domingo, 15 de abril de 2018

Lo romano de las locuras


Un hombre cualquiera busca una ruta sin peajes a la Galia, pero el GPS le acaba situando en plena provincia de Tarragona.

La Galia de Astérix y Obélix, como la Numancia de la victoria pirrica o la Asturias resistente de Pelayo, se basa en la defensa a ultranza de lo propio frente al imperialismo preponderante. Lo que ahora llama Trump las guerras comerciales y que toda la vida, sin eufemismos, se ha llamado invasión. Quizá sea un acérrimo seguidor de Celtas Cortos y su "haz turismo invadiendo un país".

Bien, pues de aquellos romanos, de los posteriores musulmanes o los más cercanos estadounidenses, ahora todas sus tácticas y experiencias se han concentrado en unos nuevos invasores con imagen corporativa y campañas de marketing; se hacen llamar multinacionales. La evolución del colonialismo decimonónico crea embajadas en cualquier esquina de ciudad, aldea de montaña o en un pueblo con mar una noche después de un concierto. Y en lugar de tu bar, al verano siguiente, construyen una sucursal del Banco Hispanoamericano (o insertar marca globalizada deseada). La aldea gala ahora es L'Ametlla, que manteniendo la aplicación del plan general urbano de 1992, impide la instalación de multinacionales como el BBVA, Sareb o Lidl en su territorio municipal.

Y así un hombre cualquiera, cuando le hablan de las maravillas de la globalización, grita aquello de ¡Están locos estos romanos!.

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