el estanco de La Estafeta.

La familia política francesa acudía a sus primeros sanfermines. Margot y Fermín les habían enviado meses atrás un paquete que les anunciaba el viaje a Pamplona. El pack se llamaba Franceses Osados por Invadir España (FOIE) e incluía: un despertador para los madrugones de los encierros, una pequeña colección de conservas navarras, los billetes de avión y, por su puesto, un pañuelo rojo para cada uno.

Sin darse cuenta la semana voló hasta convertirse en recuerdos. Después de varios brindis con sangría, alguna siesta viendo el Tour y con algunas agujetas de tanto baile. Y así la semana tocó a su fin el 14 de julio. Toda la familia ataviada con sus pañuelos y sus velas acudieron a la Plaza del Ayuntamiento para entonar el "Pobre de mi". Además, los turistas galos pusieron el toque de color con los colores de su bandera pintándoles las mejillas; en vísperas de la final del Mundial de fútbol.

Y así un hombre cualquiera pierde la referencia de la brisa cuando arrían la bandera y el cartel de las fiestas de San Fermín.


¿Y qué ocurrió otros 14 de julio? 
Lo tratado del corazón
Lo embarazoso de la frontera