Un hombre cualquiera tiene la innata capacidad de toparse con humanas extraordinarias y mujeres inconfundibles entre los pupitres de Unamuno y los campos de Delibes.
La inteligencia audiovisual destila parte de su alma de la montaña palentina y aprovechando que el Pisuerga pasa por Herrera, hay que presentar a la sonriente comunicóloga. El verano es eterno en el moreno de su piel, dorado por los paseos de la mano de Hércules, por los bailes en festivales junto a Mikel y los vuelos mágicos con Mary.
Los colores del arcoíris pintan sus recuerdos al huir del blanco y negro con el miope cristal de las gafas con que nos mira. Su gama de colores rompe como una ola el azul del mar, que tiñe las deportivistas orillas de Riazor. El verde de su montaña hilvana el traje para rescatarnos cuando las balas no reboten y volar no sea tan fácil. Siempre todo le combina con el amarillo de su estrella, que ilumina y guía con la potencia de la polar osa mayor. Y, sobre todo, el color caramelo que le da un sabor vintage a las fotografías de Instagram. Y con cada recuerdo añade nuevas tonalidades a su Pantone, salpicando en su particular 'Holi run' a los que le rodean.
Y así un hombre cualquiera espera seguir disfrutando de los coloridos recuerdos que caracteriza a lo inconfundible de las extraordinarias.
¿Recuerda más extraordinarias inconfundibles?
Capítulo I: Fílmica norteña
Capítulo II: Mecenas del Quijote
Capítulo III: Forzuda equilibrista
Capítulo IV: Alumbrante de historias
Capítulo V: Soñadora en pijama
Capítulo VI: Aventurera de las siestas
Capítulo VII: Irónica politóloga
Capítulo VIII: Conversadora berciana
domingo, 9 de agosto de 2020
Capítulo IX: Lo inconfundible de las extraordinarias
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