lunes, 22 de julio de 2013

Lo esperado del futuro



Un hombre cualquiera celebra el 14 de julio, brindando con un afrutado burdeos y degustando un aromático roquefort, durante su anual ataque de amnesia histórica.


Un hombre cualquiera siente el desperezar de una nueva vida a mano descubierta sobre el cómodo cobijo materno, a menos de un mes de comenzar a bordar futuros recuerdos sobre el libro de familia. Esta sensación provoca un escalofrío desde las yemas de los dedos y hasta las entrañas del corvejón , que empequeñece, en lo que dura un simple parpadeo, las triviales preocupaciones y problemas del día a día.


Y mientras tanto, la espera, que el reloj recorta en forma de guirnaldas entre sus manecillas, se aminora entre preparativos, arreglos y planes. La lenta rapidez del tiempo nos hará recordar aquel caluroso verano, que tardó un siglo en pasar, a la sombra del continuo planear de una cigüeña que no acababa de llegar con su parisino pedido.


Y así un hombre cualquiera afrancesa su paladar mientras comienza a tararear aquello de 'allons enfants de la patrie...' hasta que recobra la entonación del himno de Riego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario