martes, 12 de mayo de 2015

Lo encarnizado de las batallas




Un hombre cualquiera estrena urna y colegio electoral tras empadronarse por las circunstancias y no por el desarraigo, tomado por el espíritu de Paco Martínez Soria al llegar a la gran ciudad.

En estos tiempos que Chef, Bestia y Tapón son unos aprendices en el hurto de lo ajeno, comienza la campaña electoral para gobernar cada reino de taifas. La guerra es a golpe de encuesta y de discursos sobre papel mojado. Ahora comienza el verdadero fragor de la batalla con un  duelo a garrotazos, pero, en esta ocasión, las tierras movedizas nos tragaran a todos, sin consentimiento ni permiso, en las postrimerías de junio. Todo ello, si la huelga de Correos lo permite y si la Oficina del Censo Electoral suministrara una mágica papeleta con futuro y sin corruptos, al menos según las promesas programáticas.

Lo bueno de estas elecciones, y de todas ciertamente, es que nadie pierde, ya que una derrota aquí se cambia por un pacto allá. Y una victoria allá, equilibra el batacazo en ultramar. En esta ocasión, un voto cualquiera participará en la madre de todas las batallas, aunque el resultado este pactado, según los mentideros de la ciudad que hablan de un reparto "fifty fifty" entre rosas y gaviotas. A la espera del 24 de mayo, la intelectualidad, la indignacion y la justicia se enfrentan, durante quince días, al abolengo de la nobleza de tecnócratas y salvadores de la patria. Las lanzas afiladas vibran con el redoble de tambores de guerra. Y aunque el guionista es mas benévolo que George R. R. Martin, la sangre mutará en tinta hasta acartonar las promesas de los discursos.

Y así un hombre cualquiera presencia lo encarnizado de las batallas desde la volátil barrera de papeletas y sobres.

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