sábado, 31 de diciembre de 2022

Lo paradisíaco de los propósitos

Un hombre cualquiera disfruta del último atardecer, desde las postrimerías del fin del mundo.

El luscofusco tiñe el horizonte de la nostalgia del tiempo vivido, pero con la experiencia para emprender el próximo camino. Sin callado, ni vieira; el peregrino observa el mar, libreta en mano con los propósitos para el nuevo año deslizándose del lápiz del carpintero. El sabor del futuro es un laberinto en espiral con la forma de la lengua de mil mariposas. Todas ellas revolotean entre sus vibrantes y valiosas vivencias sobre lo veraz de la vida.

El crepúsculo rojo, Juanchoff
"El crepúsculo rojo", Juanchoff


El listado de futuribles se describe con la esperanza de encontrar la Atlántida para evitar lo oscuro de las negras sombras y para acallar a las sirenas que enlutan la blancura de las velas ante los naufragios. En lo seguro del puerto y con los pies en la tierra, el peregrino ordena sus sueños y pensamientos en el cuaderno de bitácora. Lo anochecido se ilumina con lo artificial de las luciérnagas, que escriben el recorrido hacia un ¡Feliz 2023!

Y así un hombre cualquiera busca en las cartas de navegación lo paradisíaco de los propósitos.




jueves, 29 de diciembre de 2022

Lo inconfundible de los extraordinarios (9º caso práctico)

Un hombre cualquiera tiene la innata capacidad de toparse con humanos extraordinarios y hombres inconfundibles entre una kilométrica chimenea sin el deshollinador de Mary Poppins y la meta de un kilométrico camino sin Forrest Gump.


Los mejores momentos de la vida se pueden esbozar en coloridas viñetas repletas de onomatopeyas y diálogos agazapados en bocadillos. Y el más indicado para administrar este tesoro es el coleccionista de cómics. Su alma de súper héroe cuenta con la fuerza de Hulk, el envidiado pelazo de Lobezno, la doble identidad tras las gafas de Superman, la elegancia en pijama de Spiderman y el estilo y porte de Batman. Su armario se nutre de tantos disfraces, marca Ibáñez, que podría sustituir a Mortadelo en las escenas de riesgo de la T.I.A. Y sin genética nórdica comparte con Thor su exquisito gusto por el perfume. Y, sin duda, la Liga de los Hombres Extraordinarios nunca estará completa sin su presencia.


A veces la vida se guioniza, sin intercesión de Hollywood, con los tintes de una comedia romántica. Y así protagonizar un remake de Friends a un rellano de distancia con la alquimista de Valdoviño, hasta comer felices un estupendo estofado de perdices. Más tarde, al más puro estilo de Disney, un hada madrina aparece para concederles la felicidad que se dibuja en sus sonrisas en las instantáneas. Y seguro que estarán preparando alguna superproducción para que la disfrutemos en pantalla grande con una historia basada en lo detallado de Amelie, lo atemporal de Regreso al futuro y lo aventurero de Jumanji.


Y así un hombre cualquiera colecciona lo imaginativo que caracteriza a lo inconfundible de los extraordinarios.



Y aquí se reúne lo inconfundible de los extraordinarios:

El mafioso polaco

El tertuliano de las antípodas

El buenhumorado sureño

El arquitecto de utopías

El sosegado rebelde

El dueño del bigote

El fan de los festivales

El compositor de los vuelos


sábado, 24 de diciembre de 2022

Lo necesario de lo esencial

Un hombre cualquiera se deja barba, se carga se regalos y se dirige hacia el norte.

Entre los presentes no incluye los mediáticos titulares de periódicos e informativos. Los tiempos irrecuperables de riñas y broncas sin sentido. La fría soledad huérfana de abrazos. Y la lejanía creada de excusas y pretextos.


¿Que se necesita para disfrutar de unas felices fiestas? Una mesa con todas las sillas ocupadas. Una cámara de fotos para inmortalizar el tiempo. Una receta que llene el plato con sabores de siempre. Una tableta de turrón para saltarse de estraperlo la dieta. Un álbum de fotos para recordar lo vivido. Y burbujas en la copa para impulsar los deseos de los brindis.


Y así un hombre cualquiera vuelve a casa para recordar la esencia.

domingo, 27 de noviembre de 2022

Lo titánico de los dioses

Un hombre cualquiera se deslumbra por el brillante casco de un barco sin miedo a icebergs en plena ría de Bilbao.


Justo por debajo de la cubierta y sin red, un operario se afana en frotar las escamas del titán. Cómo un pez sobre el agua, flota con la indestructibilidad de los dioses del Olimpo para celebrar lo plateado de sus sienes. A doce metros sobre el mar, el limpiador observa la realidad sobre el reflejo, que le muestra un mundo onírico al otro lado del espejo. El perpetuo tximirimi hace brotar un gigante cancerbero, que se agazapa por un trampantojo de flores y hojas. En una simbiosis perfecta con lepidópteros e himenópteros que hilvanan la vida con la perfecta artificialidad de los tulipanes y de la fantástica niebla sobre el nivel del mar.


En este bosque encantado, los árboles se esferifican con acero y carbono. Y, el miedo y la ternura se teje sobre una delgada frontera, que se delimita entre las ocho patas de una madre con la maña de una metalizada Aracne. Cuando el operario echa la vista atrás todo se convierte en estatuas sin vida, pero de reojo, el reflejo destila la realidad del imaginario que el titanio atesora a través del delirante efecto Bilbao.


Y así un hombre cualquiera rompe el hielo para que el Guggenheim siga navegando.


 

viernes, 25 de noviembre de 2022

Lo necesario de la igualdad

Un hombre cualquiera disfruta del terrible ataque innecesario y gratuito a Irene Montero de los que portan avispero y revólver, en vez de cerebro y corazón, porque muestran la indispensable lucha feminista 


Y todo se produce en las vísperas del día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. Un día escrito con sangre al conmemorar el asesinato de las hermanas Mirabal, como una macabra ofrenda a la fiesta del chivo. Por ello, sigue siendo necesario más de seis décadas después visibilizar los ataques, los abusos, las violaciones y los crímenes para concienciar y extinguir esta lacra.


En este sentido, este día debería conmemorar avances por la erradicación de la violencia. Por ejemplo, el primer día sin un asesinato machista en el mundo. El primer día sin abusos laborales por razón sexista. El primer día sin ninguna mujer violada. O, tirando de ciencia ficción, el primer día sin menosprecio a lo femenino, sin mensajes machistas y sin asquerosos piropos de connotación sexual. Pero dada la realidad, supone más fácil conmemorar el sangriento día a día, porque los progresos son ínfimos y, la mayoría de las veces, inexistentes.


Y así un hombre cualquiera cree firmemente que el ataque a Irene Montero es a todas las mujeres y que cada ataque legítima, aún más, su lucha por la igualdad.

viernes, 28 de octubre de 2022

Lo rosado de octubre

Un hombre cualquiera se encuentra en el portal a un repartidor con un ramo con las flores por abrir.


Los primeros rayos del sol se asoman por las cortinas de la salita. Un jarrón huérfano de primavera espera lo rosado de octubre. Sobre la estantería dos ejemplares firmados por Ernest Lluch de 'La Cataluña vencida del siglo XVIII: claroscuros de la ilustración' y 'Las Españas vencidas del siglo XVIII: claroscuros de la Ilustración'. Colgado en la pared una réplica del mítico cartel de José Ramón Sánchez, que la incidencia de la luz remarca, de forma celestial, en el personaje central. Más allá, una foto frente al Casa Labra. Casi ocultos por un portalápices asoman un par de muñecos de Coby y Curro. Junto al reproductor de DVD, se apilan películas y documentales. 'Bicicleta, Cuchara, Manzana'. 'La pelota Vasca'. 'Volver a Empezar'. Una cinta de tela de pana agarrada al pomo de la vitrina se perfora por pins e insignias, destacando un 'No a la guerra', un "Nunca Máis' y un colorido arco iris. Entre los portarretratos, en un lugar destacado, está la foto de la graduación de su nieto con su profesor favorito de química. Y sobre la mesa descansa, a mano, un manual de resistencia.


El timbre resuena por el pasillo y saca a Rosa del tocador. El repiqueteo de tacones le acerca a los recuerdos de la noche electoral, en Ferraz, del 28 de octubre de 1982. Desde entonces en el aniversario recibe un ramo a punto de despuntar sus flores. Tras despedirse con su mejor sonrisa del repartidor, se dirige al jarrón justo para que el sol abrigue el despertar de las flores. En el mismo instante, que el carmín se convierte en pétalos, abre el álbum de fotos. Repasa recuerdos y revive instantes que intenta resguardar del tiempo entre sus puños cerrados.


Y así un hombre cualquiera se queda prendado por el aroma de las rosas en las postrimerías de octubre.

lunes, 24 de octubre de 2022

Lo celebrado de las lechugas

Un hombre cualquiera se sube al London Eye, cuando las sombras del atardecer se esconden de la artificialidad de las bombillas a ambas orillas del Tamesis.


El parlamentario y puntual Big Ben sirve de pantalla para proyectar la supervivencia de una lechuga frente al breve gobierno conservador de Lizz Truss. La última caída, por el momento, del efecto dominó que comenzó David Cameron con el referéndum del Brexit, pasó por el otoñal mes de mayo de Theresa, y que festejó el alocado y despeinado gobierno de Boris Johnson. ¡Pérfida Albión! 


Las inmediaciones del parlamento se llenaron con ciudadanos vestidos de color verde y con una hoja de lechuga decorando las solapa y tocados. Frente a la multitud, un escenario espera a Kool & The Gang para cantar al unísono 'Celebration'. Mientras, en la sede del partido conservador, los miembros desesperados llaman en búsqueda de un nuevo inquilino para Downing Street. Ante las sucesivas negativas de todos y cada uno de los candidatos. La única salida posible fue proponer a la lechuga iceberg del Daily Star. El comunicado oficial a través de la British Broadcasting Corporation término justo cuando los primeros acordes de Celebration latían a corazón abierto desde el centro de Londres.


Y así un hombre cualquiera, tras apearse de la noria, se hace con un trozo de lechuga que coloca a modo de pañuelo en el bolsillo de su chaqueta.

miércoles, 12 de octubre de 2022

Lo trazado de los viajes

Un hombre cualquiera sobrevuela en globo aerostático los otoñales colores que tiñen a octubre en el calendario.


Algunas vueltas al mundo no solo duran 80 días, porque al atardecer se difumina la línea del horizonte y se encienden los deseos fugaces. Y aquellos que se consigue se adornan con bombillas de tungsteno y se decoran con banderines y guirnaldas. Los caminos recorridos se vuelven a trazar sobre un mapa de postales, que revolotean con la energía de pájaros rojos sobre la otoñada. Los nuevos destinos se pliegan en aviones de papel para despegar con la levedad de un manojo de globos hacia el firmamento.


Superando el vértigo, que te enseñan las horas de vuelo, los mapas se convierten en paisajes pintados por el amarillo de los castaños, el tinto de las viñas y lo caduco de las hojas. Allí abajo un colorado 600 parece intentar alcanzar los estivales rayos del sol, que inmortalizan las fotografías, como las portadas de los álbumes de los Beatles. Ni las brújulas, ni los GPS son capaces de encontrar las coordenadas de la felicidad. Ya que las atesora bajo la almohada la soñadora en pijama.


Y así un hombre cualquiera toma tierra, como cada 12 de octubre, para seguir sintiendo la felicidad.

domingo, 2 de octubre de 2022

Lo enrojecido de octubre

Un hombre cualquiera visita los puestos de fruta del Mercato Trionfale.


El trajín de la mañana se alimenta de mozos cargados con cajas de frutas, el público con bolsas y carros de la compra y los turistas pasean la normalidad romana. Los puestos de frutas se llenan de naranjas, granadas y, curiosamente, de melones. El verano ya era un recuerdo en terrazas y calendarios. Pero aún se saborea en desayunos, comidas y cenas, según una campaña comercial que anima al consumo de aquella fruta en familia. La recomendación de la cartelería lucha contra la creencia popular. "El melón por la mañana oro, por la tarde plata y por la noche mata". Y, también, contra la extendida creencia católica, ya que los pontífices Pablo II y Clemente VIII murieron por la ingesta de esta fruta en su última cena.


Sin embargo, los consumidores del mercado llenan, en al menos el cincuenta por ciento de los casos, sus despensas con melones. Quizá dicha ingestión inconsciente no les inquieta. Pero, por mucho que busquen en aquellos melones de piel de sapo, las amas de casa, los jubilados y los parados no encontrarán más que al Príncipe de Maquiavelo, conspirando por destruir una democracia que había enterrado a oxidados dictadores depuestos.


Y así un hombre cualquiera compra granadas para atrincherarse en lo enrojecido de octubre.

lunes, 19 de septiembre de 2022

Lo duplicado de lo real

Un hombre cualquiera se hace con el plan del 'Puente de Londres' y encuentra un anexo llamado 'Al otro lado del espejo'.

Al despertarse de buena mañana, una sensación ensombrece su amanecer. Lo nublado sobre la ciudad le recuerda sus pesadillas nocturnas. Y, rumiando aquellas imágenes que le destila la memoria, sale a recoger el ejemplar del Times frente a su puerta. "A life in service", titula la portada que le anuncia su propia muerte. Se sienta ante el tocador y, poco a poco, se quita la peluca canosa, la dentadura y las prótesis facial de látex líquido. La envejecida imagen de la reina rejuvenece en la cara de Tom. Un septuagenario londinense que ha sido el doble secreto de Isabel II durante las últimas tres décadas.

El ex-agente del había tenido un romance con una doncella de Buckingham Palace y, en una ocasión, se había disfrazado con la ropa de la reina para ocultar su identidad con nocturnidad y alevosía. Engañó a la seguridad, pero uno de los perros de la monarca le había delatado al olisquearle y ladrarle violentamente. Al ser descubierto fue llevado con vestido púrpura de chaqueta y falda ante el jefe de seguridad. Sus medidas de altura y talla coincidían prácticamente con las de su graciosa majestad. Entonces, al conocer su puesto en el servicio secreto, le condonaron su delito por usurpación de identidad por un puesto de doble a tiempo completo para la matriarca real. Aún no habían dado las 9:00 en el Big Ben. Apenas unos minutos muerta piensa, pero al verse al natural frente al otro lado del espejo se desconoce ante su propio rostro y, salvo el pintalabios que se lo guardó de recuerdo, comienza a recoger sus reales accesorios en una bolsa negra. Mientras lo cierra, sus labios dibujan un "God save the Queen". Tras salir de palacio, coge un taxi hacia el MI6 para firmar su jubilación y toma camino hacia su casa junto a Anne, la antigua doncella, e irse juntos a celebrarlo con su hija Elizabeth.

Y así un hombre cualquiera se pregunta cómo será la historia del doble de Carlos III.

miércoles, 31 de agosto de 2022

Lo comercial de las manchas

Un hombre cualquiera se entera del fallecimiento de Mijail Gorbachov por la prensa.

Cuando un personaje famoso muere, automáticamente surgen tres recuerdos inmediatos. Primero, la razón de ser un personaje público. Su relevancia politica interna e internacional al frente de la URSS. Segundo, un rasgo sobre su personalidad o su figura. Su famoso nevus flammeus, la mancha roja, sobre su frente. Y, tercero, un hecho curioso o anécdota llamativa. Sin duda, Gorbachov siempre será recordado por su participación en un anuncio de Pizza Hut para promover la apertura comercial rusa. Una estrategia de marketing brillante, un político de la URSS protagonizando un anuncio de comida rápida americana. Capitalismo 1 - Comunismo 0. 

Al mismo tiempo que los medios de comunicación recibían la noticia de la desaparición del mandatario, el departamento de publicidad y marketing de la casa de vinos Taylor's de Portugal desechaba un proyecto publicitario para su 330 aniversario. El principal productor portugués del vino Oporto quería contratarle para un spot televisivo. El político ruso sentado a la mesa de un restaurante espera que el camarero le traiga el vino, leyendo, concentrada mente, el periódico. A punto de llegar a su sitio, el camarero tropieza y derrama unas gotas de la bebida espirituosa, que aterrizan sobre la frente del comensal, que no se da cuenta de lo ocurrido. El camarero desde el suelo enseña la botella a cámara y dice: "Si bebes el verdadero Oporto formará parte de ti".

Y así un hombre cualquiera mira al juego de matrioskas del salón y grita ¡Viva Gorbachov!

martes, 23 de agosto de 2022

Lo encontrado de la infancia

Un hombre cualquiera alquila un Airbnb en un pequeño faro de la costa británica para sus vacaciones de verano.

Una semana frente al mar en el fin del mundo británico, bajo el nobiliario dominio del eterno heredero, Carlos de Inglaterra, y la amantísima e ínclita, Camila Parker Bowles. Los duques de Cournualles. A la entrada de la vivienda un cartel anuncia a 'El Capitán' y, junto a la puerta, una gatera con el nombre de Sprocket. Reminiscencias de un lobo de mar que echó el ancla junto a su mascota sin fecha de caducidad. De puertas para adentro, la blancura de la modernidad de las estancias y de la decoración contrasta con las coloreadas instantáneas de los portarretratos. Las fotografías inmortalizan a personajes con sus nombres: Gobo, Musi, Rosi, Dudo y Bombo.


La biblioteca del salón se alimenta con libros sobre animación y de técnicas de dibujo. Y, entre todos, llama la atención un ejemplar de La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson. Al intentar sacarlo de su estante, un click da inicio a un mecanismo interno, hasta mostrar la puerta abierta de una caja fuerte. El reluciente hallazgo contiene la colección completa de la versión británica de la serie Fraggel Rock, incluidos los capítulos perdidos. Un álbum con postales de Matt, "el viajero". Y, también, entradas para el Center for Puppetry Arts, que es la actual residencia de los originales de Gobo, Musi, Rosi, Dudo y Bombo. Aquel televisivo  faro del Capitán, reconvertido en vivienda vacacional, atesora un cofre con la memoria de la serie, donde ir a jugar, olvidar los problemas y disfrutar en Fraggle Rock.


Y así un hombre cualquiera se pasa sus vacaciones buscando fraggels, curris y goris.


Opening Fraggle Rock - Versión británica

AirBnB - Sally Port Cottage


jueves, 18 de agosto de 2022

Lo versado de los vuelos

Un hombre cualquiera intuye el feliz vuelo de una alondra sobre las sombrillas de la plaza de Santa Ana.

Las copas se coronan con el globular giste del lúpulo, que inmuniza ante la fiebre de los termómetros. Las conversaciones abanican la calor con terapéuticas charlas sobre lo divino y lo humano. Más allá, un acordeón de estraperlo, entre los murmullos y las risas, ondea sobre una orilla sin mar. Y los hielos de los refrigerios refrescan con un tintineo ártico sin icebergs a la vista. Por su parte, los turistas y los censados se mezclan sobre unos adoquines gestados para cruzar caminos y buscar horizontes. Así, a pie de calle, dónde un cítrico aroma recuerda que da más sombra que los limoneros, las estatuas de los poetas. Incluso allende los mares, en una fatua Nueva York que busca la gloria sobre las cumbres de los rascacielos y que, aquí, se consigue al declamar los versos del inmortal Lorca.

Un verso suelto, una rima perdida se describe entre las  manos vacías del poeta. Su afán de libertad dejó escapar la alondra que sostenía como ofrenda al teatro. El mismo donde construía el  matriarcado entre las cuatro paredes de una casa o, el mismo que conseguía culturizar con una deambulante barraca sobre una península hipnotizada por el sol. A pesar del vacío, sus manos nunca están yermas, porque permanecen tatuadas por las letras que parieron romanceros, poesías y diálogos. Y que, todavía, sienten el alegre cosquilleo del plumaje que alzó su vuelo.

Y así un hombre cualquiera intuye los pulsos del pájaro que laten en el corazón del sueño.

miércoles, 17 de agosto de 2022

Lo vacacional del estío

Un hombre cualquiera pasea junto a una carretera secundaria.

El olor a eucalipto y a verano embriaga el mediodía de camino a la playa. Sobre el asfalto, la joven del sidecar conduce con la brisa acariciando su rostro y con su ondeado peinado bailando al ritmo del desahogado vivir sin reloj, ni horario. Otoñando con su cobriza melena lo vacacional del estío. Sus pensamientos se resguardan dentro de un casco negro decorado con las cerebrales circunvoluciones en blanco, cuya alma se refleja a través de la desbordante miel de su mirada. De reojo sus guantes se amarran al horizonte y, cuerpo adentro, su chupa de cuero tachonado se difumina en una vaporosa falda, repleta de mariposas preparadas para polinizar los dientes de león del prado, al sobrepasar su cintura.


A la sombra del pinar que precede al mar, aparca y toma su toalla a rayas. El salado de la playa lo saborea al sonreír al ver al paliducho tipo de la toalla vecina con un libro de microrrelatos medio devorado, un bote de crema listo para embadurnarse hasta la coronilla y ajustado a la asombrosa circunferencia de la sombrilla. Sin previo aviso el vuelo de una flecha les hace cruzar sus miradas y reencontrarse con un soñado amor de verano a la orilla del mar. Entretenidos por su entremés romántico no entregaron atención al pequeño Valentín que entró en escena para devolver su flecha al carcaj, reprendido por su madre en tercera línea de playa.


Y así un hombre cualquiera observa a la joven del sidecar con un paliducho contorsionista de dos metros de copiloto.


sábado, 6 de agosto de 2022

Lo coloreado de la sed

Un hombre cualquiera observa sus propias huellas sobre la explanada a orillas de un inesperado Nilo.

Los adoquines se cubren por una fina y arenosa película que parece alfombrar la llegada de Lawrence de Arabia, frente a la antigüedad del templo; aunque solo lleve medio siglo a la sombra de los madroños. Aquí, a salvo del ahogamiento en la presa de Asuán, dibuja su silueta cada atardecer al calor de los últimos rayos. Incapaces de iluminar entre las grietas y bloques, desde donde la sibilina brisa de Amón esparce los granos de arena para convertir el paisaje en su egipcio emplazamiento. Metro a metro, el desierto avanza devastador, sin retroceder un ápice el terreno conquistado.

"Sí", Marta Criado
"Sí", Marta Criado


En busca de un refugio, la ciudad se colorea en un amarillento vintage, que acalora los termómetros y ahoga por la sed a propios y extraños. Y en lo alto de una duna con los pies enterrados hasta los tobillos, la esperanza de un nuevo horizonte se refleja sobre el espejismo. Sin lámpara, ni genio el deseo se ha hecho realidad. El oasis salpica su frescura y humedad entre las risas de los pequeños y sus saltos les convierte en dioses al rozar la felicidad con las yemas de sus dedos. Sus figuras asombran al miedo y olvidan que los charcos son esferas vacías de los relojes de arena.

Y así un hombre cualquiera prepara ofrendas a Amón para apaciguar su ira.

miércoles, 20 de julio de 2022

Lo conservado de los secretos

Un hombre cualquiera echa su currículum para ser guionista de Black Mirror.

En un anexo, el guión del capítulo que ha escrito para convencer a la productora y que ha titulado 'Conservación'. Interior, día, quirofano. Un niño sobre la mesa de operaciones está siendo intervenido para implantarle unos tubos de timpanostomia, ante sus acuciantes problemas de sordera. Durante la intervención, el doctor mandó salir a todo el equipo unos minutos. De un maletín sacó varias microcélulas que implanta al chaval. Lo último que se ve es al doctor en plano medio desde el interior del maletín. Lo cierra de un manotazo y la pantalla se va a negro.

En diciembre de 2019, la algarabía y el bullicio de la victoria en las elecciones llenan la sede del Partido Conservador en Londres. Boris Johnson ha ganado y se convierte en el nuevo Primer Ministro. Su alocado peinado le sirve de tapadera para las cicatrices en su pabellón auditivo y las zona parietal y temporal. La dicotomía humana entre cerebro y corazón, estaba corregida, en su caso, por los implantes que le habían colocado en su infancia. Un equilibrador artificial, que no contaba con el carácter impulsivo de aquel hombre que había nacido en el Upper East Side. El equipo, que le había elegido y monitorizado desde el MI6, había movido los hilos hasta convertirlo en jefe del gabinete de Downing Street. Él sería el garante de la esencia británica y que culminaría el Brexit. Un político conservador, de amplio bagaje institucional y con un punto excéntrico para aminorar los desmanes del aislamiento europeo. A partir de 2020, el sistema implantado le provoca algunas crisis de salud, que se ocultan por el equipo de comunicación con aislamientos por contactos Covid, contagios y hospitalizaciones. La pandemia le agudiza sus problemas y, continuamente, promueve fiestas para esparcirse de su inestabilidad, salpicando al resto de ministros por el PartyGate. Públicamente va mostrando síntomas extraños. En una declaración institucional frente a la Confederación Industrial comienza a hablar, sin sentido sobre Peppa Pig, con movimientos repetitivos y titubeantes propios de un fallo informático. Más tarde, durante la cumbre de la OTAN en Madrid se le observa humanizado ante los cuadros del Museo del Prado, durante la cena de gala. Quizás un síndrome de Stendhal que apacigua su artificialidad. Todo ello semanas antes de su esperada dimisión del ejecutivo. Frente al micrófono, comienza su último discurso en el Parlamento. Unas inapreciables interferencias, casi al finalizar, le mantuvieron callado unos segundos. Levanta la vista y se despide con un: "¡Hasta la vista, baby!". Su robotización parecía haber pasado a una nueva fase. El servicio secreto le ingresa de urgencia en sus instalaciones para extirparle el implante. Y, mientras tanto, su doble le suple en sus últimas apariciones públicas.

Y así un hombre cualquiera se sorprende a sí mismo mirando la pantalla apagada de su móvil, tras el plano final del monitor multiparametros con un pitido continuado que apagaba, a su vez, a Boris Johnson.


jueves, 14 de julio de 2022

Lo fotografiado de las fantasías

Un hombre cualquiera se fija en el escaparate de la Estafeta, cerrada a cal y canto, por el 14 de Julio.


El escaparate está engalanado con dos fotografías y multitud de postales selladas en París y Pamplona. A un lado, una instantánea de los Campos Elíseos con la tricolor gala dibujada sobre la torre Eiffel por la aviación francesa. Y, junto a esta foto, una pintura de la Plaza del Ayuntamiento de Iruña con los gigantes y cabezudos. En el centro un hombre mayor y un niño de espaldas admiran las figuras. En ese mismo momento y en la misma plaza, el abuelo con Amélie y Edith posan de espaldas al ritmo del pasacalles de tambores, gaitas navarras y txistus, que acompañan a los gigantes y cabezudos.


El abuelo les cuenta a las pequeñas, que Navarra ha sido tierras de reyes y reinas. De hecho, cada San Fermín les visitan las gigantes majestades provinientes de Europa, Asia, África y América. Y el cortejo real va acompañado de los cabezudos, que cuentan con dos miembros del lejano oriente, el Japonés y la Japonesa. La narración es fantástica para atraer la atención de las nietas, boquiabiertas por los colores y tamaños de aquel pasacalles extraordinario. El abuelo sigue con su relato, aunque las niñas ojipláticas centran sus miradas en los kilikis. Una especie de cabezudos coronados por un tricornio napoleónico, quizá son herederos de los 100.000 hijos de San Luis, y que alientan a los niños dándoles con las "coletas". A las niñas les hace gracia el nombre del Caravinagre y lo repiten a voz en grito. El bullicio y la algarabía dejan sitio para el trote sobre los adoquines de los zaldikos, que acaban por perder la escasa atención a la historia del abuelo. Unos metros más atrás Fermín y Margot les fotografían para el recuerdo familar. Una estampa que se clona con la que Fermín guarda junto a su abuelo y que espera protagonizar en el futuro.


Y así un hombre cualquiera toma una instantánea de La Estafeta, como una nueva tradición entre el "Pobre de mí" y la "Marsellesa".



¿Y qué ocurrió otros 14 de julio?

domingo, 3 de julio de 2022

Lo laureado del luscofusco

Un hombre cualquiera se para erguido y marcial, abrazado a su yelmo con penacho, y con el reflejo del luscofusco sobre su coraza.


Allí magnánimo, colosal e imperial saluda el César. El contraluz le agiganta, pareciendo medir 20 metros sobre el campo de batalla, y un efecto visual le dibuja en una escala de grises, que resalta los claroscuros del guerrero entre la victoria y el infierno. El orgullo de su mirada recorre la muralla que le inspiró para la táctica de la tortuga. Una invencible defensa que amuralla a las tropas, lentas pero seguras, frente a la liebre que se agazapa en la moraleja. Y allí pétreo, el emperador parece posar para el artista que le cincela cada rasgo de su figura hasta convertirle en una obra de arte del Louvre.


Los laureles imperiales condimentan el triunfo encomendado por Marte y coronan los encumbrados pensamientos de la grandeza de su poder, que alcanzó el fin del mundo; la frontera entre el mar y el cielo para el cadalso del sol nuestro de cada día. Asombrado ante la patrimonial humanidad de Lucus Augusta, Julio César se retira a descansar convertido en un trampantojo senatorial de la antigua Roma.


Y así un hombre cualquiera alza el vuelo ante el Ave César al calor del Arde Lucus.

jueves, 30 de junio de 2022

Lo carmesí de los calendarios

Un hombre cualquiera recibe con puntualidad su pedido carmesí cada 30 de junio.

El carmesí convierte en princesa, sin trono ni bandera, a la soñadora en pijama. Y pinta con su sonrisa las fechas del calendario. Los aniversarios se tiñen de carmesí, al resonar con los latidos que vuelven a reenamorarse con los recuerdos. Los días de verano se tiñen de carmesí, al impregnarse con el aroma veraniego de la felicidad de los álbumes de fotografías. Las tardes de los domingos se tiñen de carmesí, porque se redondean con la forma de una red velvet recién horneada. Los fin de semana se tiñen de carmesí, al atardecer con divertidos planes sobre la marcha. Las frías mañanas de invierno se tiñen de carmesí, al agazaparse entre los pliegues de las sábanas. Los recuerdos de las primeras veces se tiñen de carmesí al rejuvenecerse con los sentimientos que rememoran el ayer.

Pero, el carmesí se potencia en pleno solsticio de verano por celebrar la luz del sol que ilumina lo cumplido de los años. Las letras de los mensajes se hilvanan, una a una, hasta construir una guirnalda sobre los cerezos. Las felicitaciones revolotean distraídas entre las copas y platos, como unas decorativas mariposas en torno a la mesa. Las empanadillas copian la forma de su sonrisa para contagiar la alegría entre lo tintineado de los brindis y lo febril de los mercurios. Y la soñadora en pijama se perfila los besos para colorear cada instante con el feliz palpitar de su existencia.

Y así un hombre cualquiera diseña un calendario repleto de celebraciones, cotidianidades y aniversarios, junto a la soñadora en pijama, para colorear incluso los días grises.

domingo, 19 de junio de 2022

Lo pagano de los murciélagos

Un hombre cualquiera saborea un salmorejo al ajo, más mortal que una bala de plata o una estaca de madera, cocinado por una soñadora en pijama.


Las ondas hertzianas revolotean hasta posarse bocabajo dentro de la pantalla. Tras un parpadeo, la imagen vuelve a su posición natural llena de cientos de vampiros que miran directamente a cámara. A este lado de la pantalla con el ajado salmorejo de por medio, los colmillos pierden su temida mordida, el pálido pierde su mortecina apariencia y las capas pierden su solemnidad en favor de un pagano carnaval. La memoria cultural busca referentes en Nosferatu, entrevista con el vampiro, el Drácula Yeyé, la abuelo de la Familia Adams, el Condemor, Crepúsculo, Abierto hasta el amanecer


Pero en este caso, los cientos de vampiros de Whitby Abbey, en plena diócesis de York, rinden pleitesía al ínclito y maravilloso Drácula de Bramm Stocker, ante las góticas ruinas de la abadía. De hecho, 1369 almas vestidas y calzadas de riguroso y elegante negro enlutaron el lugar, a pesar de conseguir el récord Guiness de más personas disfrazadas de Drácula en el mundo. En la distancia, un hombre con levita y chistera decimonónica observa al grupo de vampiros, mientras se pierde hacia la oscuridad que enviuda al atardecer.


Y así un hombre cualquiera se termina el plato de salmorejo para inmunizarse ante los vampiros y guarda su ejemplar de Drácula en el congelador.

sábado, 28 de mayo de 2022

Lo literario de los bocetos

Un hombre cualquiera sufre el blanco de una flecha literaria de las dibujadas por Fernando Vicente, que siguen sobrevolando por la feria del libro.


En un lugar de El Retiro de cuyo nombre siempre quiero recordar, no ha mucho que paseaba un artista de los de lápiz en afiladero, alma renacentista, rocín trotamundos e imaginación desbordante. Entre lectores y escritores, Dulcinea se reconoce victoriosa entre el común de los mortales, ya que deambula con su halo de musa entre el enjambre de casetas. La primavera enverdece con su sola presencia y la sangre se altera con el tranquilo porte de su belleza. Lo florido de la estación se colorea con el cálido ambiente de la tarde y la fresca brisa que ondea sobre un banco, a salvo de los peces de ciudad y los tontos por ciento.


Él narra con sutiles pinceladas los caminos que le llevaron hasta aquellas coordenadas. Ella se describe como un libro abierto aún por escribir con la brújula palpitante. Se leen en acuarela y grafito y se dibujan en prosa y en verso. El murmullo de los curiosos acalla los lejanos pulsos del carrillón y los lontanos repiqueteos de la basílica. Solo el atardecer les recuerda que el resto del mundo ha seguido girando, cuando el oleaje, libre de salitre, refresca los petrificados pies de Alfonso XII


Y así un hombre cualquiera se enamora a primera lectura de las casetas, libros y firmas de la 81° feria del libro de Madrid.


domingo, 15 de mayo de 2022

Lo goyesco de los carteles

Un hombre cualquiera se encamina con chaleco, gorra, un clavel ajado en la solapa y un retoño en cochecito, junto a la soñadora en pijama a la pradera.

El autobús urbano avanza por la avenida con las alforjas llenas, tras dos años sin celebración. Los cuatro gatos se han multiplicado, ataviados con mascarilla, gel hidroalcohólico y lunares y pata de gallo. Al llegar a la parada de la plaza de Marqués de Vadillo, el alborozo se eleva sobre los adoquines al ritmo del desamordazado organillo y con el recuperado aroma de cerveza castiza y de importación. Lo ventoso de marzo y lo lluvioso de abril ha hecho brotar lo celebrado de los claveles, nardos, violetas y madroños sobre la engalanada pradera. El paseo sigue contando con un carril de ida y otro de vuelta para ordenar a propios, extraños, turistas y habituales. Entre ellos, Lili, tras sus gafas de sol y los lunares de su mascarilla, se agarra del tatuado brazo de Néstor, ataviado con gorra y clavel carmesí en la solapa. Vistos desde atrás podrían ser los protagonistas del cartel de 2022. Ambos son guiados por Rocín, y por Flaca, una galga adoptada para acompañar y aumentar la familia. Las dos mascotas lucen unas correas chulapas, rosa de topitos blancos, para él, y, de blanco y negro, para ella. Originalmente eran al revés, pero las medidas se cruzaron en la mesa de costura. Al alcanzar el primer resquicio de pradera con sombra, los cuatro se lanzan al verde, ya que el paseo desde su carabanchelera guarida del dragón ha sido largo. Bajo otra sombra y sobre otro césped, Victoria y Almudena han ideado una pradera vallecana en los jardines de la residencia de ancianos, aunque sin vistas al goyesco skyline madrileño. Mesas y sillas hacen las veces de toallas y manteles para celebrar junto a los residentes al ritmo de chotis y con algún exceso en la dieta. Todos los mayores van con una de las mascarillas con sonrisa, que Victoria diseñó contra la tristeza por la ausencia de los que no llegaron a la vacuna.

El rumor de las campanadas del mediodía se silencia por el traqueteo del carrito de Vera por el puente de Toledo, empujado por la alegría de Gloria y María. A diferencia del año pasado, ya se escucha el ambiente de la pradera. Las madres se encaminan al local de Izquierda Unida para inmortalizarse junto a Vera en el lugar donde se conocieron. Después se perderán entre el gentío en busca de una estampa goyesca con sombra, recuerdos y rosquillas. Y éstas las conseguirán en el puesto de Manuela, que lleva desde las ocho en la pradera. El ambiente de la fiesta parece rejuvenecerle de sus 74 vueltas al sol. Ajena a su edad, sin altavoz pone el grito en el cielo para llamar a curiosos y paseantes a la compra para de sus dulces. "¡Sabor a infanta, Cristina o Elena, para endulzar al niño y a la nena!" Al calor de los chascarrillos los paquetes de listas y tontas van vendiéndose entre el personal. Bajo la mesa, junto a ella, enrollado con sumo cuidado y dentro de su cilindro de cartón el cartel de San Isidro 2022. El nuevo ejemplar será parte de la exposición de Manuela: lo chulapo de los carteles; que prepara con una inusitada ilusión para el próximo año.    

Y así un hombre cualquiera brinda con la emperatriz berciana por volver a celebrar las fiestas sentados al lado de los amigos de siempre de la pradera bajo la sombra de los madroños; protagonistas de un cuadro de Goya.




Inspiración castiza con Mercedes deBellard

¿Te acuerdas de otros San Isidro?

2021: Lo abanicado de los carteles 

domingo, 1 de mayo de 2022

Lo indispensable de lo materno

Un hombre cualquiera recuerda que su primera palabra fue, indudablemente, mamá.


Cada madre esboza y dibuja la maternidad con las pinceladas con las que colorean la cotidianidad. Hay madres que inventan cuentos de hadas dentro de castillos de arena en su playa favorita. Hay madres que enseñan la cultura ancestral "da costa verdecente, ao raio transparente do prácido luar". Hay madres que se visten de violeta para igualar el rosa y el azul que estigmatiza la sociedad. Hay madres que encajan con fruición las piezas de los puzzles para enseñar que todo tiene su lugar y orden. Hay madres que suben a las murallas para otear el horizonte que conquistarán sus pequeños guerreros. Hay madres que imparten justicia equiparando los pesos en la balanza dorada de su despacho. Hay madres que remarcan el familiar acento de sus palabras para convertirlos en sabios consejos para compartir. Hay madres que imparten liberté, igualité y fraternité con la maestría de Delacroix. Hay madres que pintan flechas amarillas para señalar los caminos más allá del fin del mundo. Hay madres que economizan el paso marcial del tiempo para disfrutar de la felicidad.

 

Todas estas maternidades se sustentan en las prolijas enseñanzas de las madres que nos parieron. Las que nos enseñaron que las caricias sanan sin necesidad de una ilegible receta médica. Las que colorean de carmesí las plumas de las felices perdices. Las que idean platos horneados con la gloria del hogar. Las que disfrazan con soluciones de súper heroínas los imprevistos del día a día. Las que guardan el ingrediente secreto de la masa madre. Las que inmortalizan los recuerdos de los meses, que se escurren entre los manecillas del reloj. Las que inventan acolchados sueños en pijama sobre un cómodo rebaño de ovejas. Y que acaban definiendo lo materno que las hace indispensables.


Y así un hombre cualquiera recuerda que no solo el primer domingo de mayo es el día de la madre.

lunes, 18 de abril de 2022

Lo feliz de los paisajes

Un hombre cualquiera mira por la ventanilla del tren que le dibuja Nueva York en el paisaje.

Lo acolchado de los asientos son incapaces de tranquilizar las ganas de llegar. A babor y estribor, el tren va definiendo con su progresivo traqueteo los monumentos del skyline. El puente de Brooklyn, el edificio Chrysler, la sede de la ONU… la velocidad parece aminorarse para colorear el azul del Hudson, lo verde del Central Park o lo amarillo de los taxis. Y la brisa que sopla la estatua de la libertad blandea las banderas para iluminar con sus estrellas la ciudad.

Codo con codo, el maño ilustrado es el artífice de perfilar y teñir los paisajes del viaje. La felicidad la imagina en la tripulación de equilibristas, domadores y payasos, que atestan las ventanillas. La libreta de dibujo enmarca la meta con un Empire State, que roza la celestial cúpula con la yema de los dedos de King Kong. Inmenso, peludo y cinematográfico, que abraza a su rubia, made in Hollywood. Los recuerdos los enmarcan con passepartout para anotar lo vivido negro sobre blanco. Al calor de sus bocetos con imágenes geométricas que encajan, perfectamente, en los recovecos de la memoria.

Y así un hombre cualquiera admira la maña de los artistas que inmortalizan lo feliz de los viajes.

jueves, 14 de abril de 2022

Lo alegórico de abril

Un hombre cualquiera pasea por Sol, mientras los manifestantes republicanos se aglutinan para conmemorar el 14 de abril.


Entre los asistentes, la mirada se posa sobre una mujer de ojos grandes malvas, pelo rizado castaño y labios carnosos carmesí. Al hombro izquierdo sujeta con el brazo flexionado y el puño cerrado al mastil de madera tallado, hasta teñirse con el blandir tricolor por la brisa de la libertad. Su rostro perfilado y alegre con una belleza sempiterna de miss de los años treinta, podría pasar por musa para la alegoría republicana. La mente imagina que quizá su abuelo era artista de óleo y pincel y que su abuela, de la que heredó genética y porte, fue la inspiración de un tiempo de esperanza y progreso.


El don de color y pinceladas del abuelo habría ideado la fraternidad y el sentido común, frente al duelo de odio y sinrazón de los garrotazos. Y Torrijos no habría posado taciturno frente al pelotón de fusilamiento. En su lugar, una mesa habría servido de asiento a barretinas, alzacuellos, chisteras, marciales medallas, fajines goyescos y pesadas coronas. Y la humanidad habría negociado una salida democrática, justa y pacífica a la barbarie. Quizá así la influencia de los valores republicanos habrían brotado entre las divisiones sociales para florecer cada 14 de abril, sin miedo al blanco y negro del terrror de Guernica y de los retratos ecuestres que pudrieron el porvenir.


Y así un hombre cualquiera inmortaliza en la memoria inspiraciones republicanas a plena luz del sol.


miércoles, 13 de abril de 2022

Capítulo XII: Lo inconfundible de las extraordinarias

Un hombre cualquiera se encuentra con humanas extraordinarias y mujeres inconfundibles bajo los encapotados pórticos de Compostela y sobre los adoquines que encaminan a Malasaña.


La vida se dibuja con una espiral infinita. Un camino que circula en paralelo siempre hacia adelante y que vuelve a lugares y, sobre todo, a las personas que los construyen. Esa espiral se tatúa sobre el lienzo de la embajadora de la city para congelar el tiempo de los relojes y convertir en perennes las hojas del calendario. Sus terapéuticos abrazos deberían estudiarse en las facultades de medicina, su acento da sabor Atlántico a las historias que llenan sus cuadernos de bitácoras y sus huellas siempre se encaminan a la felicidad sin necesidad de baldosas amarillas.


Abril es un refrán lluvioso de las tierras de Breogán, un grafiti molón por las calles de Ferrol, un kilowatio pantagruélico para saborear y, sobre todo, un mes por celebrar lo espiral de los reencuentros con la embajadora de la city. Sus caminos comienzan en Santiago, sus músicas resuenan en festivales, sus brindis se tintan de verano, sus regalos se enmarcan en recuerdos, sus agendas se llenan de amigos, sus suertes se asientan en sus trece, sus días se endulzan con gominolas de la infancia y sus cumpleaños internacionalizan lo imprescindible de los besos. 


Y así un hombre cualquiera se viste de gala para asistir a los futuros recuerdos que caracteriza a lo inconfundible de las extraordinarias



¿Recuerda más extraordinarias inconfundibles?


Capítulo I: Fílmica norteña


Capítulo II: Mecenas del Quijote


Capítulo III: Forzuda equilibrista 


Capítulo IV: Alumbrante de historias 


Capítulo V: Soñadora en pijama


Capítulo VI: Aventurera de las siestas


Capítulo VII: Irónica politóloga


Capítulo VIII: Conversadora berciana


Capítulo IX: Sonriente comunicóloga


Capítulo X: Teniente con rizzo


Capítulo XI: mademoiselle del vestido burdeos.

domingo, 27 de marzo de 2022

Lo parisino de la cotidianidad

Un hombre cualquiera encuentra, tras el rodapié despegado del baño, una cajita con pequeños juguetes y el cromo de bahamontes de 1959.


La vida se construye por los pequeños detalles que suenan fugaces como estrellas de Bagdad en la radio. Por los campos de amapolas que tiñen de carmesí las instantáneas. Por el perfume sobre la almohada al despertar, que impregna los buenos días. Por las pecas de sésamo que adornan las hamburguesas. O por los vuelos de "bolboretas" que esparcen su alegría primaveral en pleno invierno.


Por la ventana, el rítmico acordeón acompasa el plisado de las cortinas, que mece la brisa del mediodía. Y el sonido se pierde entre las manos del aprendiz de frutero, que mima a las coles de Bruselas dentro de la bolsa de papel. Lo arrugado del envoltorio le avisan al vendedor de cupones que se encuentra en la frutería. Y el barrio se adereza con una elegante fragancia parisina en pleno barrio de Arganzuela.


Y así un hombre cualquiera se queda mirando a la soñadora en pijama y su irremediable parecido con Amélie.

domingo, 20 de marzo de 2022

Lo vergonzoso de la calima

Un hombre cualquiera dibuja un oasis sobre el enrojecido polvo del alfeizar

El tiempo avanza hacia cada centímetro que alcanza con la expansiva invasión de un desierto, que nunca retrocede. Grano a grano se vierte hasta rellenar el hemisferio inferior, desde un cielo enrojecido por la vergüenza. Abajo, la calima sedimenta inexorable sobre tejados, estatuas y conciencias. Entonces, las promesas se convierten en papel mojado, las esperanzas mutan en imposibles y el recuerdo se borra en olvido. Allá donde el desierto pierde la batalla frente al Atlántico, la nostalgia se ahoga con el salitre del naufragio y, al mismo tiempo, muere por la sed del espejismo.

En Madrid, el teñido sahariano embarra el asfalto, las ventanas y las huellas por la tristeza de una lluvia inconsolable entre Moncloa y ultramar. El capricho colonial y la aspiración imperial se abandonaron, desde los tiempos en blanco y negro con la descolorida esperanza de una oportunista marcha verde. No se pierde, lo que se habia abandonado. Una injusticia de décadas para devaluarse como moneda de cambio ante los gritos de auxilio.

Y así un hombre cualquiera se frota los llorosos ojos ante el espejismo 

martes, 15 de marzo de 2022

Lo esperanzador de los reflejos

Un hombre cualquiera levanta la vista al cielo al escuchar los motores de los aviones que sobrevuelan la ciudad.

La acuciante nubosidad impide ver los motorizados vuelos que emigran a la batalla y que ponen sonido a las pantallas del escaparate de la tienda de televisores. Cómo si se tratara de una película de Hollywood, los misiles y las bombas crean unos efectos nada especiales y, desgraciadamente, la sangre mancha de trepidante realidad el sensacionalismo de los noticieros.

Unos pasos más adelante, un músico callejero de barba, melena y símbolo de la paz en la guitarra alimenta los deseos del alma. Su voz implora: "Que la guerra no me sea indiferente. Es un monstruo grande y pisa fuerte." 

Y así un hombre cualquiera percibe el esperanzador reflejo de un hueco de sol entre los nublados.

miércoles, 23 de febrero de 2022

Lo embarazoso de la historia

Un hombre cualquiera echa un vistazo a la programación del Teatro de la Zarzuela.

Las inescrutables casualidades de la vida pueden evitar que estés presente en cualquier hecho que pueda rellenar los libros de texto de Historia; o te pueden situar en todos los eventos históricos contemporáneos, como a la familia Alcántara de Cuéntame. Por ejemplo, un embarazo de gemelos le sirvió de salvoconducto a la diputada Anna Balletbó para salir del Congreso, después de la entrada de Tejero y su séquito. Por suerte o por desgracia, el destino le convirtió en corresponsal de la Historia, por las circunstancias, al ser una de las primeras personas en contar lo acontecido de primera mano. Ella que siempre tiene su vena periodística activada.

Aquel 23 de febrero, treinta y tres minutos después de la llegada de los tricornios al Congreso, la limpiadora del Teatro de la Zarzuela se encontraba quitando el polvo a la taquilla. El plumero le servía de instrumento de limpieza y, también, hacía las veces de micrófono para su profesión frustrada de soprano. Y en estas estaba canturreando la “verbena de la paloma”, cuando el teléfono de taquilla comenzó a sonar. El respingo que dio hizo que se acordara, repentinamente, de la madre de Antonio Meucci; ya que era día descanso y no había funciones. Tras reponerse del susto, Carmen descolgó el auricular y respondió:

- Teatro de la Zarzuela, buenas tardes.

Al otro lado, desde el despacho de abogados de un compañero de partido, la política catalana le respondía con urgencia

- Buenas tardes, por favor, póngame con el Rey.

La limpiadora contrariada con la petición dejó unos segundos de silencio. Miró a su alrededor buscando explicación a aquella extraña petición entre los títulos programados del teatro y los nombres de los actores y cantantes e, incluso, buscó entre los teléfonos de las oficinas, por si había alguien apellidado Rey. Y ante el vacío de respuesta, desde el otro lado del hilo telefónico,

- Por favor, ¿me puede comunicar con Juan Carlos I? soy la diputada Anna Balletbó y acabo de salir del Congreso de los Diputados.

Carmen, entendiendo la confusión y desconociendo lo acontecido, respondió

- Disculpe se ha equivocado, ha llamado al Teatro de la Zarzuela, no al Palacio de la Zarzuela.

Y, de repente, el teléfono comenzó a comunicar; le habían colgado. La diputada socialista soltó una carcajada por la surrealista equivocación ante la gravedad de la situación que se vivía en el hemiciclo a escasos pasos de allí. Buscó en su agenda el teléfono de Jordi Pujol, quién le dio el número del Palacio de la Zarzuela y pudo hablar con el Jefe del Estado. Mientras, Carmen seguía riéndose de la equivocada llamada y canturreando entre medias de las risotadas. Feliz e ignorante de las balas que adornaban las cornisas del Congreso.

Y así un hombre cualquiera desecha la idea de asistir a la sesión de la Zarzuela por miedo a equivocarse y acabar en el palacio, en vez del teatro.