domingo, 24 de noviembre de 2019

Lo otoñal de las postrimerías


Un hombre cualquiera enmarca las coloridas instantáneas bercianas en las postrimerías del otoño.

Las cepas huérfanas de sarmientos y racimos palpitan en las cubas de las bodegas. En esa oscuridad donde los caldos encarnan sus sabores hasta maridar las pantagruélicas jornadas gastronómicas. Mientras los paisajes sufren del insomnio sin los grillos, que silencian su rítmico compás durante los sueños de las noches de verano.  

Al mismo tiempo, la decoloración de los castaños, robles y nogales degrada su escala desde el verdor estival. El mismo que asombró, semanas antes, a turistas y paisanos cuando la fiebre de los mercurios les enrojecía las mejillas y la fiebre del oro les doraba los bolsillos hasta la médula, junto a la orilla del río. Ahora las aguas del Sil comienzan a enfriarse entre el pantano y las fronteras de la Comarca; hasta olvidarse de su propio nombre. Allá donde se pierde el rumor del crepitar de las encinas al asar los pimientos y al hervir el almíbar que endulza el marrón glacé. Todo con un familiar y pegadizo acento que trastabilla la lengua entre los brindis de mencía y el descorche del godello.

Y así un hombre cualquiera atesora, a conciencia, los recuerdos en la patria chica de la soñadora en pijama, como valiosas reliquias templarias.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Lo mojado de los papeles

Un hombre cualquiera se planta frente a los carteles electorales en pleno diluvio.

El día de la marmota se repite otra vez. Esta vez el agua va resbalando sobre las sonrisas y los eslóganes. La tinta se va diluyendo hasta pintar los adoquines con pigmentos imposibles de combinar. Y sobre la pared la pureza de los carteles renace acartonada y liberados de las promesas del papel mojado.

La lluvia deja de empapar el chubasquero en una tregua inesperada. Allí, los cheques en blanco permanecen a la espera de portadores que los cobren. Con el rotulador permanente indeleble en la mano, el futuro comienza a escribirse negro sobre blanco. La palabra sanidad calma viejas dolencias latentes. Aquellas de las que la educación enseña para evitar que se repitan en la espiral de la Historia. Y que necesitamos pintar en verde esperanza ecológica con la conciencia puesta en los herederos del planeta. Los que trabajarán en tareas aún por diseñar en sociedades complejas y multiculturales. Por ahora, las predicciones meteorológicas anuncian nuevos nubarrones...

Y así un hombre cualquiera encarga el diseño de un arca dentro del sobre electoral