Un
hombre cualquiera tiene la innata capacidad de toparse con humanas
extraordinarias y mujeres inconfundibles entre lo universitario de
los campus y el vuelo del botafumeiro.
Las
ciudades son escenarios que se añoran por las vidas que las ocuparon
y no por las piedras que las construyen. De hecho, al revisitar los
lugares en los que fuimos felices, rescatamos los recuerdos
compartidos que, con el tiempo, aprendimos a degustar en lo
inmortalizado de los viejos álbumes de fotos. Y, con ellos, la vida
se construye por lo que hicimos, lo que reímos y lo que brindamos.
Todo protagonizado por las personas que siguen estando a una llamada
de teléfono, a una postal de correo, o a un viaje de distancia.
Y
en ese álbum está inmortalizada la irónica politóloga, que fue
capaz de imprimir su esencia entre los pupitres, como la luz lo hace
sobre el celuloide. Pero ella no es un personaje, sino una
protagonista. Y ha sido capaz de huir a la ciudad tras la 'Rebelión
en la granja' lo que le aportó la libertad para volar. También,
fundar una compañía solvente a lo 'Bonnie and Clyde' que le aseguró
vivir sin miedo. Y, además, conseguir ser una 'Rebelde sin causa'
que le definió como poseedora de la reconfortante felicidad.
Y
así un hombre cualquiera espera seguir disfrutando de la esencia que
caracteriza a a lo inconfundible de las extraordinarias.
¿Recuerda más extraordinarias inconfundibles?
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