Un hombre cualquiera escucha alucinado un inconfundible bip bip en la desértica y calurosa sobremesa de agosto.
martes, 25 de agosto de 2020
Lo incumplido de las normas
lunes, 10 de agosto de 2020
Lo fugaz de los tesoros
Un hombre cualquiera se recuesta al atardecer sobre la arena de la playa frente a la escalerona.
La tierra prometida era líquida y azulada con un ligero sabor salado. Él lo atisba desde el desierto de asfalto, que le quema la planta de su pata de madera. Se mantiene pétreo y desafiante vestido con su casaca gris, carcomida prácticamente hasta el hombro de la manga derecha, bajo la que se dibuja su brazo tatuado. Su mirada fija con orgullo en el horizonte le convierte en un cíclope vigilante por el parche sobre su ojo izquierdo.
"La isla del tesoro", V. Cervera |
Entre sus manos despliega el mapa del tesoro, que había arrancado del manuscrito que atesoraba en el bolsillo interior del chaleco. La fresca brisa marina le sacude el rostro hasta cerrarle los párpados y alcanzar con su imaginación al ansiado cofre del tesoro. Al abrirlo el contenido rebosa hasta hundir sus pies entre las dulces cuentas de multicolores collares, los anillos decorados con joyas de piruleta y cientos de monedas doradas rellenas de chocolate. "¡Vamos Guille!", le despierta su padre, desde una manzana más adelante, de su marítima ensoñación. Corriendo, de vuelta con los pies en la tierra, se amarra a la mano paterna y retoman el camino al puerto.
Y así un hombre cualquiera con el cielo teñido con la bandera pirata espera los deseos fugaces de las lágrimas de San Lorenzo.
domingo, 9 de agosto de 2020
Capítulo IX: Lo inconfundible de las extraordinarias
Un hombre cualquiera tiene la innata capacidad de toparse con humanas extraordinarias y mujeres inconfundibles entre los pupitres de Unamuno y los campos de Delibes.
La inteligencia audiovisual destila parte de su alma de la montaña palentina y aprovechando que el Pisuerga pasa por Herrera, hay que presentar a la sonriente comunicóloga. El verano es eterno en el moreno de su piel, dorado por los paseos de la mano de Hércules, por los bailes en festivales junto a Mikel y los vuelos mágicos con Mary.
Los colores del arcoíris pintan sus recuerdos al huir del blanco y negro con el miope cristal de las gafas con que nos mira. Su gama de colores rompe como una ola el azul del mar, que tiñe las deportivistas orillas de Riazor. El verde de su montaña hilvana el traje para rescatarnos cuando las balas no reboten y volar no sea tan fácil. Siempre todo le combina con el amarillo de su estrella, que ilumina y guía con la potencia de la polar osa mayor. Y, sobre todo, el color caramelo que le da un sabor vintage a las fotografías de Instagram. Y con cada recuerdo añade nuevas tonalidades a su Pantone, salpicando en su particular 'Holi run' a los que le rodean.
Y así un hombre cualquiera espera seguir disfrutando de los coloridos recuerdos que caracteriza a lo inconfundible de las extraordinarias.
¿Recuerda más extraordinarias inconfundibles?
Capítulo I: Fílmica norteña
Capítulo II: Mecenas del Quijote
Capítulo III: Forzuda equilibrista
Capítulo IV: Alumbrante de historias
Capítulo V: Soñadora en pijama
Capítulo VI: Aventurera de las siestas
Capítulo VII: Irónica politóloga
Capítulo VIII: Conversadora berciana