jueves, 24 de diciembre de 2015

Capítulo VI: Lo inconfundible de las extraordinarias

Un hombre cualquiera tiene la innata capacidad de toparse con humanas extraordinarias y mujeres inconfundibles entre los caminos de baldosas amarillas y las callejuelas del Húmedo.

Se establece una fórmula de seis grados entre uno mismo y cualquier otra persona desconocida del planeta. Sin duda, la aventurera de las siestas intenta disminuir los grados de la ecuación a fuerza de viajar y conocer nuevas gentes. Su espíritu aventurero lo invierte en billetes de bus, tren, avión y, si me apuran, triciclo para que, cada día, más disfruten de sus contagiosas ganas de vivir. Siempre tiene el petate preparado para el próximo festival, la siguiente visita o por si surge algún bombardeo al que apuntarse. La maleta la llena de "porsiacasos", nunca falta el recolector de eternas instantáneas y siempre deja espacio para los recuerdos, que llenan sin ocupar lugar, en la maleta y en la memoria. Siempre le acompaña un navideño carmín que invade sus besos, como consecuencia directa e innata de cumplir años un 25 de diciembre (fun, fun, fun). 

¿Qué es lo que se ve desde la torre más alta de Toronto?: #Torontoentero


Después de vivir a la sombra del Pirulí y pasar varias temporadas tomando el té en Buckingham Palace, decidió que quería conocer a la policía montada. Al llegar, lo primero que hizo fue subirse a la torre más alta y enviar una fotografía de Torontoentero. Desde allí arriba casi pudo tocar el cielo, pero no tienen vistas a la catedral de León y la morriña se acaba apoderando de uno. Como, también, se apodera de los que notamos su ausencia cada día, porque nos hacemos un poco más huérfanos de ella. Al fin, acabamos rezando a Genarin con una "copian" de orujo en la mano, deseando ver sus paseos por la calle Ancha contando tus anécdotas y andanzas.

Y así un hombre cualquiera desea que la felicidad siga brotando con cada sonrisa que caracterizan a a lo inconfundible de las extraordinarias.

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