Un hombre cualquiera mira por la ventanilla del tren que le dibuja Nueva York en el paisaje.
lunes, 18 de abril de 2022
Lo feliz de los paisajes
jueves, 14 de abril de 2022
Lo alegórico de abril
Un hombre cualquiera pasea por Sol, mientras los manifestantes republicanos se aglutinan para conmemorar el 14 de abril.
Entre los asistentes, la mirada se posa sobre una mujer de ojos grandes malvas, pelo rizado castaño y labios carnosos carmesí. Al hombro izquierdo sujeta con el brazo flexionado y el puño cerrado al mastil de madera tallado, hasta teñirse con el blandir tricolor por la brisa de la libertad. Su rostro perfilado y alegre con una belleza sempiterna de miss de los años treinta, podría pasar por musa para la alegoría republicana. La mente imagina que quizá su abuelo era artista de óleo y pincel y que su abuela, de la que heredó genética y porte, fue la inspiración de un tiempo de esperanza y progreso.
El don de color y pinceladas del abuelo habría ideado la fraternidad y el sentido común, frente al duelo de odio y sinrazón de los garrotazos. Y Torrijos no habría posado taciturno frente al pelotón de fusilamiento. En su lugar, una mesa habría servido de asiento a barretinas, alzacuellos, chisteras, marciales medallas, fajines goyescos y pesadas coronas. Y la humanidad habría negociado una salida democrática, justa y pacífica a la barbarie. Quizá así la influencia de los valores republicanos habrían brotado entre las divisiones sociales para florecer cada 14 de abril, sin miedo al blanco y negro del terrror de Guernica y de los retratos ecuestres que pudrieron el porvenir.
Y así un hombre cualquiera inmortaliza en la memoria inspiraciones republicanas a plena luz del sol.
miércoles, 13 de abril de 2022
Capítulo XII: Lo inconfundible de las extraordinarias
Un hombre cualquiera se encuentra con humanas extraordinarias y mujeres inconfundibles bajo los encapotados pórticos de Compostela y sobre los adoquines que encaminan a Malasaña.
La vida se dibuja con una espiral infinita. Un camino que circula en paralelo siempre hacia adelante y que vuelve a lugares y, sobre todo, a las personas que los construyen. Esa espiral se tatúa sobre el lienzo de la embajadora de la city para congelar el tiempo de los relojes y convertir en perennes las hojas del calendario. Sus terapéuticos abrazos deberían estudiarse en las facultades de medicina, su acento da sabor Atlántico a las historias que llenan sus cuadernos de bitácoras y sus huellas siempre se encaminan a la felicidad sin necesidad de baldosas amarillas.
Abril es un refrán lluvioso de las tierras de Breogán, un grafiti molón por las calles de Ferrol, un kilowatio pantagruélico para saborear y, sobre todo, un mes por celebrar lo espiral de los reencuentros con la embajadora de la city. Sus caminos comienzan en Santiago, sus músicas resuenan en festivales, sus brindis se tintan de verano, sus regalos se enmarcan en recuerdos, sus agendas se llenan de amigos, sus suertes se asientan en sus trece, sus días se endulzan con gominolas de la infancia y sus cumpleaños internacionalizan lo imprescindible de los besos.
Y así un hombre cualquiera se viste de gala para asistir a los futuros recuerdos que caracteriza a lo inconfundible de las extraordinarias
¿Recuerda más extraordinarias inconfundibles?
Capítulo II: Mecenas del Quijote
Capítulo III: Forzuda equilibrista
Capítulo IV: Alumbrante de historias
Capítulo V: Soñadora en pijama
Capítulo VI: Aventurera de las siestas
Capítulo VII: Irónica politóloga
Capítulo VIII: Conversadora berciana
Capítulo IX: Sonriente comunicóloga
Capítulo X: Teniente con rizzo