viernes, 3 de noviembre de 2023

Lo inconfesable de los pecados

Un hombre cualquiera pasea contra viento y marea en busca de los artificiales fuegos fatuos.

La incesante lluvia no apacigua la alevosía y nocturnidad intramuros. Dentro, las llamaradas crepitan cautivas en la soledad de la celda y, al alcanzarse la medianoche, su espectro asombra desde la indiscreta ventana. Los nervios se intentan manejar en un ir y venir incansable recorriendo la estancia y en la búsqueda de ideas y planes de huida por los recovecos de los pensamientos.


"Confesiones", Javier Alonso

El espacio de tiempo de la noche de muertos le hizo aparecer con un repiqueteo de nudillos al otro lado del alféizar. Un frío mortecino le atravesó el hábito hasta apaciguó la chimenea a unas templadas ascuas. Entre el cielo y el infierno, la oscuridad de la cerradura oculta el Purgatorio de los pecados inconfesables.


Y así un hombre cualquiera recita ante el monasterio: "No es verdad ángel de amor."

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