domingo, 4 de agosto de 2024

Lo terrenal de los paganos

Un hombre cualquiera sueña con peregrinar a la divina Nápoles.

El calor de la media tarde se extiende por callejas y plazuelas. Una especie de laberinto adoquinado de los infiernos de Dante. Ni la cercanía del mar da tregua al caluroso verano del Mediterráneo. Sofía busca alguna brisa desde el altar de su ventana. Sin embargo, su divinidad pagana despierta los altos instintos de los termómetros, que se acaloran con sus cinematográficos escotes. Una fiebre avivada por las décimas de su luminosa sonrisa, made in Hollywood.


'L'Altare', Susana Paredes



Frente a su ventana, tras unos aterciopelados visillos, la beatona de su vecina escudriña, a través de unos católicos ojos, su esbelta y pecaminosa figura. En la penumbra, atesora su desgastado rosario por Ave Marías y Padrenuestros, mientras farfulla agravios e injurias que sobrepasan la moral de su mirada. Una mirada que mezcla realidad y ficción. Tras el primer amén susurra un imperceptible, ¡ladrona de taxistas!. Con el siguiente amén, ¡meretriz napolitana!. Al tercer amén le sigue un ¡sucia inmigrante rusa!. Después, ¡hechicera! Al quinto amén. ¡Fresca de mil pretendientes! Otro amén. ¡amante de curas!. Tras el próximo. ¡Fulana de gangsters!. Al octavo, ¡amiga de invertidos!. Con el siguiente, ¡libertina de portadas!. Y al décimo amén exhala un ¡viuda indomable!. No puede seguir. La ira de la vecina se suma al acalorado ambiente estival. Sus plegarias son pasto de unas infernales llamas por una certera combustión espontánea. Los bomberos, tras apaciguar el incendio, acaban regando el altar de Sofía para avivar las terrenales creencias, que equilibran el purgatorio entre el cielo y el infierno.


Y así un hombre cualquiera se despierta acalorado tras la improvisada siesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario