sábado, 7 de septiembre de 2019

Lo escondido de las bambalinas

Un hombre cualquiera absorto por el Super Trouper de ABBA atraviesa un barrio vacacional camino al atardecer.

La imagen del barrio parecía una instantánea del Show de Truman. El césped perfectamente recortado, los rayos del sol reflejando en el blanco de las vallas y el cielo limpió de nubes sobre las buhardillas repletas de recuerdos enterrados entre cajas. La calle estaba regulada a treinta kilómetros por hora, convirtiendo a  los coches en un travelling a cámara lenta para filmar la perfección del vecindario. Desde la primera casa, donde las lámparas de las cocinas iluminan las vidas tras las ventanas, se proyecta el sueño americano de una película made in Hollywood.

El indiscreto espectador observa las sonrisas Profident y los mandiles inmaculados, pero en sus miradas se agazapa lo que esconden tras los marcos de las miradas. La mesa de la cocina expone el hormiguero artificial sobre el que el niño vierte licor para emborrachar a sus insectos. Tras él, la madre cierra la puerta de la despensa para buscar otro ansiolítico, escondido en el bote de la harina. De repente, la hermana mayor aparece entre las cortinas de la habitación de arriba, donde prepara su videocámara a la hora de la ducha de la vecina. Y de vuelta en la cocina, el padre en primer plano sonríe, mientras filetea aquella masa de carne que atropelló, supuestamente, de forma accidental la noche anterior. Aquel terrorífico thriller termina al sobrepasar la valla del jardín del vecino. Allí, una sutil brisa mueve las oscuras bambalinas, dónde se esconden los trapos sucios de la siguiente casa, lejos de las felices imágenes de Instagram. Y así una casa tras otra hasta llegar a su alquilado hogar por Airbnb.  Por el retrovisor al entrar al garaje, su vecino de enfrente, un doble de Kevin Spacey, le saluda haciendo pesas desde su gimnasio improvisado.

Y así un hombre cualquiera sonríe al apagar la música que entona el "there are moments when I think I'm going crazy".


  la hermana mayor subiendo a su habitación a la hora de la ducha de la vecina para cambiar la cinta de su videocámara; y, sonriente frente a la ventana, el padre filetea aquella masa de carne que atropelló supuestamente de forma accidental. Al observar la siguiente casa, 


No hay comentarios:

Publicar un comentario