lunes, 14 de marzo de 2016

Lo atascado del impasse




Un hombre cualquiera transita lentamente por los primeros kilómetros de la A6 cuando observa un OVNI sobre el cotidiano atasco.



La automatizada realidad acopla, uno a uno, cada minúsculo engranaje. Así funciona el show de Truman, una estable monotonía fabricada con la repetición constante. Como el entrenamiento que fortalece, día a día, el sistema muscular de los jugadores. Sobre el renaciente césped primaveral, el equipo de rugby recorre el campo con carreras y saltos para calentar antes del partido. El árbitro con el balón en mano se dirige al centro del campo, mientras los jugadores se colocan en sus posiciones. Los jugadores de indumentaria naranja al lado derecho y los barbudos deportistas con elástica morada justo enfrente. El árbitro designado, caracterizado por una palaciega tez blanca, parece tener hasta sangre azul por las llamativas venas de su antebrazo. Mientras todos se colocan, el árbitro comprueba la hora en su móvil y aprovecha para ver si tiene mensajes comprometidos que deba borrar de su teléfono. En la tribuna central, la seguridad de la barrera conserva a los incrédulos que no entienden las nuevas reglas de un deporte que creían controlar. Y unos dudosos aficionados ocupan su localidad debatiendo a qué equipo apoyar.



El reloj parecía ralentizado y hasta el árbitro parecía pedir la hora. Un peligroso contraataque pone en jaque a los morados. En un despiste de la defensa y en plena carrera el equipo contrario coge el balón para patearlo entre los tres palos. Así, emulando a Dan Carter, le pega una sobredimensionada patada. El campo deja de ser el único espacio de juego. El ovalado balón sobrevoló el enjambre metálico asombrando a conductores y pasajeros hasta cruzar al otro lado de la autovía. El inesperado proyectil sorprendió, en la hora del bocadillo, a los guardias civiles que vigilan los muros del palacio. El balón hizo estallar el ventanal de la Moncloa hasta aterrizar sobre la mesa del bedel. Cuando llegó a su mesa se encontró cristales rotos, manchas de barro y papeles revueltos sobre el borrador del decreto de convocatoria de elecciones anticipadas.

Y así un hombre cualquiera busca en su GPS rutas alternativas para descongestionar el tráfico e identificar los objetos volantes.

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