miércoles, 9 de diciembre de 2015

Lo ojiplático de los estorninos



Un  hombre cualquiera relee el artículo 'Los estorninos" de Manuel Vicent entre tanta carta electoral que habla sobre el futuro y olvida el pasado.

Estas elecciones son atípicas por muchas razones, un rara avis que puede convertirse en un gorrión común, según evolucione la ornitologia en la próxima legislatura. A lo que iba, que me entre tengo con el vuelo de una gaviota sobre el Manzanares. Estas elecciones han roto la baraja, que diseñó Fournier en la década de los 70's. En primer lugar, la fecha elegida es la víspera del solsticio de invierno, lejos de la alterada sangre primaveral. En segundo lugar, el bipartidismo se doblega por agotamiento. La nueva clase política irrumpe utilizando tradicionales instrumentos, pero regenerando discursos y prácticas. Y, en tercer lugar, la crisis se convierte en un crónico estado de supervivencia. ¿Cuánto puedes prometer si el presupuesto esta diezmado por el hambre de las vacas flacas? Y, todo esto, a las puertas de la navidad proporcionando más madera (de la habitual) a cuñados y primos segundos para calentar la sobremesa de las comidas y cenas de estas entrañables fechas.

Pero hay más, la incertidumbre de las encuestas salpica las conversaciones de los votantes, que se encuentran ojipláticos frente a los contendientes: candidatos que ni vienen ni se les espera, marcas blancas que se destiñen con cada propuesta, globos que se desinflan en pleno vuelo por el camino recorrido, los candidatos perfectos diseñados en cartón pluma no aptos para huracanes, Hamelín sin flauta y con una plaga de ratas en casa y las bisagras de siempre que no encuentran anti-oxidante para abrir las puertas. Y esto es España, ¿en serio? La italianización del Congreso convertirá a los leones en dos gatos pardos. Todo cambiará para que todo quede igual, como decía Giuseppe di Lampedusa. Y, a partir del día siguiente, nos preocuparemos sobre la elasticidad de la cuerda. La flexibilidad de las negociaciones acabará con el tradicional y torpe tira y afloja y, finalmente, como cantaba Lluis Llach, ¡i ens podrem alliberar!

Y así un hombre cualquiera espera expectante a la resaca del 21 de diciembre de 2015 para construir soluciones de futuro aprendiendo de los errores del pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario