Un hombre cualquiera acude a la mariscada apostada la víspera del resultado electoral de julio de 2023
El restaurante elegido es la más grande del mundo, porque se entra por Cádiz y se sale por Barcelona. Las dos calles del centro de Madrid por las que se puede acceder al restaurante. La carta está salpicada de Atlántico, Cantábrico y Mediterráneo. Y el cocinero conserva recetas tradicionales, sus cuadernos atesoran trucos culinarios aprendidos entre Finisterre y el Mar Menor. Y, también, su despensa se nutre de condimentos cultivados en los confines del reino y hasta productos conquistados en las islas construidas al calor de los volcanes. Un hambriento bagaje de mercados, menús, cocinas, maestros y platos con sabor a la receta de la abuela.
La variedad de una rica dieta se define por el aroma que aporta la rosa de los vientos. Una especia que se consigue con cada viaje y descubriendo sabores que por no probarlos se pierden sus matices y que al saborearlos se entiende el valor de fusionar tradición e innovación. Por ello, la vanguardia gastronómica se nutre al calor de la experiencia en los fogones y de los experimentos que nadie se atrevió antes a emplatar.
Y así un hombre cualquiera apunta al camarero la comanda con el eco cercano de la lectura del resultado de la sesión de investidura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario