domingo, 29 de noviembre de 2020

Lo impreso de las ilusiones

Un hombre cualquiera escucha a un paciente despedirse de un familiar a las puertas del hospital, ‘Sólo puedo pedirte que me esperes al otro lado de la nube negra

Desde marzo el cielo ha estado encapotado cada vez que alguien ha sufrido por esta maldita pandemia. La misma que nos ha amordazado hasta dejarnos sólo con la triste y desolada expresión del alma al observar la realidad. Un agujero tenebroso que ha ido creciendo día a día para destrozar todo lo que se encontraba a su paso. El eco de aquella despedida retumba repitiéndose hasta el hartazgo, alcanzando el fondo de la profunda brecha abierta. Antes de abandonar el recinto del hospital al echar la vista atrás, la pared del edificio parece sangrar por una oscura grieta.  Un doloroso latido fruto del estrés, la pena y la tensión del personal sanitario, que desde el primer momento, se atrinchera en la primera línea de la batalla.

La curiosidad sobre el hallazgo solo se sacia acercándose sin la intromisión de la miopía. Poco a poco aquel sombrío hoyo se conforma por pequeñas piezas. Mejor dicho, figuras, inicialmente similares a las diminutas personas que Máximo San Juan esbozaba en sus viñetas. De hecho, un poco más cerca, las figuras se humanizan no sólo corporalmente, sino porque expresan sentimientos de superación, de reencuentro y de vida, tras escapar de aquella nube negra sin paraguas, ni resguardo. La grieta se convierte en una ilusión óptica, según la distancia, el observador puede definir el árbol o la inmensidad del bosque. Ciertamente, la pandemia, que ha atacado sin distinción, se narra por las historias que hemos vivido todas y cada una de las personas que habitamos este planeta azul casi negro.

Y así un hombre cualquiera acaba admirando el arte urbano de Pejac al entender que su imaginación ha impreso la solidaridad y el apoyo de todos, como parte fundamental de la cura a la pandemia.


Caricia, Distancia Social y Superación de Pejac

viernes, 20 de noviembre de 2020

Lo heredado de la historia

Un hombre cualquiera se sorprende con la reaparición televisiva de Arias Navarro en blanco y negro para anunciar: 'Franco ha sobrevivido'.

Al escribir la Historia se consigue la eternidad. De hecho, el santo grial de Indiana Jones realmente era un tintero, donde bebe la pluma que convierte en inmortales a sus protagonistas. La herencia del Caudillo quedó atada y bien atada al común de los españoles, tanto a los que le sobrevivieron, como a los que hoy en día desconocen de su existencia. Leyes, símbolos, instituciones, monumentos, callejeros, parkings, amnesias y hasta el agua del grifo; todas siguen fluyendo por la misma gracia de Dios que filmó el NO-DO. Aún hoy, la estatua del joven legionario Francisco observa, desde la ultramar Melilla, la supervivencia de arcos del triunfo, un mausoleo exhumado y pazos ocupados y placas de calles y pueblos que le rinden homenaje. La Historia no se debe borrar, ni reescribir, pero la exaltación fanática puede emborronar la lectura objetiva.

Hechos tan cotidianos cómo pedir una hipoteca, la expropiación estatal para una obra pública, la pertenecía a un colegio oficial de cualquier profesión o los secretos de estado que roban del Banco de España en la última temporada de la Casa de Papel; todo, a día de hoy, sigue regulado por legislación franquista. De hecho, entre la dictadura y la Democracia, la jefatura del Estado se movió únicamente 15 kilómetros, la distancia que separa al Palacio del Pardo del Palacio de la Zarzuela, eso sí, unidos por la misma carretera y abastecidos por el mismo pantano. Cuya agua embalsada fue utilizada para inundar lo morado de las banderas, lo femenino de la igualdad, lo popular de los himnos, lo vergonzoso de las fosas o, entre otros muchos, lo planeado de la enseñanza. A pesar del paso del tiempo, lo único desenterrado son los beneficios de los múltiples parkings del centro de la capital, administrados por los herederos del Caudillo.

Y así un hombre cualquiera entiende el eterno blanco y negro del 20 de noviembre en el calendario con un sempiterno Arias Navarro.

 

Lo que queda del franquismo, Miguel González

domingo, 15 de noviembre de 2020

Lo sacudido de noviembre

Un hombre cualquiera observa en el calendario los diez días que sacudieron el mundo, bajo la óptica de John Reed y el encarnado pincel de Fernando Vicente.

Octubre históricamente se ilustra en letras rojas, que acaban por teñirse de negro en las postrimerías del mes de noviembre. La firme defensora de que todo tiempo pasado fue anterior y que acontece que no es poco, la ínclita Nieves Concostrina, afirma ‘a todos los fascistas les da por noviembre’. Por ejemplo, el nazismo germano de bigote de cepillo de dientes, del alzamiento de brazo sin intención de coger un taxi y de afición a las reuniones con cerveza en la Bürgerbräukeller tenía marcado el 9 de noviembre como el germen de todo, ya que allí se forjó el Putsch de Múnich. Por su parte, el fascismo italiano de las amenazantes camisas negras, de la épica mussoliniana de boato y marcial paso y del medieval corporativismo gremial convirtió a noviembre en el mes de nacimiento del Partido Nacional Fascista. O, por acudir al fascismo patrio, el franquismo de la gracia de dios, de la ensaladilla nacional y del muera la inteligencia sobrevivió a alemanes e italianos por no glorificar noviembre, justo el mes que el régimen acabó agonizando. Así por justicia poética y con motivo de la noche de los cristales rotos y la caída del muro de Berlín, el 9 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Lucha Contra el Fascismo.


'Rojo sobre negro', un hombre cualquiera
'Rojo sobre negro', un hombre cualquiera

La propaganda de los vencedores divulga su versión hasta convertirla en Historia. Sin diferenciar entre hechos reales o fake news, siempre que ensalcen a la causa. El truncado discurso de Unamuno frente a Millán Astray en la Universidad de Salamanca, que narró Amenábar en ‘Mientras dure la guerra’, sirve de punto de partida a Manuel Menchón para su documental sobre la mitificación creada alrededor del filósofo bilbaíno, ‘Palabras para un fin del mundo’. El documental narra la apropiación de la figura del intelectual por el régimen de Franco, a pesar de su posicionamiento político equidistante durante la guerra civil. De hecho, a pesar de la manipulada propaganda del franquismo que ideó que la razón de no conseguir el Nobel residía en la adhesión de Unamuno a la causa fascista; realmente, su crítica posición a los movimientos fascistas provocó las presiones de la Alemania nazi para no otorgarle el desierto premio de Literatura de la Academia de Suecia en 1935. Además, el histórico rector salmantino sufrió, por parte de la Falange y el bando nacional, extorsión, un confinamiento domiciliario por amenazas de muerte y que las causas de su muerte quedaran en entredicho, tras la visita del falangista Bartolomé Aragón en la tarde del 31 de diciembre de 1936. Con todas estas premisas del documental de Menchón, el régimen de Franco tergiversó la realidad y ocultó algunos hechos para manipular la Historia y falsificar la adhesión de Unamuno a su cruzada civil.


Y así un hombre cualquiera descubre otros oscuros días que también han sacudido al mundo.

lunes, 9 de noviembre de 2020

Lo petrificado de los presidentes

Un hombre cualquiera recordará las elecciones presidenciales estadounidenses por la derrota de Trump y, sobre todo, por el descubrimiento del condado de Maricopa, gracias a Emilio Domenech.

Los estadounidenses han estado paralizados frente a las pantallas, como el petrificado Monte Rushmore, durante el largo escrutinio tras el 4 de noviembre. Una reñida contienda electoral, a pesar de cuatro años de una gestión presidencial a golpe de tweet, de los desplantes a la prensa, de la verborrea destructiva de sus discursos, de la cuestionable política exterior, de las fake news, de los muros y de la nefasta política sanitaria contra la pandemia. Esta excéntrica legislatura, obviamente, ha dado paso a una campaña extraordinariamente atípica. La polarización social por los incidentes raciales. La cuestionable lucha electoral de dos canosos políticos septuagenarios. La incontrolada pandemia mundial, que ha contagiado al candidato a la relección en plena carrera presidencial. El récord de votos al candidato vencedor con más de 74 millones de apoyos. El milagroso cambio de color político de estados tradicionalmente republicanos. La victoria de un vicepresidente demócrata sin suceder al anterior presidente demócrata. O, hasta el bloqueo institucional del presidente saliente, mintiendo a la población y amarrado al sillón del despacho oval. Una temporada digna  de los guionistas de House of Cards o el Ala Oeste de la Casa Blanca.

Pero, los resultados más sobresalientes de la votación son los que volverían a dejar de piedra a Washington, Jefferson, Roosevelt y Lincoln. ¿Un hombre negro o un afrolatino abiertamente homosexuales elegidos representantes políticos de Estados Unidos? O, peor aún, ¿una mujer afroamericana ocupando un asiento en el Congreso? O, espera, Oh my God!, ¿una mujer de color asumiendo el cargo de vicepresidente del gobierno de Estados Unidos? Y es más, ¿y si a través de las listas electorales se eligen representantes musulmanes, nativos americanos o, incluso, transgénero? De hecho, los históricos presidentes se mirarían contrariados y se preguntarían: ¿Qué demonios es un transgénero? Lo peor de todo, que en pleno siglo XXI, el todavía Presidente, Donald Trump, tampoco entiende, ni comparte ninguno de estos resultados y situaciones personales, sociales y políticas. El casi expresidente republicano, el mismo que entró en la Casa Blanca con la torpeza de un elefante en una cacharrería,  sigue sin entender la democracia al patalear pidiendo que paren el recuento de los votos emitidos por el electorado. Quizás Trump fue alguno de aquellos extraterrestres que atacaban al Monte Rushmore en Mars Attack! Y eso explicaría muchas cosas...

Y así un hombre cualquiera se queda con la duda del resultado que habría conseguido Sanders y si Domenech consideraría al condado de Maricopa determinante con Bernie como candidato demócrata. 

domingo, 1 de noviembre de 2020

Lo impactante de los titulares

Un hombre cualquiera atiende al parte diario de la CNN sobre las elecciones a la Casa Blanca, cuando en el faldón de última hora aparece el titular: “Un asteroide camino a la Tierra”.

[…] yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón”, escribía Antonio Machado, quizá consciente de la fragilidad del planeta azul vagando en la inmensidad del universo. La vida, aferrada con los pies a la gravedad terrestre, se desarrolla alterada, complicada e inexorable entre la estratosfera y el salado nivel del mar, pero siempre inconsciente al destino intergaláctico. Ondas solares, supernovas, radiación gamma o asteroides son los cuatro caballos del apocalipsis, cuyas despavoridas carreras pueden descuartizar a la Tierra con la rápida y automática destreza de un vil asesino del Orient Exrpress.

Sin embargo, la humanidad cuenta con sus propias cápsulas del tiempo ante las amenazas apocalípticas. En la ártica isla noruega de Spitsbergen se asienta el búnker del Banco Mundial de Semillas. La denominada “cámara del fin del mundo” se sitúa a 130 metros bajo el Ártico y se gobierna por el Ministerio de Agricultura de Noruega, mediante un sistema de caja fuerte que escolta el granero mundial. Lo inhóspito del lugar ha hecho proliferar nuevos búnker. De hecho, a escasos kilómetros se ha construido el Banco Mundial de Oreo. La National Biscuit Company siguió la propuesta de sus consumidores, ante la llegada del 2018VP1, y creó una caja fuerte de hormigón para salvaguardar sus famosas galletas Oreo en todas sus variedades y sabores. Sin embargo, la cápsula del tiempo de Nabisco no incluirá las Chips Ahoy!, Belvita, Galletas Ritz, Triscuits o Thin Thins.

Y así un hombre cualquiera descubre que el asteroide no impactará contra la Tierra, como profecía apocalíptica por un posible segundo mandato de Donald Trump.