martes, 16 de febrero de 2016

Lo aleccionado de las perigrinaciones



Un hombre cualquiera se declara fanático de las viñetas y fotografías que explican y definen la realidad con un sólo vistazo.

Era la hora de literatura mundial. La lección del dia era sobre el padre del modernismo: Rubén Darío. El maestro comienza con un dictado del texto de Peregrinaciones del autor: "Otra cosa. Los pocos niños que se encuentran en los jardines, que van a respirar el oxígeno de los paseos y parques, no tienen, por lo general, aspecto de niños. Son hombrecitos y mujercitas." De esta forma los alumnos interiorizan su propia realidad. Una, desgraciadamente, esperada alarma comenzó a sonar por la megafonía. Un nuevo bombardeo cercano a la agrietada escuela de Alepo. Otra vez, Abdala y Dania, siguiendo el protocolo, se metieron bajo sus pupitres. Ella con su libro bajo el brazo y él con su achatado lápiz sin punta.

Cuando el bombardeo termina, los dos niños salen de debajo de sus pupitres. Una pared se ha venido abajo y deja ver el paisaje exterior. Frente al colegio, el Big Ben marca las 11:00 a.m., es la hora del recreo. El horror de Alepo hace temblar de miedo a Londres, al menos, por un día. El temblor hace tintinear las tazas del desayuno de Isabel de Inglaterra. También, los folios del discurso de David Cameron se descolocan. Y el humo de la pipa se confunde con el polvo del bombardeo. Sherlock Holmes sólo puede ver entre los cascotes los oscuros intereses que guían a los que gobiernan.

Y así un hombre cualquiera basa su fanatismo en la máxima del refranero, "que una imagen vale más que mil palabras".

Basado en hechos reales:

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