jueves, 31 de marzo de 2016

Lo analógico de los robos




Un hombre cualquiera se despierta empapado en sudor por su huída de los disparos de la policía para detenerle, que acaban convirtiéndose en los tambores de la procesión de la mañana de viernes santo. 


La semana santa, desde un punto de vista agnóstico o ateo, son unos días sin colegio ni oficina que aparecen entre marzo y abril por milagrosa acción divina. Eso debe pensar, también, la OPEP, porque con tantos desplazamientos las reservas de petróleo de Oriente Próximo deben reportar unos cuantiosos ingresos a los jeques para seguir viviendo como dios. Paradójicamente, en esos días la vida funciona a medio gas y la inactividad promueve el aburrimiento y hasta el sopor. Tanto como una jubilación ociosa sin fondos bancarios. Eso debieron pensar cuatro jubilados británicos hace apenas un año. Ante otra tediosa tarde de dominó y cartas, cuatro ancianos británicos decidieron perpetrar un sonado último robo para alcanzar la gloria del botín o, simplemente, entrar en el Record Guinness de los robos perpetrados por los ladrones más longevos de la historia.


En pleno periodo tecnológico, los cuatro pensionistas planearon un robo en analógico. Así, el ruido de las alarmas de las puertas de seguridad y un atronador taladro industrial se ocultaron en la santa calma de la madrugada de Viernes Santo. La alevosía y la nocturnidad de los insomnes ladrones de avanzada edad les sirvió de coartada para el robo de la caja de depósitos de Hatton Garden. Quizá  querían una nueva historia que contarles a sus nietos o quizá la sedentaria vida de jubilado les hizo buscar una última aventura. Sin embargo, el plan tenía varias grietas y el peso de lo sustraído acabó hundiéndoles, como el lujoso Titanic, por un tecnológico iceberg con el que no contaban. Al final, los lectores de matrículas, las cámaras de vigilancia y la grabación de las conversaciones telefónicas acabaron descubriéndoles. Pero, ellos despidieron su carrera delictiva por todo lo alto, vaciando 73 cajas de seguridad del londinense Hatton Garden..
 
Y así un hombre cualquiera espera ansioso la llegaba a los cines de este planificado gran golpe, protagonizado por el magnífico Michael Caine.

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