domingo, 2 de mayo de 2021

Lo imprescindible de lo materno

Un hombre cualquiera recuerda que su primera palabra fue, indudablemente, mamá.

Cada madre esboza y dibuja la maternidad con el acolchado amor que encierran sus abrazos. Hay madres que elaboran brebajes para convertir a sus hijas en reales hadas de cuento. Hay madres que enseñan en lenguas maternas para arraigar sus frutos a la tierra. Hay madres que tiñen sus vidas con el violeta de la igualdad.  Hay madres que habitan islas paradisíacas para encontrar los tesoros encarcelados en los mapas. Hay madres que esculpen guerreros de terracota para entrenarles ante las continúas batallas de la vida. Hay madres que defienden con todas las de la ley el futuro de sus pequeñas. Hay madres que escancian su cariño cada día en un manual de consejos para encontrar la felicidad. Hay madres que desarrollan un familiar "savoir-fair" de anécdotas, fotos y recuerdos. Hay madres...
 
Todas estas recetas de la maternidad se complementan con los indispensables trucos de las madres que nos parieron. Las que nos enseñaron que los mandiles se convierten en capas de heroína. Las que tiñen sus besos en el color carmesí de las princesas. Las que hornean las ideas hasta dorarlas de felicidad. Las que hilvanan los disfraces de todos los personajes que siempre quisimos ser. Las que preparan el pan de cada día con el ingrediente fundamental de la masa madre. Las que fotografían los recuerdos de infancia con el colorido efecto de una lomo y la instantaneidad de una Polaroid. Las que inventan historias para dormir y soñar en pijama. Y que acaban definiendo lo materno que las hace imprescindibles.

Y así un hombre cualquiera recuerda que no solo el primer domingo de mayo es el día de la madre.

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