jueves, 4 de abril de 2013

Lo artistico del insomnio


Un hombre cualquiera sufre una centenaria regresión, al más puro estilo de Benjamin Button, de 100 a 0, sin los intereses a plazo variable de las arrugas.
Un hombre cualquiera recuerda la licencia artística de escribir a 24 fotogramas por minuto al alcanzar la centenaria mayoría de edad. La invisible película que protagoniza, sin guión ni trama prevista, se va forjando entrada a entrada sobre las historias reales y sus experiencias ficticias. A pesar de aparentar una siesta atemporal sobre los viñeteros bocadillos de la realidad, realmente se camufla en la transparencia de su alias para inspirarse en la superada ficción de las vidas que le rodean.
El insomnio diurno añora la perniciosa vida nocturna por su carácter prolífico y gamberro, pero el foco solar ahorra energía e ilumina sin peligro de fundir los plomos, desde el alba y hasta el luscofusco. Y  el rodaje continúa. Y las secuencias acaban encajando en un puzle, cuyas piezas van apareciendo de forma inesperada entre las flexibles ranuras del grillete con manecillas.
Y así un hombre cualquiera aprovecha su similitud con Brad Pitt para adoptar ideas de todas las razas y continentes allende los mares, pero sin el coyright de Benetton.

No hay comentarios:

Publicar un comentario