viernes, 26 de julio de 2019

Lo compuesto de las notas

Un hombre cualquiera revisa su colección de vinilos que resuenan en su mente con solo leer sus títulos.

La memoria en sus recovecos atrapa recuerdos que solo se despiertan con la activación de un resorte, aparentemente, inconexo con aquello que refleja o, quizá, no tanto. Cuántos más recuerdos compartidos, más resortes pueden activarse. Un sabor, un aroma o unas simples notas sirven de mecha para prender los recuerdos que atesoramos. Y, casi sin quererlo, en el caso de las notas se compone una partitura improvisada para hacer sentir aquella banda sonora adaptada.

Las notas que recordamos se enredan en banderas tricolores que resuenan desde un móvil por los pasillos que te encaminan al futuro desde el kilómetro cero. Pueden hacer vibrar las baldosas de la Quintana cuando el calor de la patria se siente a corazón batiente cada 25 de julio. O, sin duda, cuando la combinacion perfecta sobre el pentagrama se escribe con notas y espacios vacíos hasta convertirse en los auténticos héroes del silencio. Y, aún hay más, cuando los más suaves acordes mecen las melenas de juventud o, ya en las postrimerías de aquellos tiempos, cuando los testigos de la felicidad siguen los pasos que dibuja la pluma al firmar. 

Y así un hombre cualquiera hace hueco para los títulos que aún están por girar sobre el plato del tocadiscos.

jueves, 25 de julio de 2019

Lo incierto de los precipicios

Un hombre cualquiera solo se adentra en los senderos conocidos: camino a Soria, camino de Santiago y cuando se hace camino al andar.

12 de marzo de 2014. El duelo y el luto se extendía desde los crespones negros de los autobuses urbanos hasta la cancelación de los actos electorales. El tiempo avanzaba por la inercia entre aquel último día de campaña, la jornada de reflexión y el, en aquel momento, incierto resultado de las elecciones. El equipo socialista había preparado un último vídeo con el candidato a la presidencia. Zapatero caminando por un sendero hacia el futuro. De repente, el plano medio se habría a uno general. El plano se componía por la figura del político y una bifurcación, a la izquierda seguía el camino y a la derecha aparecía un precipicio. El spot terminaba con el socialista preguntando sobre el camino que los votantes debían elegir.

25 de julio de 2019. La incertidumbre y el bloqueo se extiende desde los soporíferos termómetros y hasta el acolchado relleno de los escaños de la carrera de San Jerónimo. El tiempo avanza por la inercia entre la última votación de investidura y las negociaciones in extremis por un nuevo gobierno. El equipo socialista planteó una estrategia arriesgada para revalidar la presidencia. Sánchez aboga por avanzar hacia el futuro. No tan de repente, la sucesión de planos se hace más compleja y solo se puede retroceder a posiciones comunes o despeñarse por el precipicio. La segunda y última votación de investidura lo dejara claro, pero si el resultado es volver a preguntar a los votantes la elección de los caminos será inescrutable.

Y así un hombre cualquiera incorpora a la lista de la compra: un GPS, un mapa y una brújula hacia el futuro.

sábado, 20 de julio de 2019

Lo mitificado de las conspiraciones


Un hombre cualquiera imagina un escenario hollywodiense escondido en la cara oculta de la luna.

"Sin hijos bastardos no habría monarquías" y sin teorías de la conspiración no habría mitos. Si todo fue un montaje el cartón pluma se habría desmontado por los repiqueteos de la hoz y el martillo. Y si fue real los argumentos del ultraje podrían entenderse como una campaña de marketing para mitificar la altura del Capitolio. Al final la utopía de tocar el cielo sirve para hacer volar nuestra imaginación. Y al final convertirnos en Buzz Lightyear, surcando el espacio como un pequeño paso para el hombre...

Y un gran paso para la humanidad. Absorta ante la gravedad de la Tierra que soportan los astronautas a su vuelta. Después de subir a los cielos y convertirse en semidioses, deben volver a poner los pies sobre tierra firme. Eso sí, antes de aterrizar les mantean y les llevan en volandas en una suerte de engañosa aclimatación, hasta que las masas les dejan caer, por la inercia de la fama, sobre el ingrato asfalto. Entonces, aquella celestial gloria revierte en una mundana e infernal atracción compleja de gestionar. En ese momento, entienden que el ostracismo por su hazaña es la letra pequeña del contrato por haber conquistado el cielo.

Y así un hombre cualquiera cree que la cara oculta de la luna, hoy, es un trastero para las teorías conspiranoicas y las estrategias de la guerra fría.

domingo, 14 de julio de 2019

Lo vitoreado de las nostalgias


Un hombre cualquiera reconoce entre el gentío de los Campos Elíseos, en las imágenes del Telediario, a Fermín y Margot durante el desfile del 14 de julio.

La pequeña Amélie no conseguía parpadear al ver aquel despliegue de soldados, tanques y tambores frente a ella. Fermín y Margot acentuaban la continua sorpresa de la pequeña al señalarle elementos que se le escapaban de su vista. De repente, un hombre salido de ‘Regreso al Futuro’, Franky Zapata, se alzó sobre una plataforma por encima de sus cabezas. Los tres se quedaron boquiabiertos con aquel hombre sin alas y que parecía haber alcanzado un tecnológico nirvana. Aún sin salir de su asombro, la pequeña se distrajo con el lejano ruido de unos motores. Entonces cogió a su padre por el mentón para enseñarle lo que había descubierto. Cazados al vuelo por su miradas, el cielo se tiñó con la tricolor francesa por el paso de la patrulla acrobática. Margot aprovechó para fotografiarles justo en el momento que los aviones sobrevolaban sobre cabezas. Una instantánea improvisada que quizá no valdría un Pulitzer, pero que enseñarían con tanto orgullo como Nicéphore Niépce con su primera fotografía.

El desfile acabó cansando a la pequeña y decidieron abandonar sus posiciones hasta perderse sobre los adoquines de París. Encontraron asiento y alimento en una pequeña terraza perdida entre Montmartre y el Pompidou . Allí la pequeña soñó una siesta;  mientras sus padres aprovecharon para hacer una videollamada a la familia pamplonica que agotaba el último día de sanfermines. Después del parte del encierro y las anécdotas del desfile se despidieron con un ‘Vive Le France’ y un ‘Gora San Fermín’. Fermín nostálgico por la lejanía de Pamplona miró a Margot, que le entendió sin soltar una sola palabra. Tras el largo día acabaron cansadísimos en el hotel durmiendo los tres, pero a las doce menos cinco el teléfono móvil de Margot comenzó a vibrar. Se levantó automáticamente y despertó a Fermín para llevárselo al balcón. Allí le anudó el pañuelo rojo al cuello y juntos susurraron el ‘Pobre de mí’.

Y así un hombre cualquiera aprovecha la casualidad para dejar el Tour de Francia y dejarse llevar por la siesta hasta atravesar la meta en Broude.

¿Y qué ocurrió otros 14 de julio?