domingo, 12 de abril de 2020

Lo parisino de los seiscientos

Un hombre cualquiera observa, desde su ventana, como un Maserati impaciente ruge tras un Seat 600 aparcando, mientras Netflix carga 'La casa de papel'.

La escena automovilística termina con un adelantamiento impreciso del deportivo, que acaba por reventarse las llantas con el bordillo una manzana más adelante. Nada grave que unos cientos de euros no arregle, pero la cura de humildad no hay dinero que la pague. Unos metros más atrás, la dueña del 600, ajena a las prisas que le adelantaron, coge las bolsa de la compra del asiento del copiloto y busca la llave del portal de camino.

'Plaza 600', Ana Arias


A punto de llegar a la puerta del piso, él le abre con un flamante ramo de margaritas, que normalmente adorna el salón. Una peculiar forma de celebrar otro día doce cualquiera, sin necesidad de estar coloreado en el calendario y sin poder salir de casa. Ella le lanza un beso en la distancia y él le dice "eres como un 600 al que cuidar durante los próximos 50 años y vivir el resto de aventura de nuestra vida juntos".

Y así un hombre cualquiera se sube la cremallera del mono rojo y se coloca la careta de Dalí para ver 'El plan París'

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