lunes, 31 de diciembre de 2018

Lo impulsado de los viajes

Un hombre cualquiera se prepara para el nuevo movimiento de traslación que está a punto de impulsarlo.

Durante el despegue le coge la mano a la soñadora en pijama para aplacar los nervios. Más por la lista de propósitos por completar, que por el viaje. Los preparativos esperan entre la maleta atiborrada de costuras y el cuaderno de bitácora hambriento de tinta. Y en la mochila con la vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne para inspirar los días y soñar la noches. También, hay un mapa plegado para encontrar los lugares donde aguardan nuestras futuras anécdotas y los paisajes que colorearán nuestras pétreas instantáneas. Y sin olvidar la aguja y la brújula que hilan los puntos cardinales sin sutura.

Y sin darse cuenta habrá que dejarse llevar por la velocidad de crucero para volar en vagones fletados por Hogwarts. Sumergirse por las corrientes de asfalto de la ruta 66. E, incluso, navegar sin preocuparse por el reloj al timón del Delorean. Sin duda, viajar es utilizar el tiempo para encontrar la felicidad.

Y así un hombre cualquiera espera templar los engranajes de rotación y traslación para moverse en un ¡Feliz 2019!

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