lunes, 18 de abril de 2022

Lo feliz de los paisajes

Un hombre cualquiera mira por la ventanilla del tren que le dibuja Nueva York en el paisaje.

Lo acolchado de los asientos son incapaces de tranquilizar las ganas de llegar. A babor y estribor, el tren va definiendo con su progresivo traqueteo los monumentos del skyline. El puente de Brooklyn, el edificio Chrysler, la sede de la ONU… la velocidad parece aminorarse para colorear el azul del Hudson, lo verde del Central Park o lo amarillo de los taxis. Y la brisa que sopla la estatua de la libertad blandea las banderas para iluminar con sus estrellas la ciudad.

Codo con codo, el maño ilustrado es el artífice de perfilar y teñir los paisajes del viaje. La felicidad la imagina en la tripulación de equilibristas, domadores y payasos, que atestan las ventanillas. La libreta de dibujo enmarca la meta con un Empire State, que roza la celestial cúpula con la yema de los dedos de King Kong. Inmenso, peludo y cinematográfico, que abraza a su rubia, made in Hollywood. Los recuerdos los enmarcan con passepartout para anotar lo vivido negro sobre blanco. Al calor de sus bocetos con imágenes geométricas que encajan, perfectamente, en los recovecos de la memoria.

Y así un hombre cualquiera admira la maña de los artistas que inmortalizan lo feliz de los viajes.

jueves, 14 de abril de 2022

Lo alegórico de abril

Un hombre cualquiera pasea por Sol, mientras los manifestantes republicanos se aglutinan para conmemorar el 14 de abril.


Entre los asistentes, la mirada se posa sobre una mujer de ojos grandes malvas, pelo rizado castaño y labios carnosos carmesí. Al hombro izquierdo sujeta con el brazo flexionado y el puño cerrado al mastil de madera tallado, hasta teñirse con el blandir tricolor por la brisa de la libertad. Su rostro perfilado y alegre con una belleza sempiterna de miss de los años treinta, podría pasar por musa para la alegoría republicana. La mente imagina que quizá su abuelo era artista de óleo y pincel y que su abuela, de la que heredó genética y porte, fue la inspiración de un tiempo de esperanza y progreso.


El don de color y pinceladas del abuelo habría ideado la fraternidad y el sentido común, frente al duelo de odio y sinrazón de los garrotazos. Y Torrijos no habría posado taciturno frente al pelotón de fusilamiento. En su lugar, una mesa habría servido de asiento a barretinas, alzacuellos, chisteras, marciales medallas, fajines goyescos y pesadas coronas. Y la humanidad habría negociado una salida democrática, justa y pacífica a la barbarie. Quizá así la influencia de los valores republicanos habrían brotado entre las divisiones sociales para florecer cada 14 de abril, sin miedo al blanco y negro del terrror de Guernica y de los retratos ecuestres que pudrieron el porvenir.


Y así un hombre cualquiera inmortaliza en la memoria inspiraciones republicanas a plena luz del sol.


miércoles, 13 de abril de 2022

Capítulo XII: Lo inconfundible de las extraordinarias

Un hombre cualquiera se encuentra con humanas extraordinarias y mujeres inconfundibles bajo los encapotados pórticos de Compostela y sobre los adoquines que encaminan a Malasaña.


La vida se dibuja con una espiral infinita. Un camino que circula en paralelo siempre hacia adelante y que vuelve a lugares y, sobre todo, a las personas que los construyen. Esa espiral se tatúa sobre el lienzo de la embajadora de la city para congelar el tiempo de los relojes y convertir en perennes las hojas del calendario. Sus terapéuticos abrazos deberían estudiarse en las facultades de medicina, su acento da sabor Atlántico a las historias que llenan sus cuadernos de bitácoras y sus huellas siempre se encaminan a la felicidad sin necesidad de baldosas amarillas.


Abril es un refrán lluvioso de las tierras de Breogán, un grafiti molón por las calles de Ferrol, un kilowatio pantagruélico para saborear y, sobre todo, un mes por celebrar lo espiral de los reencuentros con la embajadora de la city. Sus caminos comienzan en Santiago, sus músicas resuenan en festivales, sus brindis se tintan de verano, sus regalos se enmarcan en recuerdos, sus agendas se llenan de amigos, sus suertes se asientan en sus trece, sus días se endulzan con gominolas de la infancia y sus cumpleaños internacionalizan lo imprescindible de los besos. 


Y así un hombre cualquiera se viste de gala para asistir a los futuros recuerdos que caracteriza a lo inconfundible de las extraordinarias



¿Recuerda más extraordinarias inconfundibles?


Capítulo I: Fílmica norteña


Capítulo II: Mecenas del Quijote


Capítulo III: Forzuda equilibrista 


Capítulo IV: Alumbrante de historias 


Capítulo V: Soñadora en pijama


Capítulo VI: Aventurera de las siestas


Capítulo VII: Irónica politóloga


Capítulo VIII: Conversadora berciana


Capítulo IX: Sonriente comunicóloga


Capítulo X: Teniente con rizzo


Capítulo XI: mademoiselle del vestido burdeos.