jueves, 5 de abril de 2018

Lo imperecedero de los dodos


Un hombre cualquiera se siente Charles Darwin al redescubrir varios ejemplares del extinto dodo.

Estas chordatas columbiformes columbidae se han avistado esporádicamente en el noroeste peninsular. Se han encontrado en playas paradisíacas al abrigo de cordilleras amuralladas contra invasiones. O en comarcas de tierras encarnadas con un corazón tallado en oro por los romanos. Su capacidad de adaptación viene determinada por una robustez digna de los mejores jugadores del seis naciones y de la firmeza del parche de un tambor de banda de gaitas. Nacen manumisos a la imagen y semejanza de sus progenitores, cómo clones imperecederos al paso del tiempo.

Nunca le miran los dientes al caballo regalado, pero serían capaces de datar la edad del equino y su relación de parentesco con Camila Parker Bowles. Además, están protegidos por los mejores miembros de las fuerzas armadas y de las asociaciones de amigos de la ornitología. Según cuenta la leyenda urbana era el ave favorita de Oscar Wilde, que inspiró su famoso personaje, el polifacético Dorian Gray; porque, como el dueño del cuadro, los dodos cuentan con un pacto con el diablo para no envejecer jamás.

 Y así un hombre cualquiera pide al Museo de Ciencias una ampliación del 'Origen de las especies ' para incluir la "desextincion" de los dodos.

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