lunes, 4 de noviembre de 2019

Lo mojado de los papeles

Un hombre cualquiera se planta frente a los carteles electorales en pleno diluvio.

El día de la marmota se repite otra vez. Esta vez el agua va resbalando sobre las sonrisas y los eslóganes. La tinta se va diluyendo hasta pintar los adoquines con pigmentos imposibles de combinar. Y sobre la pared la pureza de los carteles renace acartonada y liberados de las promesas del papel mojado.

La lluvia deja de empapar el chubasquero en una tregua inesperada. Allí, los cheques en blanco permanecen a la espera de portadores que los cobren. Con el rotulador permanente indeleble en la mano, el futuro comienza a escribirse negro sobre blanco. La palabra sanidad calma viejas dolencias latentes. Aquellas de las que la educación enseña para evitar que se repitan en la espiral de la Historia. Y que necesitamos pintar en verde esperanza ecológica con la conciencia puesta en los herederos del planeta. Los que trabajarán en tareas aún por diseñar en sociedades complejas y multiculturales. Por ahora, las predicciones meteorológicas anuncian nuevos nubarrones...

Y así un hombre cualquiera encarga el diseño de un arca dentro del sobre electoral

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