lunes, 7 de enero de 2019

Lo británico de la Comarca

Un hombre cualquiera acude a su tradicional primera cena del año con los habitantes de la Comarca, ataviado con chaleco, bombín y monóculo.

La cena, a pesar de celebrarse entre las Médulas y el Manzanal, no contiene botillo, ni castañas y, mucho menos, patatas bravas del Bodegón. A cambio el menú se prepara al otro lado del mostrador entre bandejas, freidoras y bolsitas de ketchup. Todo bajo la atenta mirada del retrato de la dueña del local, la mismísima Elizabeth II. Sí, sí la suegra de Camila Parker Bowles y la doble real de Helen Mirren. Aquel McDonald's, junto a la ribera del Sil, se había convertido con todo el boato y abolengo en una réplica del restaurante homónimo ubicado en Banbury.

Allí, dentro de las propiedades de la corona británica, se asienta un curioso restaurante con Ronald McDonald, cómo bufón real, y sin carne de camello, como en las coloniales sucursales de los restaurantes de la India. Los empleados hacen cambio de guardia cuando se produce el relevo de horarios. Y el plato estrella es el Big Mac, pero con un cambio de nombre al ser elevado a la categoría de Sir Big Mac de la Orden del Imperio Británico, como David Beckham, Colin Firth o Mick Jagger. Además, el uniforme de los empleados, al estar bajo el gobierno real, se compone de levita y corbata. En ocasiones desde las cocinas se oye una irónica arenga: God save the burguer!

Y así un hombre cualquiera recuerda su primera cena del año nuevo con algunas licencias poéticas y, obviamente, el deseado  juguete del Happy Meal.

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