lunes, 9 de marzo de 2015

Lo triscadecafóbico del trece



Un hombre cualquiera sufre, sin aviso ni comunicación, un repentino ataque de triscadecafobia el décimo tercer día del mes.

La superstición es una yinkana para sobrevivir a una amenaza constante e irreal, como la estrategia militar de Andorra en su hegemonía mundial.  Ciertamente, la irracionalidad utiliza el espíritu de un espía andorrano al caminar por la acera, a lo Jack Nicholson en Mejor imposible, evitando pisar las rayas del pavimento. Todo ello, mientras esquiva la escalera del operario de Telefónica, ahora Movistar, y al gato negro de la bruja de Salem del bajo B. Sin duda, lo mejor es ver el lado gracioso de la triscadecafobia, que nadie lo mostraba mejor que Josema y Millán al aroma de una empanadilla de Móstoles. 

Por su parte, Ángel Nieto, un triscadecafóbico de libro, se inventó el doce más uno para ahuyentar la mala suerte al ritmo del Yellow Submarine, cuyo disco salió a la venta un 13 de enero de 1969. Al alzar cada título sobre el rostro del campeón se dibujaba una sonrisa, que sólo necesita trece músculos para mostrar una reluciente sonrisa de Profident. Y, al final, todo acaba con la celebración de un brindis para dejar el vaso medio lleno, cuyo día internacional, por cierto, se celebra cada 13 de septiembre. 

Y así un hombre cualquiera toma un azucarada píldora para desvanecer su ataque irracional, total, no hay mejor medicamento que el efecto de un placebo.

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