domingo, 27 de octubre de 2019

Lo accionado de las protestas

Un hombre cualquiera observa la estatua de Winston Churchill en la plaza del Parlamento.

El sonido de una avioneta le distrae hacia el extraordinario cielo azul londinense. A escasa altura una pequeña aeronave amarilla volaba dando círculos hasta que por sus ventanas empezaron a volar una suerte de papeles. Las octavillas comenzaron a sobrevolar la ciudad y, por la fuerza de la gravedad, a planear hasta el suelo. Mientras tanto a pie de calle unas camionetas con su mercancía al descubierto se acercaban a las inmediaciones. El amarillo de los kilos y kilos de plátanos, sin duda, llamaban la atención, y, más aún, cuando comenzaron a colapsar el tráfico. Inmediatamente, los bobbies se apresuraron a pedirles que reanudarán la marcha. Según contaba The Guardian, a la mañana siguiente.

El repentino ataque de otoño apareció en escena con el suave descender de las octavillas. Propios y paseantes comenzaron a recoger alguna de aquellas hojas y a comentar entre ellos el curioso mensaje que habían recibido. Al mismo tiempo, las aceras de los aledaños comenzaron a atestarse de curiosos y, sobre todo, con las cantidades ingentes de plátanos que atrincheraban el recinto del Big Ben. Los camiones vacíos comenzaron a abandonar las inmediaciones. De hecho, el dron de la policía captó la imagen de la caja de los remolques, donde se encontraban dibujados los retratos de Boris Johnson, Theresa May o David Cameron junto al lema  "The First Monkey Minister". La imagen cenital y, también, el dibujo de las octavillas, protagonizarían las portadas de los periódicos del día siguiente, y correrían por todo Twitter como la pólvora. La acción pública ganaba en fuerza con los monos dibujados por Bansky; en las octavillas había inmortalizado la Cámara de los Comunes repleta de monos, bajo el título: Devolved Parliament.

Y así un hombre cualquiera busca entre las caras de la gente las máscaras de V de Vendetta.

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