Un
hombre cualquiera se siente Charles Darwin al redescubrir varios ejemplares
del extinto dodo.
Estas
chordatas columbiformes columbidae se han avistado
esporádicamente en el noroeste peninsular. Se han encontrado en
playas paradisíacas al abrigo de cordilleras amuralladas contra
invasiones. O en comarcas de tierras encarnadas con un corazón
tallado en oro por los romanos. Su capacidad de adaptación viene
determinada por una robustez digna de los mejores jugadores del seis
naciones y de la firmeza del parche de un tambor de banda de gaitas.
Nacen manumisos a la imagen y semejanza de sus progenitores, cómo
clones imperecederos al paso del tiempo.
Nunca
le miran los dientes al caballo regalado, pero serían capaces de
datar la edad del equino y su relación de parentesco con Camila
Parker Bowles. Además, están protegidos por los mejores miembros de
las fuerzas armadas y de las asociaciones de amigos de la
ornitología. Según cuenta la leyenda urbana era el ave favorita de
Oscar Wilde, que inspiró su famoso personaje, el polifacético
Dorian Gray; porque, como el dueño del cuadro, los dodos cuentan con
un pacto con el diablo para no envejecer jamás.
Y
así un hombre cualquiera pide al Museo de Ciencias una ampliación
del 'Origen de las especies ' para incluir la "desextincion" de los dodos.
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