Un hombre cualquiera descubre que los concursantes de Gran Hermano tienen
derecho al voto y hasta lo ejercen.
Mientras una realidad paralela se desarrolla en un sexto con ascensor. Una selecta muestra de la sociedad se reúne para realizar una prueba electoral a una semana del 20D. Los organizadores (Pablo Iglesias y la hipster de Rajoy) tiraron de agenda para preparar y pronosticar el resultado de las elecciones. El evento reunió a lo más granado: "podemitas", naranjitos, feminazis, voxtantes, mayúsculas vocales, niñas de Rajoy, sindicalistas y hasta Monedero, en modo postureo. Para revisar el proceso un equipo de observadores internacionales, sin mancha ni pelos en la lengua, formada por Bill Clinton y su becaria Mónica Lewinsky.
Albert Rivera, como
ganador de la Liga de Debate Universitario, protagonizó una serie de concienzudos
debates: ¿Beatles o Rolling?, ¿Apple o Windows?, ¿Nesquick o Cola Cao?, ¿ Y la
española?, ¿Y la europea? ¡Campana y se acabó! Ramón García y Ana Obregón,
desde la memoria de youtube, nos explican el mecanismo de las campanadas.
¡Feliz 1996! Mientras, los asistentes del evento van votando el mejor candidato
a la Presidente del Gobierno. El dueño de la urna realiza el escrutinio y, al
más puro estilo de Lluvia de Estrellas, los votos se convierten en el
"campechano y ranchero", Bertín Osborne.
Y así un hombre
cualquiera disfruta de la "fiesta de la democracia" sin la
incertidumbre del recuento de una verdadera noche electoral.
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