Un hombre cualquiera relee el artículo 'Los estorninos"
de Manuel Vicent entre tanta carta electoral que habla sobre el futuro y olvida
el pasado.
Estas
elecciones son atípicas por muchas razones, un rara avis que puede convertirse
en un gorrión común, según evolucione la ornitologia en la próxima legislatura.
A lo que iba, que me entre tengo con el vuelo de una gaviota sobre el
Manzanares. Estas elecciones han roto la baraja, que diseñó Fournier en la
década de los 70's. En primer lugar, la fecha elegida es la víspera del
solsticio de invierno, lejos de la alterada sangre primaveral. En segundo
lugar, el bipartidismo se doblega por agotamiento. La nueva clase política
irrumpe utilizando tradicionales instrumentos, pero regenerando discursos y
prácticas. Y, en tercer lugar, la crisis se convierte en un crónico estado de
supervivencia. ¿Cuánto puedes prometer si el presupuesto esta diezmado por el
hambre de las vacas flacas? Y, todo esto, a las puertas de la navidad
proporcionando más madera (de la habitual) a cuñados y primos segundos para
calentar la sobremesa de las comidas y cenas de estas entrañables fechas.
Pero
hay más, la incertidumbre de las encuestas salpica las conversaciones de los
votantes, que se encuentran ojipláticos frente a los contendientes: candidatos
que ni vienen ni se les espera, marcas blancas que se destiñen con cada
propuesta, globos que se desinflan en pleno vuelo por el camino recorrido, los
candidatos perfectos diseñados en cartón pluma no aptos para huracanes, Hamelín
sin flauta y con una plaga de ratas en casa y las bisagras de siempre que no
encuentran anti-oxidante para abrir las puertas. Y esto es España, ¿en serio?
La italianización del Congreso convertirá a los leones en dos gatos pardos.
Todo cambiará para que todo quede igual, como decía Giuseppe di Lampedusa. Y, a
partir del día siguiente, nos preocuparemos sobre la elasticidad de la cuerda.
La flexibilidad de las negociaciones acabará con el tradicional y torpe tira y
afloja y, finalmente, como cantaba Lluis Llach, ¡i ens podrem alliberar!
Y así un hombre
cualquiera espera expectante a la resaca del 21 de diciembre de 2015 para
construir soluciones de futuro aprendiendo de los errores del pasado.
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